México: Obligatorio revertir la inmoralidad política y social

El degradamiento de los valores de la sociedad mexicana se viene dando paulatinamente a la par que los regímenes de gobierno –tanto priístas como panistas- han venido deteriorando la educación pública y el desarrollo social, atendiendo las exigencias de los organismos internacionales manejados por la oligarquía internacional (Banco Mundial y Fondo Monetario Internacional), que han implementado en los países en vías eternas de desarrollo esas políticas perversas de opresión para mantener a las masas en la ignorancia total y convertirlas en mano de obra barata, en el mejor de los casos, y en esclavos.

Enrique Peña Nieto, su Casa Blanca y su protección al Ejército en el genocidio de Iguala nos han colocado como uno de los países más corruptos del mundo.
Enrique Peña Nieto, su Casa Blanca y su protección al Ejército en el genocidio de Iguala nos han colocado como uno de los países más corruptos del mundo.

Hoy, nuestro país, en el contexto internacional, figura en los últimos lugares o en los primeros, pero con vergonzosas distinciones en distintas estadísticas, como por ejemplo en desarrollo educativo, servicios de salud, seguridad, criminalidad y empleo (el desempleo sigue en aumento y los trabajadores mexicanos perciben los salarios más bajos del mundo con 4 dólares diarios).

Pero estos pésimos resultados contrastan dramáticamente con el auge financiero de quienes se supone deben de dirigir de manera decorosa a nuestro país, esos cuantos que pertenecen a la clase política aglutinada en la partidocracia y que generalmente están a las órdenes de los oligarcas nacionales y extranjeros.

Estos personajes, que conforman un gremio altamente delictivo, son los que se protegen unos a otros para realizar todo tipo de latrocinios: robos descarados del erario, adjudicaciones de contratos millonarios a amigos empresarios ladrones que aumentan hasta diez veces el valor de una obra pública o prestación de servicios; nepotismo; colocación en altos puestos públicos de familiares y amigos que no tienen el perfil para ocuparlos; desvíos de recursos para apoyar a sus partidos políticos en sus campañas internas y externas, e infinidad de atropellos a los bolsillos de los contribuyentes.

Y a las protestas ciudadanas que afortunadamente crecen en las calles y en las redes sociales de internet, los gobiernos federal y estatales responden con la tomada de pelo de crear el “Sistema Nacional Anticorrupción”  y sus filiales “Sistemas Estatales Anticorrupción”, dándonos el mensaje de que las instituciones creadas desde hace muchísimos años para combatir la corrupción, y por las que hemos pagado miles de millones de pesos para mantenerlas, como la Procuraduría General de la República, la Secretaría de la Función Pública, los tribunales federales y locales junto con las Fiscalías y las secretarías de la Contraloría estatales, no sirven absolutamente para nada.

Las herramientas para combatir la corrupción siempre han existido, nosotros mismos nos las dimos desde que fue creada la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, el que nuestros gobernantes no las acaten y los ciudadanos no exijan su cumplimiento ha sido responsabilidad de todos.

Las consecuencias de las satrapías que han cometido nuestros representantes y la indiferencia de las mayorías ya las estamos viviendo con la pobreza cada vez mayor que nos abruma y la impunidad insultante con la que se conducen desde el presidente de la República hasta el más modesto presidente municipal de nuestra nación.

Felipe Calderón, su guerra inútil que nos ha costado más de 150 mil vidas.
Felipe Calderón, su guerra inútil que nos ha costado más de 150 mil vidas.

Pero las cosas no paran ahí, pues a la irresponsabilidad oficial y saqueos de quienes nos gobiernan, y que han ocasionado la miseria, desnutrición y muerte de miles de ciudadanos indefensos, se han sumado las atrocidades de esa “Guerra contra el narcotráfico” inútil emprendida por el ex presidente panista dipsómano Felipe Calderón Hinojosa, que ha provocado a la fecha más de 150 mil homicidios.

Los genocidios que han sucedido dentro de la administración gubernamental de Enrique Peña Nieto, principalmente el de Iguala, de los estudiantes normalistas de Ayotzinapa, siguen sin resolverse.

Luego, por si lo anterior fuera poco, nos hemos enterado del brutal exterminio de jóvenes y niños perpetrado en algunos estados de la República, especialmente Veracruz, gobernado durante el sexenio pasado por un enfermo mental, Javier Duarte de Ochoa, todavía prófugo de la justicia.

Andrés Manuel López Obrador. Muy difícil que este “izquierdista” corrupto e intolerante pueda cambiar el futuro de los mexicanos con el séquito de peligrosos bandidos que lo rodea.
Andrés Manuel López Obrador. Muy difícil que este “izquierdista” corrupto e intolerante pueda cambiar el futuro de los mexicanos con el séquito de peligrosos bandidos que lo rodea.

¿Qué más necesitamos los mexicanos para convencernos de una vez por todas de que la forma que nos hemos dado para gobernarnos ya no funciona? ¿Que ya es tiempo de buscar otras alternativas diferentes a las que siempre nos han ofrecido los partidos políticos y sus dirigentes corruptos, incluido, por supuesto, Andrés Manuel López Obrador y su negocio personal llamado Morena?

Hoy, más que nunca, los mexicanos necesitamos prescindir de estas mafias delincuenciales y proponer a los mejores hombres y mujeres de nuestra sociedad para que sean ellos quienes nos gobiernen y rescaten para las futuras generaciones todo aquello de lo que la partidocracia criminal nos ha despojado.