El triunfalismo ficticio de Peña Nieto

Dentro de la Feria Universitaria del libro, recientemente llevada a cabo en la ciudad de Pachuca, Hgo., se presentaron dos ponencias interesantes: “Las reformas estructurales en México” y “Reformas estructurales en México y su impacto en el comercio internacional”, en ambas, investigadores especializados en el sector económico coincidieron en advertir que las reformas estructurales recién aprobadas por el gobierno federal serán insuficientes para contrarrestar la recesión económica que enfrenta el país.

Uno de los ponentes, el Dr. Carlos Gómez Chiñas, expresó que las 11 reformas estructurales no traerán mejoras en las condiciones de vida del 80% de la población, y que solo un 20% logrará fortalecerse pues es el único que tiene capacidades económicas suficientes para aprovechar el flujo de comercio que producirán los cambios constitucionales.

Un país imaginario es el que describe Peña Nieto en sus discursos y en sus informes de gobierno.
Un país imaginario es el que describe Peña Nieto en sus discursos y en sus informes de gobierno.

El Dr. Gómez Chiñas destacó que la derrama económica de las reformas solo alcanzará a un 20% de la población que “se conformará con migajas, como empleos mal pagados y sin garantías sociales, y el resto de la población no tendrá beneficio alguno. Faltaría fortalecer el ingreso per cápita y elevar el poder de compra para dinamizar la economía”.

Otro de los ponentes, el Dr. Zeus Salvador Hernández, expuso que el 70% de la población percibe ingresos de entre 1 y 3 salarios mínimos, mientras que el 30% de los mexicanos tiene ingresos que van de los 7 hasta los 70 salarios mínimos mensuales.

Los demás ponentes consideraron que es indispensable elevar los ingresos de los trabajadores conforme a los niveles de competitividad, pues estos últimos se han elevado mientras los salarios se mantienen en los mismos niveles.

Al respecto, los ponentes criticaron la reforma laboral, “enfocada a facilitar la entrada del outsourcing, facilitar las contrataciones por horas y convertir a los mexicanos en mano de obra barata y técnicos que cubran la demanda de las empresas trasnacionales.

En cuanto a la reforma hacendaria, señalaron que esta busca recaudar impuestos entre los tributarios cautivos paralizando el desarrollo de las pequeñas y medianas empresas y fomentando la informalidad.

Desde la óptica de otro de los ponentes, el Dr. Guillermo Cavazos Arrollo, el aumento de impuestos obedece a la necesidad gubernamental de subsanar el hoyo presupuestal que enfrentará la federación una vez que entre en vigor la reforma energética, pues recordó que actualmente el 83% de los ingresos de PEMEX entran a las arcas del gobierno federal como impuestos: sin embargo, con la entrada de nuevas empresas este ingreso se reducirá considerablemente afectando el presupuesto de la federación.

Finalmente, lamentaron que la reforma hacendaria sea en realidad una reforma impositiva que sigue favoreciendo a un modelo “capitalista de compadres” donde los proyectos se dan a empresarios cercanos al gobierno, donde hay mucho dinero en las elecciones, los candidatos reciben dinero de empresarios y tienen que pagar los favores. “Con estas reformas vamos a tener lo mismo”, concluyeron.

Este análisis, llevado a cabo por expertos en economía, contrasta con los mensajes triunfalistas del gobierno federal encabezado por Enrique Peña Nieto, en los que anuncia futuros tiempos de bonanza para el pueblo mexicano, cuando el trasfondo de las reformas revela un entreguismo sin precedente a intereses extranjeros, principalmente a los estadounidenses. Lo mismo sucede en materia de seguridad, donde la realidad, desgraciadamente, nos está demostrando que la situación está peor que en el sexenio pasado. Y en ambos rubros, el económico y el de seguridad, el gobierno federal y los gobiernos estatales pretenden hacernos creer que las cosas van de maravilla con promocionales televisivos, radiales e inserciones periodísticas que nos presentan un México que no existe y nos cuestan miles de millones de pesos a los contribuyentes, quienes pagamos para que nos mientan.

Estas reformas, lejos de traer beneficios al pueblo, provocarán más miseria y conflictos de toda índole que podrían desembocar en estallidos sociales de magnitudes inimaginables, toda vez que la ciudadanía carece de una representación efectiva pues las instituciones del Estado mexicano y los partidos políticos ya dejaron de cumplir con las funciones para las que supuestamente fueron creados, como brindar protección y apoyo a la ciudadanía, por lo que esta tendrá que buscar otras opciones de representatividad para evitar la toma de decisiones violentas.