Un arzobispo emérito maldoso

El Quejido del coyote cojo…

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Salvador Salas Ceniceros.

C. Arzobispo emérito de Durango.
Héctor González Martínez.

Con el respeto que inspira su alba y misogínica investidura, le recomiendo que antes de hacer declaraciones sobre los homosexuales medite en la declaración de Su Santidad, el Papa Francisco: “Si los homosexuales se acercan a la iglesia de Cristo, ¿quién soy yo para juzgarlos?”.

El arzobispo emérito de Durango, Héctor González Martínez, calificó la homosexualidad como repugnante: “Lo que es contra natura no es natural, no tiene derecho ni obligaciones, y carece de validez ética, aunque se inscriba positivamente en un código”, señaló.

El jerarca de la Iglesia Católica recordó cuando en el Congreso del estado se analizaba la propuesta de permitir los matrimonios entre personas del mismo sexo, y al respecto dijo que un diputado homosexual defendía en la Legislatura “el arrejuntamiento civil de los homosexuales”. “Gritaba (el diputado) al perder la votación: ‘Esto no es biblia’, y sin querer argumentaba a favor del paganismo y el mismo satanás mugía por la boca de ese legislador”. El arzobispo no citó el nombre del diputado.

Las declaraciones homofóbicas del arzobispo emérito de Durango, Héctor González Martínez, una más de sus maldades. (Ver Las maldades del arzobispo).
Las declaraciones homofóbicas del arzobispo emérito de Durango, Héctor González Martínez, una más de sus maldades. (Ver Las maldades del arzobispo).

Después de que medite en la frase del Papa Francisco le recomiendo lea el libro de Pepe Rodríguez, que entre otras cosas dice de los sacerdotes lo siguiente:

La vida sexual del clero. Pepe Rodríguez Ediciones B. Barcelona, 1998.

“95% de ellos se masturba, un 26% manosea a menores, un 20% realiza prácticas de carácter homosexual, un 12% es exclusivamente homosexual y un 7% comete abusos sexuales graves con menores. ¡Ah! Se sabe también que tres cuartas partes del clero actual se declara en favor del celibato opcional”. Y también se entera el lector de este libro de anécdotas sabrosas, como que el Papa Juan XII en el año 964 fue muerto de un martillazo por un marido que lo pescó en la cama con su esposa o que durante varios siglos existió un tributo que los religiosos que tenían concubinas pagaban a la Iglesia y que se llamaba “renta de putas”.

Recuerde usted, Santo Varón: “Al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios”. Usted NO los case por la iglesia, pero no se meta con las leyes civiles; ellos, como todos los seres humanos, merecen luchar por sus derechos.

Por último, ¡imagínese al 20% de sus congéneres homosexuales, mugiendo, poseídos por Satanás!… Y sí mugen, pero poseídos por sus orgasmos.