Salud, el desastre

Fernando Miranda Servín.

18 meses bastaron para que la secretaría de Salud del estado de Durango, bajo el gobierno “del cambio”, se resquebrajara y presentara resultados mucho peores que los que dejó el gobierno priísta corrupto que gobernó esta entidad el sexenio pasado.

Bajo la administración del Dr. César Humberto Franco Mariscal la secretaría de Salud del estado de Durango se encuentra en la peor crisis de su historia.

Al despotismo, prepotencia y vulgaridad que el titular de esta dependencia, el Dr. César Humberto Franco Mariscal, ha ejercido desde el primer día de su gestión afectando a la planta laboral, le siguieron la corrupción e ineficacia pues con este funcionario siguieron practicándose los mismos vicios de la administración anterior.

Con Franco Mariscal el desastre es tal que los empleados del “mejor hospital de Durango”, el 450, se quejan en el anonimato: “El desabasto de medicamentos y equipo médico es grave, estamos usando las jeringas con el mismo paciente todo el día porque no hay. Tampoco hay sondas para aspirar a los pacientes, no hay catéteres centrales ni guantes, ni tubos para entubar a los enfermos, en urgencias no hay reactivos para sodio, para potasio, para magnesio; no hay Alkacide, tampoco hay ventiladores, y en el colmo algunos directivos nos piden que esterilicemos las sondas desechables. Los carros de paro están casi vacíos, el autoclave está descompuesto”.

En esta secretaría, las adjudicaciones directas de contratos están a la orden del día pues por lo general no se realizan licitaciones públicas para la adquisición de medicamentos, equipos médicos y servicios, y solamente los empresarios de Sinaloa y los muy allegados a Franco Mariscal y su séquito son los que reciben sus pagos puntualmente. “Franco Mariscal debe más de 300 millones de pesos a proveedores que han prestado sus servicios y entregado mercancías a esta secretaría desde hace más de un año, lo que está ocasionando que algunos de ellos ya estén a punto de quebrar financieramente”, denuncian los trabajadores de Salud entrevistados.

En cuanto al Seguro Popular las cosas no pintan tan bien para este funcionario nocivo: “El Seguro Popular es un ente financiador que paga a la secretaría de Salud por la atención que le brinde a cada uno de sus afiliados; la última campaña de afiliación fue hace tres años. Durante este gobierno no ha habido ningún avance en ese aspecto. Por ineficacia e inoperancia la secretaría de Salud no atiende al número de derechohabientes del Seguro Popular que debería atender y, por lo tanto, el Seguro Popular no paga a la secretaría de Salud lo que le debería de pagar, dejando de percibir esta institución más de 50 millones de pesos en lo que va de este gobierno ‘del cambio’. Lo mismo sucede en Cancerología, específicamente en la atención a los niños con cáncer, en donde la secretaría de Salud ha dejado de percibir más de 20 millones de pesos”, detallan los trabajadores denunciantes.

Recientemente, el Seguro Popular donó a la secretaría de Salud 20 ambulancias para trasladar a los derechohabientes que lo requieran, “pero todas están estacionadas en el patio del Hospital 450, empolvadas, sin usarse”, relatan los empleados de esta institución.

A la fecha, más de 2,500 empleados han sido despedidos injustificadamente por la administración del Dr. César Humberto Franco Mariscal: “Despidieron a más de 2,500 compañeros, y contrataron a 1,500 a los que les pagan sueldos muy superiores a los que ganaban los despedidos; también, muchos de los contratados son personas sin perfil para ocupar sus cargos, pero son allegados de Franco Mariscal y los principales directivos”, exponen los trabajadores de Salud que solicitan el anonimato por temor a sufrir represalias y ser despedidos.

Además de esto, el gobierno del estado tendrá que pagar conforme a la ley las liquidaciones de centenares de trabajadores que optaron por demandarlo en los tribunales correspondientes por despido injustificado.

El acoso laboral, otro lastre que llegó a esta dependencia con el gobierno “del cambio”, no cesa, haciendo menos productivo y más estresante el rendimiento de los trabajadores.

Ante todos estos abusos laborales, la secretaria general de la sección 88 del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Secretaría de Salud, Miriam Vargas Rodríguez, ha desempeñado un papel más que cuestionable: “Esta lideresa está más ocupada en ejercer represalias al interior de la sección 88 que en cumplir con sus obligaciones; después de la muerte del ex secretario general, Dr. Martín Rocha Hernández, se dedicó a imponer a un comité sindical alterno, de facto, ilegal, que ha entorpecido mucho la defensa de los trabajadores. Además, se sabe, Franco Mariscal le puso una oficina cerca de la secretaría de Salud. En este momento Miriam Vargas se está dedicando a otras cosas, menos a defender los intereses de los trabajadores”, refieren los empleados indignados.

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A la muerte del Dr. Martín Rocha, la nueva lideresa del la sección 88 del SNTS, Miriam Vargas Rodríguez, se dedicó a ejercer represalias en contra de los integrantes del comité seccional y la defensa de los trabajadores pasó a segundo plano.

Y mientras esto sucede, en los patios del Centro de Convenciones Bicentenario, sede del poder Ejecutivo estatal, una y otra vez se menciona la ya inminente renuncia del Dr. César Humberto Franco Mariscal por el deplorable papel que ha desempeñado y “por estar perjudicando gravemente al gobierno de José Aispuro Torres”.

En este contexto, la lucha por el poder ya se está dando al interior de esta secretaría: “Franco Mariscal quiere dejar como su sucesor al nefasto ex director del Hospital Materno Infantil, Dr. José Genaro Alemán Ledezma (aquél que fue grabado mientras le arrebataba de manera violenta su teléfono celular a la Dra. Laura Mallency Félix Sosa, en diciembre de 2016, hecho por el que fue destituido de su cargo), por eso han emprendido una guerra sucia en contra del Dr. Jesús Dávila Valero, Jefe de la Jurisdicción Sanitaria Núm. 1, a quien un amplio sector de esta dependencia lo apoya para ser el próximo secretario de Salud”, finalizan los trabajadores.

Así las cosas, algo tendrá que hacer el gobernador Aispuro Torres para sacar del desastre a esta secretaría, pues hasta el momento solo ha habido un gran perdedor: el pueblo de Durango que ha tenido que soportar a un secretario de Salud inepto y a su séquito de directivos incapaces, prepotentes y corruptos.