México: Sin Pies Ni Cabeza, La Administración Peña Nieto

El páis de mal en peor, pero las cuentas bancarias de los políticos corruptos gozan de cabal salud.

Si el gobierno federal dejara de gastar los miles de millones de pesos del erario que destina para publicitar sus campañas en los medios de difusión masivos con mensajes que la mayoría de las veces son falsos, y utilizara este dinero precisamente para hacer todo eso que menciona en sus spots radiales y televisivos, seguramente el pueblo de México se lo agradecería.

Pero desgraciadamente no es así, y con tristeza e impotencia atestiguamos que toda esa parafernalia propagandística, que se realiza con los recursos de los contribuyentes, no sirve para nada, más que para enriquecer ofensivamente a los grandes magnates propietarios del duopolio televisivo, concesiones radiales y no pocos medios impresos.

En los hechos, fuera del mundo maravilloso que se crean nuestros gobernantes con nuestro dinero, la realidad es otra muy diferente: por la carencia de una política económica social, cada día hay más pobreza; el desempleo y ocupación informal aumentan y el poco empleo que hay es muy mal pagado debido a la reforma laboral leonina llevada a cabo por la partidocracia depredadora que nos gobierna, y que otorga de manera “legal” todas las facilidades a los patrones para explotar a los trabajadores.

Hoy, para la mayoría de los mexicanos, cuesta más trabajo que antes llevar algunos pesos más a nuestras casas y poner en nuestras mesas alimentos suficientes para satisfacer a nuestras familias.

En lugar de fortalecer la planta productiva del país y facilitar o eliminar infinidad de trámites burocráticos que impiden la creación de pequeñas y medianas empresas, el gobierno ha optado por dificultar aún más este tipo de gestiones orillando a miles de ciudadanos a dedicarse a actividades informales.

Así las cosas, parecería que es más fácil (por la impunidad y corrupción de nuestras autoridades) dedicarse a actividades ilícitas que pretender iniciar un proyecto de negocio honesto.

A todo esto se agrega una fallida política de desarrollo social más proclive a utilizar los recursos federales para promocionar las carreras políticas de quienes ostentan el poder que a sacar del subdesarrollo a las clases desprotegidas, convirtiendo a los ciudadanos que habitan en los sectores vulnerables en pedigüeños y en botines electorales.

En materia de seguridad y corrupción las cosas no son muy diferentes pues, a pesar de que el gobierno federal ha atascado de dinero a los principales medios masivos de comunicación para callar lo que sucede, la verdad aflora a través de los pocos medios independientes que no han sido cooptados, y en las redes sociales, a pesar de los esfuerzos inmundos que practican algunos gobernantes para agredir la libertad de expresión y atacar el libre ejercicio de la libertad de prensa, como sucedió recientemente en el Estado de México, en donde su gobernante, Eruviel Ávila Villegas, ordenó la compra masiva (con nuestro dinero) de más de 10 mil ejemplares de la revista Proceso, para que la ciudadanía no se enterara de la corrupción extrema que existe dentro del actual gobierno mexiquense, que en los últimos meses, por acción u omisión, ha permitido que en esta entidad se esté dando un baño de sangre sin precedente, producto de las disputas entre diversos carteles delictivos. Lo mismo sucede en el estado de Durango, en donde los personeros del senador Ismael Hernández Deras se dieron a la tarea de impedir la circulación de nuestro periódico, raza cero, retirándolo de estanquillos de venta, restaurantes y hoteles de la ciudad y amedrentando a nuestros voceadores.

La impunidad en nuestro país permanece y, por lo que se ve, difícilmente podrá erradicarse ya que la protección a este tipo de personajes proviene de los más altos niveles de gobierno, es decir, del mismo presidente de la República que tolera y consiente este tipo de actuaciones cuando los infractores de las leyes pertenecen a su círculo político.

Y trátese de un partido u otro, la corrupción ya es de todos colores pues lo mismo los priístas que los panistas están en el aparador oprobioso del saqueo, y los perredistas no se quedan atrás con sus escandalosos asaltos al erario en las delegaciones políticas del D.F., y el fracaso monumental de la línea 12 del Metro, que nos costará a los contribuyentes más de 10 mil millones de pesos para reparar la infinidad de errores que por su incompetencia y corrupción cometieron tanto las empresas constructoras como los funcionarios que estuvieron a cargo de este proyecto.

Solo la acción ciudadana podrá frenar la promiscuidad política y el grave deterioro económico y social que sufrimos, y en varias regiones del país ya se está creando la conciencia de prescindir, terminar, decirle adiós a los partidos políticos para implementar nuevas formas de gobierno con los mejores exponentes de la sociedad; en este contexto, la exigencia enérgica que hagamos para que quienes nos gobiernan aprueben sin trabas ni candados mañosos las candidaturas ciudadanas en los congresos locales será crucial… de otra manera, nuestros gobernantes, que son nuestros empleados, seguirán creyendo que son nuestros jefes.