Refundar México

“Por la vía pacífica. La violencia no es conveniente porque el crimen organizado es el principal aliado del gobierno”. -Obispo Raúl Vera López.

Dentro del catolicismo, a excepción de los sacerdotes Miguel Hidalgo y Costilla y José María Morelos y Pavón, que asumieron posturas muy comprometidas a favor de los desprotegidos e inclusive optaron por la lucha armada para buscar la emancipación del pueblo que estaba bajo el dominio de la corona española, pocos son los representantes de la iglesia católica que realmente han actuado en defensa de los oprimidos. Así, luego de estos héroes mencionados, que fueron fusilados por el ejército español en 1911 y 1915 respectivamente, nuestro país tuvo una vigilia muy larga, de más de 140 años, durante los cuales no se escucharon voces auténticas que salieran de los púlpitos de los templos y resonaran en las comunidades y ciudades de nuestra nación, y mucho menos fuera de nuestras fronteras.

“Que el presidente gane 500 veces más que un obrero... ¡¡eso no está bien!!”. Obispo Raúl Vera.
“Que el presidente gane 500 veces más que un obrero… ¡¡eso no está bien!!”. Obispo Raúl Vera.

Fue hasta la década de los años cincuenta del siglo pasado (1952), cuando desde la capilla de San José, en la ciudad de Cuernavaca, Morelos, comenzó a escucharse la voz del obispo tlalpense Sergio Méndez Arceo, que causaría fuertes dolores de cabeza a los regímenes totalitarios priístas durante cuatro sexenios, desde la presidencia de Adolfo López Mateos hasta la administración de José López Portillo, cuando presentó su renuncia al obispado, en diciembre de 1982.

Identificado como uno de los precursores de la Teología de la Liberación, esa corriente cristiana que surge en Latinoamérica en la década de los años sesenta y cuyo principal lineamiento es tomar la opción preferencial por los pobres, Méndez Arceo condenó desde su púlpito, como obispo de Cuernavaca, la matanza de Tlatelolco, perpetrada el 2 de octubre de 1968 por el gobierno represor diazordacista.

El prestigio de Méndez Arceo llegó a ser tanto que su peso político se dejaba sentir en todo el continente americano, ya sea reprobando las agresiones del imperio estadounidense al pueblo vietnamita, a la Revolución Cubana y a los países centroamericanos o fundando los comités Manos Fuera de Nicaragua y de Ayuda a los Refugiados Guatemaltecos; también, en actos de congruencia con sus ideales, Méndez Arceo se pronunció en contra de las dictaduras chilena, de Augusto Pinochet, y argentina, de Jorge Videla.

En 1981, Sergio Méndez Arceo promulgó la excomunión contra los católicos que practicaran la tortura estando al servicio del gobierno.

En 1992 muere Méndez Arceo y gradualmente comienza a emerger la figura de Samuel Ruiz García, guanajuatense que desde 1959 fue designado obispo de San Cristóbal de las Casas, en Chiapas, y se caracterizó por ser un férreo defensor de los pueblos indígenas. Samuel Ruiz fue mediador en el conflicto entre el Ejército Zapatista de Liberación Nacional y el gobierno del nefasto presidente Carlos Salinas de Gortari.

En 2001, Samuel Ruiz recibe el Premio Internacional de Derechos Humanos de Nüremberg, por su defensa de los indígenas chiapanecos durante más de dos décadas. Samuel Ruiz fallece el 24 de enero de 2011 y entra en la escena política nacional quien fuera su obispo coadjutor, Raúl Vera López.

Raúl Vera con el inolvidable obispo Samuel Ruiz.
Raúl Vera con el inolvidable obispo Samuel Ruiz.

Raúl Vera, con el obispo Samuel Ruiz, participa en las negociaciones de paz luego del levantamiento zapatista en Chiapas y, posteriormente, en 1999, es nombrado por el Papa Juan Pablo II obispo de Saltillo, Coahuila, desde cuya diócesis inició una enérgica defensa de los derechos humanos de los mineros de la región, de los inmigrantes y de los homosexuales, así como acciones de apoyo a los familiares de desaparecidos de manera forzada por algunos gobiernos estatales y el federal.

Pero Raúl Vera está yendo más allá de sus predecesores ideológicos (Méndez Arceo y Samuel Ruiz) al practicar un activismo político de alcance nacional que tiene como objetivo principal terminar con la partidocracia criminal que nos gobierna refundando nuestra nación con la conformación de un nuevo Constituyente.

Para ello, el obispo Raúl Vera está recorriendo todo el país para convocar asambleas y crear talleres políticos en los que los ciudadanos trabajemos para redactar la Constitución con la que decidamos gobernarnos y recuperar los bienes nacionales de los que hemos sido despojados por las mafias que integran los partidos políticos.

