Rosario Robles, una pobre muñeca fea

Rosario Robles, secretaria de Desarrollo Social. Infortunadas declaraciones.

Francisco Rodríguez.
pacorodriguez@journalist.com 

Tiene tiempo que María del Rosario Robles Berlanga trae el santo de espaldas. No embona con nada ni con nadie.

Pareciera que el fantasma de Carlos Ahumada le sigue jalando los pies.

Y es que, después de que Enrique Peña Nieto le confió un papel protagónico en la política que a cualquier personaje de medio pelo hubiera lanzado a las nubes del reconocimiento popular, doña Rosario se dejó comer el mandado por achichincles de quinto talón que la jalaron al barranco y la metieron en medio de un escándalo preelectoral en Veracruz que marcó para siempre su destino.

¿“No te preocupes, Rosario”?

Por supuesto que tiene qué preocuparse. Y por mucho. Ya que, queriendo ayudarla, le encargaron algo de lo suyo, de lo que supuestamente sabría hacer: crear un nuevo partido, Concertación Mexicana, que estaba destinado al registro seguro, “cachando” a los resentidos del PRD, dotándola de un presupuesto envidiable y de cuadros políticos que, si hubieran sido bien aprovechados, lograban el despegue.

Todo, empero, se fue a la basura. El dinero y el partido al que ya ni el ex panista Manuel Espino ni los ex guerrilleros Arce quieren pertenecer.

Así y todo, con el evidente empujón del ahora secretario de Agricultura, Martínez y Martínez, la encumbraron al gabinete presidencial.

Y ya en el ejercicio de sus atribuciones contra la miseria, recién ha hecho declaraciones contra las mujeres indígenas indigentes que las condenan, por el pecado de ser prolíficas, a no poder recibir un quinto del gasto social aprobado por el Congreso para el lucimiento de la señora Robles.

Desgraciadamente, no queda nada de aquellas escenas en las que, como general británico, hacía su arribo triunfante, pavoneándose, junto con los secretarios de Hacienda y Gobernación, flanqueando a EPN, en medio de las ovaciones de los banqueros en Acapulco.

Así que, por más que se apunte para la candidatura del PRI a jefa de Gobierno del DF, no tiene la más remota posibilidad. Y si la tuviera, la volvería a desperdiciar. A la oportunidad la pintan calva, no coqueta.

CONTROL POBLACIONAL

A Robles Berlanga, en realidad, se le “chisporroteó”. “Sin querer queriendo”, enseñó los interiores de la política poblacional que los países desarrollados –Unión Europea, Estados Unidos y Japón– han impuesto a países como el nuestro… y que aquí se acatan sin chistar.

Existe una realidad de dominación de los fuertes, de ámbito planetario, cuyas fuerzas motrices son el lucro y el poder. Estos planes se disfrazan como “salud reproductiva”, “paternidad responsable”, “planificación familiar”, “educación sexual”, “lucha contra el SIDA”, “salud sexual”, “acciones de género”, “feminismo” o “desarrollo sustentable”.

Esta división del género humano entre fuertes y débiles genera sobre los países empobrecidos una realidad de injusticia, violencia y muerte.

Así, el 82% de la humanidad está condenada al hambre.

1 mil 500 millones de personas sufren en sus diferentes formas el desempleo.

Son 400 millones de niños quienes viven en situación de esclavitud.

50 millones de muertos es el balance anual de los más de 40 conflictos bélicos abiertos en la actualidad, la mayoría mujeres y niños.

50 millones de niños son abortados al año.

80 países tienen en vigor la pena de muerte.

El terrorismo, la guerra contra las drogas y la eutanasia no cesan de arrojar victimas y destrozar familias.

Podemos afirmar, por lo tanto, que vivimos en una auténtica guerra planificada contra los débiles, los empobrecidos… y en nuestro país en contra de los indígenas, a quienes la señora Robles ya condenó a no tener más de tres hijos, so pena de no recibir los apoyos asistenciales, guión electoreros, con dinero de todos los contribuyentes.

Primero dio la pelea por el aborto. Ahora por el control natal al estilo chino: no más de tres hijos si eres pobre. No más. Pero como siempre, al enseñar los interiores de la política, Rosario Robles ya condenó al fracaso esa estrategia de control poblacional.

Y ahora está como el personaje de la tonadilla infantil: “escondida por los rincones, esperando nadie la vea…”.

Índice Flamígero: ¿Y qué dice al respecto la Comisionada de los Pueblos Indígenas, Nubia Mayorga, otra de las muchas personalidades de la tolupachucracia? ¿Está a favor de los derechos humanos de aquellos a quienes debe servir o se solidariza con Robles?

 

(www.indicepolitico.com).