Acoso telefónico de INFONAVIT

Sr. Fernando Miranda.
Director del periódico razacero.

Mucho le agradeceré publique en su medio de comunicación mi denuncia:

Una historia más del acoso, agresión y falta de sensibilidad de esta institución aquí en Durango, Dgo. Llamadas telefónicas de una voz grabada a partir de las 7 de la mañana y hasta las 11 de la noche a mi casa y a casa de mi madre en intervalos que cada vez se hacen más cortos para cobrar el adeudo que tengo por falta de empleo.

Me quejo a un número telefónico de Infonavit y les pido que paren su acoso y todo sigue igual. Voy a la oficina de Infonavit y todo igual.

Aparte de la pérdida de mi empleo desde hace más de un año y el no haber conseguido trabajo debido en gran parte a mi edad, más de 50 años, no me ha sido posible hacer los pagos correspondientes de mi crédito en Infonavit, y todavía tengo que aguantar este acoso.

razacero_17-08-2017Lo que resulta tan ofensivo en este caso es lo siguiente: Mi crédito fue otorgado en 1988 por aproximadamente 240,000 pesos y se realizaron los pagos puntuales durante 8 años hasta antes de perder mi empleo. En esos 8 años pague cerca de 230,000 pesos, correspondiente prácticamente al costo de la casa, y resulta que ahora debo ¡más de 250,000 pesos! o sea que lo que pagué hasta antes de perder mi empleo fueron puros intereses ¡¡¡y es un crédito a 30 años!!! ¡¡¿¿Cuánto me va a costar pagar ese crédito??!! Es una casa de aproximadamente 60 m2 de construcción y me están cobrando mensualidades de más de 3,000 pesos. Todo esto es tan indignante y ofensivo, porque aun cuando el gobierno federal sabe de la falta de empleo para los trabajadores, sus directivos no tienen la menor sensibilidad para tratarnos con dignidad y respeto, ya que en lugar de apoyarnos en la adquisición de un patrimonio, que aunque pequeño es el fruto de un trabajo duro y honesto, cobran cantidades exorbitantes de intereses y utilizan un acoso digno de extorsionadores y agiotistas en caso de atraso en los pagos. Los directivos se esconden detrás de una institución impersonal en la que el trabajador no les puede ver ni hablar. Son como dioses para uno. Aprovechando la atención que me concede este medio de comunicación le pido a Infonavit: ¡PAREN SU ACOSO!, ¡QUÉDENSE CON MI CASA! Que les aproveche lo que he pagado.

Atte.
Juan José Arias Pescador.