De mal en peor con Peña Nieto

Contrariamente a lo que pregona el gobierno federal en el sentido de que la economía “está repuntando”, las estadísticas reales son devastadoras. Lo cierto es que el gabinete económico del presidente Enrique Peña Nieto no ha hecho absolutamente nada en su primer año de gobierno para revertir la tendencia negativa que, del sexenio anterior al actual, ha empeorado.

De 2 millones 496 mil personas desempleadas que había en el año 2012, la cifra aumentó a 2 millones 539 mil en 2013, cantidad que posiciona a México como la sexta nación con mayor número de desempleados dentro de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), integrada por 34 países de Europa, Asia y América.

Cuántos miles de millones de pesos se gasta el gobierno federal para promocionar la imagen de un México que no existe.
Cuántos miles de millones de pesos se gasta el gobierno federal para promocionar la imagen de un México que no existe.

Así, México solo es superado en número de desempleados por los Estados Unidos de Norteamérica, que tiene 11 millones 460 mil; España, con 5 millones 995 mil; Francia, con 3 millones 185 mil; Italia, con 3 millones 24 mil, y Japón, con 2 millones 651 personas desocupadas.

Sin embargo, las estadísticas de la OCDE no coinciden con las del Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática, las cuales, en el último trimestre de 2013, registraron a más de 2 millones 700 mil personas sin empleo y 29 millones 300 mil personas con empleos informales o “subocupadas”, que representan casi el 60% de la Población Económicamente Activa (PEA).

A diferencia de los países que superan a México en número de desempleados, en nuestro país no existe el seguro de desempleo por lo que los ciudadanos, al no encontrar un empleo formal, se ven obligados a engrosar las estadísticas de los empleos informales, sin prestaciones, sin seguridad social y sueldos miserables. Esto, la ausencia total de fomento económico, las leoninas reformas laboral y hacendaria, y el aumento de la gasolina y los servicios públicos podrían elevar al 70% la cifra de mexicanos de la Población Económicamente Activa que pasarían a formar parte de las estadísticas del empleo informal. Si el año pasado 6 de cada 10 mexicanos productivos se encontraban en estas condiciones de precariedad laboral, este 2014 podría terminar con 7 de cada 10 connacionales en estas circunstancias.

Así las cosas, el futuro que nos espera no es nada halagador si tomamos en cuenta que la economía es el principal factor de estabilidad social en cualquier país. Todo lo anterior, aunado a la corrupción extrema de nuestros gobernantes, ha provocado que en los últimos años aumenten considerablemente los índices de criminalidad e inseguridad en nuestro país, frente al enriquecimiento insultante de las élites política y empresarial que, a través de todo tipo de corruptelas, hacen grandes negocios particulares con los recursos públicos, a los que tienen acceso fácilmente, defraudando al erario de manera impune gracias a las enormes lagunas legales que la misma clase política ha implementado en las leyes que deberían de proteger la transparencia en el manejo de dichos recursos y deberían de castigar severamente el saqueo y los daños patrimoniales que flagrantemente cometen la mayoría de nuestros gobernantes, en contubernio con empresarios y banqueros deshonestos.

Hoy, más que la recesión económica mundial, es la corrupción el principal mal que aqueja a la sociedad mexicana.

Es la corrupción y la indiferencia casi total de los ciudadanos hacia los asuntos públicos lo que permite que una minoría de políticos corruptos, magnates mafiosos y capos del crimen organizado obtengan beneficios multimillonarios negociando nuestro patrimonio a través de fraudes y traficando influencias, traficando drogas, secuestrando, extorsionando y esclavizando sexualmente a miles de mujeres.

Si no tomamos conciencia plena de que todos debemos de participar en política para vivir en una sociedad mejor, estaremos perdidos.

Hagamos pues lo que nos corresponda para heredarles a nuestros hijos un futuro alentador, sin políticos, policías, empresarios y banqueros delincuentes.