El cinismo del senador Aispuro: “¿Y por qué nada más yo?”

El senador Aispuro. La reforma energética traerá beneficios al pueblo de México.

Fernando Miranda Servín.

 

Cierta polémica causó el artículo de mi autoría titulado ¿Tú también Aispuro? publicado en la edición número 37 de raza cero, en el que manejé la interrogante como una analogía de la pregunta hecha por el emperador romano Julio César a su hijo adoptivo Brutus, al ver que este lo había traicionado formando parte del grupo de asesinos que acababa de apuñalarlo. “¿Tú también Brutus?”, le dijo al momento en que caía muerto a las afueras de la Curia del teatro de Pompeyo.

¿Tú también Aispuro?, escribí reclamándole al senador del PAN duranguense (ex priísta que tampoco es panista) por haber votado a favor de la reforma energética que da pie a las inminentes privatizaciones de PEMEX y la industria eléctrica, principalmente.

Al hacer público este texto, algunos lectores cayeron en la trampa del inconsciente partidismo: “¿Y por qué nada más Aispuro? ¿Por qué no mencionas a los priístas que también votaron a favor de la reforma energética? ¿Por qué no te refieres a los perredistas que votaron a favor de las otras reformas, la hacendaria, la laboral y la fiscal?”, me cuestionaron personalmente y a través de las redes sociales sin reparar que en el texto hago mención al respecto comentando que de los priístas, por su naturaleza depredadora, ya se esperaba la posición que tomaron en contra del pueblo de México votando a favor de la iniciativa de reforma energética presentada ante el Congreso por su presidente, Enrique Peña Nieto.

Y mi respuesta siempre fue y es la misma: en la pregunta está implícita la participación de los demás políticos, del PRI, PAN y PRD, que votaron a favor de las reformas que agreden nuestro patrimonio nacional y nuestros bolsillos. Los demás ya nos apuñalaron por la espalda… ¿Tú también Aispuro?

Y lo más interesante de esto es que el mismo senador Aispuro cayó en esta trampa gramatical. Eran las 12:21 p.m., del pasado día 7 de enero cuando mi teléfono celular sonó. Contesto y escucho la voz singular del senador José Rosas Aispuro: “¿Fernando? Soy José Rosas Aispuro… desde hace unos días quería hablar contigo, lástima que publicaste tu artículo sin que tuviéramos un debate”.

Lo escucho pacientemente durante varios minutos, en los que me expresa las bondades de la reforma energética que prácticamente pone en manos de las empresas particulares extranjeras y nacionales nuestro petróleo. “México no tiene recursos para explorar y extraer el petróleo, necesitamos forzosamente la participación de empresas que sí puedan hacer eso”, me dice sin tomar en cuenta lo que expongo en mi artículo, en el que menciono que desde 1938 PEMEX salió adelante sin ayuda del exterior y se posicionó como una de las 5 empresas mayores productoras de petróleo en el mundo. Pero Aispuro, desdeñoso, prefiere decirme: “No podemos quedarnos en el pasado, en 1938”.

En la ciudad de Durango, manifestación de repudio al senador Aispuro quien, al igual que los priístas, votó a favor de la reforma energética.
En la ciudad de Durango, manifestación de repudio al senador Aispuro quien, al igual que los priístas, votó a favor de la reforma energética.

Le argumento al senador que en ningún punto de la reforma energética se establece de qué manera se va a controlar a las empresas extranjeras en alta mar para que los mexicanos sepamos cuánta cantidad de petróleo es la que realmente estarán extrayendo. Aispuro dice que sí hay mecanismos para controlar a las voraces empresas petroleras que habrán de extraer nuestro petróleo en medio del océano e insiste en que son más los beneficios que tendremos con esta reforma energética: “va a bajar el precio de la gasolina y las tarifas de la luz”, dice. “En las leyes secundarias se van a establecer otras cosas más”, expresa, “no conozco lo que contengan esas leyes secundarias pero si veo algo que vaya en contra de los intereses del pueblo no las votaré”. Arremeto y le digo que destacados analistas expertos en la materia han enumerado en prestigiosos medios de comunicación todas las aberraciones que contiene esa reforma a modo para que se beneficien las empresas privadas extranjeras y nacionales, entre las que se encuentra la pérdida de jurisdicción de los tribunales mexicanos para que las controversias que surjan se diriman en tribunales internacionales. “Así debe de ser cuando el gobierno hace tratos con empresas extranjeras”, me contesta. Le reviro que lo que se hubiera hecho era erradicar la corrupción en PEMEX y, ya con cierta molestia, me vuelve a reclamar por no haberlo buscado antes para debatir, y me pregunta: “¡¿Y por qué nada más yo?! El calificativo de traidor es muy duro, es excesivo. Los priístas también votaron a favor de esta reforma… yo soy más de izquierda que de derecha… ¡¿por qué nada más yo?!”. Y el cuestionamiento me obliga a ser más claro con el senador Aispuro, a quien contesto: “porque los mexicanos ya conocemos a los priístas y sabemos que son capaces de vender hasta a su mamá, pero de usted los ciudadanos no esperábamos que hiciera eso. No veo que otro calificativo usar para referirme a quienes atentan en contra de los intereses de la nación”.

El senador Aispuro insiste en el debate público, le digo que lo organice él con su equipo de colaboradores, su infraestructura y su presupuesto ya que yo no tengo recursos materiales ni económicos para organizar un evento así pues soy periodista independiente. Me dice que no cree apropiado que él haga la convocatoria.

Me pongo a sus órdenes para cuando quiera que debatamos en público nuestras posiciones y damos por terminada nuestra conversación de manera políticamente cordial.

Estos días, sobre la marcha, los ciudadanos nos hemos enterado que varios políticos y ex directores de PEMEX son socios y asesores de las principales empresas petroleras extranjeras que ya se preparan para explorar y extraer nuestro petróleo, y a las cuales les otorgaron contratos por varios miles de millones de dólares cuando fueron funcionarios de esta paraestatal que “no tiene recursos para explorar y extraer el petróleo”.

Hoy, José Rosas Aispuro Torres, ex priísta y senador por el PAN, pero que no es panista y, como el mismo dice, “soy más de izquierda que de derecha”, es una especie de “vaca sagrada” para muchos duranguenses que ven en él a la única opción para terminar con el cacicazgo priísta de casi 100 años que padece esta entidad norteña, pero ¿por qué no cuestionar y poner en evidencia a este político que, al igual que los priístas y panistas, también está contribuyendo para afectar seriamente nuestro patrimonio nacional votando a favor de una reforma energética que a corto y largo plazo será nefasta para los mexicanos?

Aquí, a su pregunta “¡¿Y por qué nada más yo?! Le respondo: ¿Y por qué usted no, senador Aispuro? Cuando a todos los legisladores priístas, panistas y perredistas que votaron a favor de las reformas que hoy nos tienen más jodidos el pueblo les está reclamando su indigno proceder ¿por qué usted debe ser intocable, senador Aispuro, si hizo lo mismo que aquellos?