La “Secretaría de Cultura” es otro gran negocio burocrático que busca tapar el mal gobierno

Pedro Echeverría V. 

  1. El gobierno de Enrique Peña Nieto creó una “Secretaría de Cultura” para demostrar ante el mundo que su administración gubernamental está impulsando el desarrollo del sistema de valores, ideas, costumbres y cosmovisiones en México; para enseñar al mundo que México no son sólo mariachis, charros, machismo, caballos y pistolas, como se pensaba el siglo pasado; tampoco son asesinatos, robos, represiones, delincuencia, asaltos, secuestros y demás, como hoy se piensa. Con la nueva “Secretaría de Cultura” los embajadores en todos los países contarán con material para difundir que México cuenta con centros turísticos, con paz social y todas las condiciones de confianza para que los grandes empresarios gocen de la seguridad de sus inversiones.
  2. Pero una “Secretaría de Cultura” -pensando en el inmenso desprestigio que han tenido este tipo de organismos creados por el gobierno- sólo ha despertado el enojo y las mentadas de madre por la cantidad de millones de pesos que se invierten y sirven para un carajo. En su primera conferencia de prensa como secretario de Estado, Rafael Tovar y de Teresa adelantó que el presupuesto con el cual arranca la institución es de unos 13 mil millones de pesos, más lo que tienen los organismos que se sumarán a la secretaría, como Radio Educación y el Instituto Mexicano de la Radio, más los recursos etiquetados, que son alrededor de mil 800 millones de pesos, y puntualizó que “no es necesario un presupuesto adicional”. ¡Qué cinismo! ¿Para qué más?
  3. Esto de “la cultura” es pura ideología, es decir, siempre se define de acuerdo a los intereses concretos de los individuos que ocupan un lugar importante o pertenecen a una clase social. Se ha dicho que posee “cultura” una persona que ha leído muchos libros o posee títulos universitarios de “doctor”, “maestro”, “licenciado” o porque se dedica a impartir conferencias y discursos; por tanto, sólo esa minoría tiene cultura y los demás son “ignorantes”; es lo que se ha llamado manejo elitista, excluyente, incluso racista, de cultura. Sin embargo, en otra ideología se habla de cultura en el sentido de conocimiento de la realidad, de la solidaridad, del apoyo a los sectores marginados, de la lucha social junto a los oprimidos, de la honradez y honestidad.
  4. ¿O acaso los analfabetas, indígenas, los campesinos, los obreros, los marginados, no tienen cultura porque no fueron, o estuvieron poco tiempo en la escuela? De esos sectores oprimidos sólo he escuchado voces o frases atentas y tratos siempre amables; nunca les he hablado de libros, escritores, títulos o triunfos, pero siempre los he visto sonreír con gusto por mi presencia. Sería otra cosa si buscara criticarlos por su religión, sus costumbres y formas de vida, que no es otra cosa que su cultura. ¿Para qué les serviría una nueva “Secretaría de Cultura” que les lleve libros para leer o conferencistas para escuchar si los jóvenes y adultos están más que formados con su cultura? Son la escuela, los padres y la sociedad los que tienen que formar una “mujer u hombre nuevo”.
  5. Pero también debe quedar muy claro que es absoluta mentira que la escuela va a cambiar a la sociedad, sino al contrario, es la sociedad la que cambia a la escuela. Que mientras la escuela siga siendo “correa de transmisión” de la ideología de la clase dominante por medio de sus planes, programas y asignaturas de tipo individualista y capitalista, y siga siendo dominada por gobierno y empresarios, el 99% de los egresados sólo servirá de manera sumisa al sistema. Sólo desde las luchas sociales en las calles, escuelas, universidades y los centros de trabajo, se podrá movilizar el espíritu y el pensamiento para hacer una escuela crítica, reflexiva y transformadora. La escuela capitalista sólo sirve para crear estudiantes y profesionistas dóciles.
  6. Las “secretarías de cultura” son organismos burocráticos para crear empleos, para repartir becas, viajes, hacer festivales, pagar publicidad y aportar subsidios. En México se tienen muchos conocimientos sobre las mafias “culturales”. Algunas personalidades de las letras como Plural, Vuelta, Nexos, así como “centros de escritores” y demás, han sido denunciados en los últimos 30 años como “mafias” que viven con enormes presupuestos otorgados por el Estado; además (los más dóciles) de monopolizar las entrevistas de radio, prensa y televisión. No olvidaré jamás aquella histórica fotografía donde aparecen los más altos prestigiados intelectuales mexicanos, reunidos alrededor del presidente asesino Carlos Salinas, comiendo de la mano de éste.
  7. La Cultura con mayúscula es otra cosa: No es exhibir títulos universitarios, no es leer y escribir libros, no es recibir premios, no es ser rector o director de universidades, no es dar mil conferencias, no es tener mucho dinero y enormes propiedades, no es ocupar altos cargos de gobierno y, mucho menos, sentirse el personaje soñado; tampoco puede ser desentenderse de la agresión a los demás. Cultura es entender, comprender el mundo, es dignidad, sencillez, valentía en la defensa de los derechos, protestar contra cualquier ofensa a los semejantes, solidarizarse en la lucha contra la explotación y opresión, luchar en las calles, plazas, escuelas, en el campo, la ciudad, en todas partes por la igualdad y la justicia.