450: El hospital de la muerte

Cartas a la redacción

Sr. Fernando Miranda Servín, director del periódico razacero, le solicito de la manera más atenta publique esta carta en su prestigiado medio de comunicación para que la ciudadanía sepa en manos de quiénes está el principal hospital público de Durango:

Con fecha 8 de noviembre del año pasado, mi querido hermano, el Dr. Tomás Vázquez Gómez,  ingresó al área de urgencias del Hospital 450 por un infarto agudo al miocardio; posteriormente, fue llevado al área de cuidados coronarios de dicho nosocomio, a cargo de la Dra. Díaz, cardióloga que lo estuvo tratando el sábado 8 y domingo 9 de 8:00 a.m. a 8:00 p.m. Y para sorpresa de la familia nos dimos cuenta que en este hospital no hay cardiólogos, ni por la tarde ni mucho menos por la noche. Los pacientes están a la buena de Dios. Investigamos y comprobamos que hay 5 cardiólogos, pero solamente uno es el que trabaja y hace el trabajo de los demás, porque 2 fueron directores y solo van a checar su entrada y se retiran a sus consultorios particulares; otro es compadre del secretario de Salud, Dr. Eduardo Díaz Juárez, y no checa tarjeta ni mucho menos firma su entrada. El único que estaba era el Dr. Delahanty, el cual hace el trabajo de todos los demás, y por lo tanto es el jefe de la unidad en la que hay 5 cardiólogos que brillan por su ausencia, y esto lo digo porque dicha área está completamente descuidada, ya que solamente por las mañanas pasa visita el jefe de esa área, el Dr. Delahanty, y a partir de ahí queda completamente solo el servicio, únicamente a cargo del personal de enfermería.

Así la situación, mi hermano sufre ahí mismo, en Coronarios, un infarto vascular cerebral (EVC isquémico); esto, por la falta de atención oportuna de los médicos cardiólogos de esa área.

Imponentes las instalaciones del Hospital 450, pero la atención que se otorga a los pacientes es sumamente deplorable.
Imponentes las instalaciones del Hospital 450, pero la atención que se otorga a los pacientes es sumamente deplorable.

El día que mi hermano sufre su EVC, que fue aproximadamente a la 1:00 a.m., de la madrugada del día 11 del mismo mes y año, la Dra. Díaz, cardióloga encargada de esa área los fines de semana, nos avisa. La Dra. Díaz es amiga de la familia, y sin estar en servicio se ofreció a acudir amablemente si llegara a ocurrir un evento grave por la noche, y así lo hizo. Ella nos comunica este hecho, y que siendo un servicio tan importante que no puede estar solo en ningún momento por la gravedad de los pacientes, ya que están entre la vida y la muerte, no hay personal médico de cardiología, ni de ningún otro servicio.

Al llegar al hospital, la doctora nos indica que se tiene que realizar una tomografía, pero resulta que no hay camilleros, ya que no se encontró ninguno, por lo que nosotros los familiares tuvimos que hacerla de camilleros; conseguimos una camilla y bajamos a mi hermano al tomógrafo, saliendo como resultado dicho EVC isquémico, ocasionando que mi hermano perdiera el habla y cierta movilidad de su lado derecho, presentando a partir de ahí fiebres de hasta 39 grados.

Hablamos con el Dr. Delahanty, quien nos dijo que esa fiebre era a nivel central, y para bajarle la fiebre a mi hermano el personal de enfermería le colocaba compresas de agua sumamente frías, pero empapadas, lo que provocaba que su cuerpo estuviera completamente mojado, así como su bata y su cama. Cuando nos dimos cuenta de esto cambiamos a mi hermano de ropa y de sábanas, pero ya era demasiado tarde pues este maltrato le provocó una neumonía que nunca se le diagnosticó; luego se le practicó un cateterismo cardíaco el 14 de noviembre para  la aplicación de 2 STEN, saliendo bien de esta cirugía.

Cabe mencionar que a partir del 16 de noviembre estuvo entubado por desaturación de oxígeno y taquicardias, agravándosele la neumonía nosocomial que adquirió en el servicio de Coronarios que, como ya lo dije antes, nunca le detectaron en tiempo y forma, así como una úlcera por decúbito sacra. De ahí lo pasan al piso de Medicina Interna, con fiebre; aquí está 2 días, y por la gravedad del caso y presiones de la familia lo pasan a Terapia intensiva, donde nuevamente es entubado por las mismas razones. En Terapia intensiva permanece 15 días, dándolo de alta por máximo beneficio a piso de Medicina Interna, donde la atención médica deja mucho qué desear ya que no existen médicos adscritos y solo atienden los llamados médicos residentes, que siempre brillan por su ausencia y se sienten dioses, pero desgraciadamente carecen de conocimientos, además de que son déspotas y prepotentes. Estos médicos residentes tienen un “Departamento de enseñanza”, que es obsoleto por completo ya que los pacientes ahí internados mueren solos, sin atención médica, sobre todo por la noche, ya que fuimos testigos de dichos acontecimientos.

