Enrique Peña Nieto, el presidente del escándalo, y la clase política corrupta y decadente

[dropcap]E[/dropcap]l presidente de la República, Enrique Peña Nieto, ha llegado a su cuarto informe de gobierno con el índice más bajo de popularidad que cualquier otro presidente haya tenido. Producto de la perversión de los poderes fácticos y la prostitución de esa partidocracia que siempre ha estado dispuesta a negociar la voluntad ciudadana con tal de no perder sus privilegios, Peña Nieto ha hundido a nuestro país en la crisis más severa de sus últimas décadas.

El presidente Enrique Peña Nieto, peón de los rapaces intereses de las mafias oligárquicas.
El presidente Enrique Peña Nieto, peón de los rapaces intereses de las mafias oligárquicas.

Tarde o temprano se sabrá con detalle quién o quiénes tuvieron la ocurrencia de pensar que el ex gobernador mexiquense era la persona ideal para conducir los destinos de un país como el nuestro. Lo que sí se sabe ya por experiencias vividas en otros países es que la tendencia marcada por los grandes dueños del dinero, es decir, por los mafiosos buitres que integran las oligarquías nacional e internacional, es la de imponer gobernantes que sirvan fielmente a sus intereses y no les presenten la más mínima resistencia para que puedan realizar sus saqueos con toda la libertad del mundo. Pero es obvio que en el caso de Peña Nieto no se guardaron las formas más elementales, como por ejemplo la de tener una preparación académica aceptable y de menos tener una idea vaga de dónde está parado.

Lo anterior, por supuesto, le conviene sobremanera a estas élites voraces que, en su afán de depredar las riquezas naturales de países como el nuestro y explotar a millones de ciudadanos, no les importa destruir las economías y el Estado de Derecho de estas naciones que eternamente han estado en el “tercer mundo” o “en vías de desarrollo”.

Y los buenos resultados que les ha dado en México esta decisión de imponer a un iletrado en la presidencia de la República son evidentes con la entrega pasiva de nuestros recursos energéticos y la imposición de “reformas estructurales” esclavizantes por parte de este personero y su camarilla apátrida, quienes como premio disfrutan el enriquecimiento ilícito impune.

Con los aumentos abusivos a los precios de la gasolina y diesel seguirán los sacrificios para las mayorías ante el auge delictivo de la clase política gobernante.
Con los aumentos abusivos a los precios de la gasolina y diesel seguirán los sacrificios para las mayorías ante el auge delictivo de la clase política gobernante.

Pero no todo es miel sobre hojuelas para esta especie de piratas de alto calibre pues ya en muchas ocasiones a través de la historia han tirado de la cuerda más de lo debido provocando verdaderas revoluciones sociales. Y quizá nuestro país ya está en esa vía.

Hoy, quince días previos al cuarto informe de gobierno de Enrique Peña Nieto, dos de las más importantes calificadoras del mundo en materia de finanzas, Standard & Poor’s Global Ratings (S&P) y Moody’s Investors Service, han bajado la perspectiva de largo plazo del gobierno mexicano de “estable” a “negativa”, lo que quiere decir que los mercados financieros internacionales le han perdido la confianza a la administración de Peña Nieto por la pésima conducción de la economía que le ha dado su secretario de Hacienda, Luis Videgaray.

Así, en ese ejercicio criminal de saquear y abandonar el desarrollo social que practican los gobiernos entreguistas que hemos tenido, se espera que en los dos años que le restan al sexenio de Peña Nieto disminuyan dramáticamente la llegada de inversiones extranjeras y el acceso a créditos, lo que traerá como consecuencia el aumento de la desigualdad social y la miseria.

Pero lo anterior, por desgracia, solo afecta al pueblo y no a los gremios delictivos que nos gobiernan, y que a estas alturas ya han robado lo suficiente para vivir ellos y sus descendientes con toda clase de lujos por lo menos durante los próximos 100 años.

Ahora, con el peor crecimiento económico de los últimos 25 años y una total carencia de transparencia en el gasto público pues quien debería de poner el ejemplo, o sea el presidente Peña Nieto, ha sido exhibido por sus corruptelas que lo han enriquecido, los mexicanos se enfrentan a la encrucijada de las elecciones presidenciales de 2018, en medio de descarados escándalos que señalan a ex gobernadores priístas como ladrones, a precandidatos presidenciales (del PRI, PAN y Morena) como mentirosos y nada confiables, y a gobernantes de la “izquierda” como corruptos. ¿Por quiénes deberemos votar entonces los ciudadanos?

Nada confiables los precandidatos a la presidencia para el 2018, tanto por sus antecedentes de corrupción e ineficacia como por sus amañadas declaraciones 3 de 3.
Nada confiables los precandidatos a la presidencia para el 2018, tanto por sus antecedentes de corrupción e ineficacia como por sus amañadas declaraciones 3 de 3.

El cambio, indudablemente, deberá darse desde la sociedad civil, al margen de la partidocracia putrefacta.

Como ya se ha visto en los últimos comicios, ciudadanos sin partido han sido favorecidos por los sufragantes y han venido ganando importantes posiciones, por lo que es deseable que esta preferencia continúe y en un futuro la ciudadanía esté realmente representada en el Congreso de la Unión y en los congresos locales de los estados que conforman la República. Este proceso puede ser largo, pero de consolidarse significaría el comienzo del fin de la partidocracia y todo lo nocivo que esta representa, para dar inicio a una nueva era en la que los ciudadanos decidamos, de manera directa, quiénes serán nuestros gobernantes y tengamos mecanismos realmente efectivos para vigilar el buen desempeño de estos y evitar que nos metan las manos en los bolsillos.