Democracia esfumada

Luis Leija.

En la misma dirección deben correr los torrentes de información que apuntan a la sustentabilidad y salvación de nuestro planeta y no contradecirse permanentemente. Nuestros descendientes nos lo agradecerían.

Por una parte hay voces científicas que nos previenen del calentamiento global y de la degradación de las condiciones de vida que se van presentando en la Tierra, merced a nuestro desaforado crecimiento demográfico e industrial, a las crecientes emisiones de CO2 y a la inmensa cantidad de residuos y desechos tóxicos con los que contaminamos suelos, mares y atmósfera invitando a la población al ahorro de energía, a cuidar y a proteger bosques, selvas y praderas, a disminuir radicalmente el uso de automotores, evitar estrictamente las combustiones innecesarias y reducir drásticamente el consumo en aras de proteger nuestro medio ambiente.

PAG. 4 (5). Acuerdo Transpacifico, ai slará a China, beneficiará a los E.U., y aumentará la explotación y la pérdida de soberanía de los mexicanos.
Acuerdo Transpacífico, aislará a China, beneficiará a los E.U., y aumentará la explotación y la pérdida de soberanía de los mexicanos.

Pero, por otra parte, nos abruman con infinidad de publicidad comercial para acelerar la economía de consumo de toda suerte de artefactos altamente contaminantes, como son los vehículos motorizados, uno de los principales agentes causantes del deterioro de las condiciones propicias y benéficas para la vida.

Los anunciantes que patrocinan programas de radio, televisión, prensa e internet constantemente incitan a comprar toda clase de bienes y servicios que entran en este rubro de contaminación, a efecto de acelerar la economía, principal agente perturbador de la salud del planeta. Aparece aquí una paradoja: la misma solución al problema humano es su propia tumba.

Ahora, con el flamante Acuerdo Transpacífico de Cooperación Económica (TPP) al que nos veremos sometidos por las corporaciones multinacionales, de nueva cuenta habremos de renunciar a los últimos vestigios de soberanía y autonomía nacional para entregar a tribunales internacionales los juicios de las controversias que se susciten entre las empresas extranjeras y los pueblos afectados.

Nuestra impotencia se hace cada vez mayor conforme nos vamos integrando a los bloques económicos globales, las voces ciudadanas se van apagando en la opacidad de los tratados y nuestro anhelo de una auténtica democracia se esfuma.