En el servicio de enfermería son igual de déspotas y prepotentes, además de que  uno tiene que buscar a las enfermeras para que atiendan al paciente porque en muchas ocasiones dejan el piso solo, tal es el caso de un enfermero llamado Lalo, del turno vespertino, quien decía que si había que aspirar a mi hermano lo hiciéramos nosotros mismos; este enfermero incluso llegó a retarnos a golpes, así como un enfermero de nombre Jorge, del turno nocturno, que quería que consiguiéramos las compresas para bajarle la fiebre a mi hermano, y jamás se presentó a atenderlo.

Mi hermano, cuando estuvo en Terapia intensiva, fue entubado y posteriormente se le hizo una traqueotomía, aunada a una sonda nasogástrica para su alimentación, y una sonda Foley, por donde orinaba; incluso cuando lo pasaron de Terapia intensiva a piso subió completamente solo, sin ningún familiar que lo acompañara, ya que nunca se nos informó que se le trasladaría a piso.

En vista de todas estas irregularidades, acudimos con el Dr. Arturo Canales, director del Hospital 450, a pedirle que hubiera atención médica adecuada para mi hermano, de calidad y calidez, ya que nunca tuvo interconsultas a Neumología, Neurología y Terapia física, pero se negó a atendernos.

Dr. Arturo Canales Molina, director del Hospital 450. Prepotencia, despotismo y desdén hacia familiares de pacientes.
Dr. Arturo Canales Molina, director del Hospital 450. Prepotencia, despotismo y desdén hacia familiares de pacientes.

Solo por nuestra marcada insistencia nos recibió en su oficina, pero de una manera déspota, prepotente y agresiva, lo cual es inaceptable en un funcionario público que está para atender a la gente en un lugar donde se necesita tener calidad humana.

El Dr. Canales nos manifestó que él no podía hacer nada porque el hospital no contaba con especialistas, que mi hermano, por contar con más de 60 años de edad, no tenía derecho a atención por parte del Seguro Popular, que si estábamos inconformes nos lo lleváramos, y que si nuestro hermano permanecía en ese nosocomio era por su buena voluntad; argumento falso pues la póliza del Seguro Popular de mi hermano cubría sus gastos médicos hasta el año 2016.

Debido a las presiones que ejercíamos para que mi hermano fuera atendido, el personal del área jurídica nos dijo que enviarían a una doctora para checar a mi hermano, profesionista que nunca se presentó, solamente nos proporcionó su nombre y nos manifestó que mi hermano era un paciente ya no recuperable.

Posteriormente hablamos con el jefe de piso para ver si este médico nos hacía caso, pero a lo único que le dio importancia fue que a mi hermano no se le administraba su alimentación; luego, igual por presión, a mi hermano se le asignan como médicos tratantes al Dr. Juan Carlos Tinoco, infectólogo, ya que mi hermano ahora reportaba un choque séptico, o sea una infección generalizada en todo su cuerpo, y al Dr. Benítez, médico internista, para que le tratara un desequilibrio metabólico, pero este jamás se presentó y nunca lo conocimos. Por parte del Dr. Tinoco la atención fue más que pésima ya que se presentaba cuando quería y no sabía qué hacer pues optó por quitarle los antibióticos a mi hermano porque esos eran los que le causaban la fiebre, según eso me dijo, pero la fiebre nunca cedió; sin embargo, él me manifestó que mi hermano ya no estaba infectado y que ya nos lo lleváramos, a pesar de que todavía tenía su traqueotomía, sonda Foley y sonda nasogástrica (para la alimentación), así como sus úlceras por decúbito en conejera, en las plantas de sus pies y en la cabeza. El Dr. Tinoco nos dijo que lo único que teníamos que hacer era habilitar en nuestra casa un cuarto con una cama de hospital, con tanque de oxígeno y un aspirador, por lo que nos inconformamos, ya que mi hermano seguía con fiebre y con secreciones abundantes y sanguinolentas por la mala técnica utilizada por el personal de enfermería. Esto refleja que este pseudomédico lo que quería era deshacerse ya de mi hermano, pero ese mismo día el servicio de cirugía se presentó a valorar a mi hermano de su úlcera por decúbito y decidió bajarlo a quirófano para realizarle una debridación y lavado quirúrgico. Posteriormente, por su gravedad y nuevamente por presiones de la familia, le realizaron unas tomografías de pecho, abdomen y vejiga, cuyos resultados nunca se nos dieron a conocer. Y a partir de esos estudios, un residente de apellido Palafox, de manera déspota, prepotente e inhumana, nos informó que nuestro hermano tenía una infección muy fuerte diagnosticada por el doctor Tinoco (quien nos había dicho que ya no tenía infección y que nos lo lleváramos a nuestra casa); también, el residente Palafox nos dijo que mi hermano estaba desahuciado y que optaron por ya no hacerle nada, muriendo el día 12 de enero del presente año.

Así las cosas, el resultado final fue que la muerte de mi hermano no se debió a su enfermedad primaria, o sea el infarto agudo al miocardio, sino a un choque séptico y neumonía.

Por todo lo aquí expresado, tomé la decisión de presentar una denuncia ante la Comisión Estatal de los Derechos Humanos, por considerar que el trato que se le dio a mi hermano, el Dr. Tomás Vázquez Gómez, en el Hospital 450 de Durango, fue a todas luces cruel e inhumano.

Atte.
Lic. Mario Alberto Vázquez Gómez.

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