En este contexto, Raúl Vera estuvo en la ciudad de Durango el pasado 24 de abril, en donde ofreció una conferencia magistral en el recinto del sindicato de Telefonistas, en la calle Bruno Martínez Núm. 217, bajo el auspicio del Consejo Coordinador Obrero Popular (COCOPO), que dirige el Profr. José Hilario Román González, que forma parte de la Constituyente Ciudadana Popular, a cuya formación el obispo Raúl Vera viene invitando a todo el pueblo de México desde el año 2014, y ya son cientos de miles de ciudadanos los que  ya se han integrado a los talleres de trabajo y participarán en las asambleas multitudinarias que se llevarán a cabo en toda la República mexicana para crear este Constituyente que redacte una nueva Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos.

“Tenemos que ser muchos, millones de mexicanos los que participemos en este proyecto, para que cuando tengamos lista nuestra nueva Constitución vayamos al Congreso de la Unión y les digamos a los diputados, senadores y titulares de los poderes Ejecutivo, Legislativo y Judicial que ya no los queremos, que nosotros vamos a elegir a nuestros gobernantes, que por supuesto van a ser ajenos a los partidos políticos, porque los partidos políticos nunca nos han servido… tenemos que refundar nuestro país”, expresó Raúl Vera con voz firme y decidida, y continuó: “¡No está bien que mientras hay millones de mexicanos sufriendo hambre y miseria nuestros gobernantes se enriquezcan de manera cínica! ¡¡Eso no está bien!!

“¡¡No está bien que los obreros ganen sueldos raquíticos y los funcionarios, los magistrados y el presidente Peña Nieto ganen 500 veces más!! ¡¡Eso no está bien!!”, exclamó.

El obispo Raúl Vera, en su ponencia, expuso su proyecto de nación titulado “México, la casa de todas y todos”, con el que se pretende alcanzar un nivel de vida digno porque, comentó, “no es normal que haya gente que no tenga recursos para comer, no es normal que haya personas sin trabajo. En otros países los campesinos tienen una buena posición económica mientras aquí se están muriendo de hambre… ¡¡eso no es normal!!”.

“Vida digna significa que todos tengamos derecho a la alimentación, al trabajo, a la seguridad, a la salud, a la educación, a la cultura, al descanso y a la diversión, y esos derechos los tienen que garantizar quienes nos gobiernan, y no lo han hecho. Los grupos que conforman los poderes Ejecutivo y Legislativo han hecho iniciativas de ley solo para beneficiarse a sí mismos y a las oligarquías a las que pertenecen, han hecho iniciativas de ley para despojarnos de nuestro petróleo, de nuestra electricidad… y ahora ya hasta quieren privatizar el agua, nuestra agua… ¡¡eso es inmoral!!”, expresó.

Condenando las masacres de Tlatlaya, Iguala y Apatzingán, Raúl Vera exhortó al pueblo de México a deshacerse ya de la clase política gobernante y de la partidocracia, diciendo:

“Ellos no van a solucionar nuestros problemas, tenemos que hacerlo nosotros, pero tenemos que ser millones los que les digamos que ya no los queremos, y esto debe de ser por la vía pacífica porque ya sabemos que el crimen organizado es el principal aliado del gobierno.

“Tenemos que aplicar el artículo 39 de nuestra Constitución, que establece que el pueblo tiene derecho a alterar o modificar la forma de su gobierno, por eso debemos darnos una nueva Constitución, para que nos gobiernen mujeres y hombres con madurez, para que no volvamos a caer en manos de esa clase política que no tiene ninguna idea de lo que significa ser responsable de la administración del Estado Mexicano.

“Ya nos cansamos de mantener a inútiles que consumen una gran parte del presupuesto de la nación sin hacer nada o para entregar nuestros recursos a las potencias extranjeras y a las élites de las que forman parte… ¡¡ya no los queremos!!

Así retumbó la voz del obispo Raúl Vera en Durango, invitando a la ciudadanía a sumarse a este proyecto de nación del que ya forman parte cientos de miles de ciudadanos, amas de casa, empleados de gobierno, obreros, campesinos, intelectuales, escritores y artistas mexicanos de enorme prestigio internacional.

“Siempre he estado convencido de que la palabra de Jesús no solamente debe de transmitirse en los templos, hay que salir a predicar a las comunidades, a los barrios, a los pueblos”, comentó Raúl Vera.

Y sí, con el obispo Raúl Vera López la palabra de Jesús de Nazaret sigue viva y se mantiene la esencia de la iglesia católica, como vivas siguen las voces de los obispos Samuel Ruiz García y Sergio Méndez Arceo, que cuando falleció arrancó los gritos de miles de feligreses que exclamaron en su funeral: “¡¡Queremos más obispos al lado de los pobres!!”.

Aquí, en la persona de Raúl Vera López, tenemos a ese obispo que está al lado de los pobres, al lado de los desheredados, de los sin voz… no lo dejemos solo.