Amalia Hernández

De la redacción de razacero.

PÁG. 8 (3).Amalia Hernández Navarro fue una bailarina y coreógrafa mexicana que contribuyó de forma clave para dar a conocer nuestros bailables tradicionales a nivel internacional. Esta gran embajadora de la cultura mexicana nació en la Ciudad de México el 19 de septiembre de 1917.

Amalia Hernández desarrolló desde muy pequeña su habilidad para bailar. Su madre, la profesora normalista Amalia Navarro, creó en su casa un ambiente favorecedor para desarrollar sensibilidades artísticas ya que tocaba la guitarra, cantaba y pintaba, lo que fomentó que su hija se acercara a la danza.

Cuando sólo era una niña Amalia Hernández ya deseaba ser “bailarina del circo a caballo”, y soñaba con bailar en el Palacio de Bellas Artes, ante el que pasaba cada día para ir a la escuela. En su casa recibió clases privadas de célebres maestros de danza, y en 1934 ingresó a la Escuela Nacional de Danza, fundada apenas dos años antes por Nellie Campobello, de la que acabó saliendo tiempo después junto con varias compañeras por haber tenido diferencias con la célebre bailarina duranguense.PÁG. 8 (2).

En 1948 se incorporó a la Academia de la Danza Mexicana como profesora, bailarina y coreógrafa, y participó en la fundación del Ballet Nacional de México, dirigido por Guillermina Bravo. Poco después, el Instituto Nacional de Bellas Artes impulsó un viraje en la academia hacia la danza moderna nacionalista, en la línea de lo ocurrido en la pintura y la música mexicanas.

Este giro modificó las aspiraciones de Amalia Hernández, que se centraron en las danzas tradicionales del país. A este tipo de bailes les incorporó movimientos de su formación académica, lo que supuso una revolución ya que creó un nuevo estilo de baile: el baile folklórico.

En 1952 Amalia Hernández creó el Ballet Moderno de México, precursor del Ballet Folklórico de México, mismo que lleva su nombre hasta el día de hoy y es emblemático del arte dancístico de nuestro país.

En su inicio, la compañía del Ballet Folklórico de México tan sólo contaba con ocho bailarines. En pocos años la empresa creció hasta llegar a tener más de 300. El Ballet Folklórico de México de Amalia Hernández, como se le conoce, actuó por primera vez en televisión en el año 1954, y el éxito fue tal que a partir de ese momento hizo una actuación semanal. Más tarde, la compañía recorrió Norteamérica y representó a México en los Juegos Panamericanos de 1959, recibiendo el apoyo total del Instituto Nacional de Bellas Artes y de los gobiernos mexicanos para que representara a nuestro país en infinidad de eventos culturales en todo el mundo.

Amalia Hernández aportó el toque especial de su talento en los bailes populares de todas las regiones y de todas las épocas de México e hizo de la danza folklórica lo que hoy vemos: un espectáculo que ofrece sincronía, colores y pasión por la música y tradiciones, logrando que la danza folklórica mexicana fuera reconocida internacionalmente.

En 1979 su esfuerzo y aportaciones valiosas a la cultura nacional fueron reconocidos en un homenaje dentro del V Festival Hispano Mexicano de Música Contemporánea, con la presencia del entonces presidente de la República, José López Portillo.

Amalia, con el Ballet Folklórico de México, cuenta entre sus creaciones la coreografía para más de 80 ballets, sin descuidar ningún detalle de lo que engloba su arte, desde la música, la técnica de los bailarines y los coloridos y representativos trajes típicos, llevándole estos montajes a recibir más de 400 reconocimientos.

Entre sus mayores éxitos se encuentran las coreografías Los hijos del Sol, Antiguos sones de Michoacán, El Cupidito, Fiesta veracruzana, Los Quetzales y La Danza del Venado.

El legado de Amalia Hernández está vigente y su familia cuida de él; su nieto, Salvador López López, dirige actualmente la compañía, mientras que Viviana Basanta, hija menor de su fundadora, se dedica a la dirección artística del montaje manteniendo viva la gran herencia de Amalia, el único e inigualable Ballet Folklórico de México.

Amalia Hernández estuvo hasta el final de su vida involucrada con la compañía, por la que han desfilado miles de bailarines profesionales.

La extraordinaria Amalia Hernández falleció en la Ciudad de México el 5 de diciembre de 2000