Julio Jaramillo

De la redacción de razacero.

Conocido como “El Ruiseñor de América” y “Míster Juramento”, Julio Jaramillo es considerado el mejor cantante ecuatoriano de todos los tiempos.

Julio Alfredo Jaramillo Laurido o simplemente Julio Jaramillo, nació en Guayaquil el 1 de octubre de 1935; huérfano de padre desde muy pequeño, su mamá sacó adelante a Julio y a su hermano Pepe.

Sus canciones, que hablan de amores y desencuentros, gustaron al público que se reflejaba en ellas. Muchos lo consideran como uno de los símbolos de la identidad nacional ecuatoriana, pero su calidad trascendió esa frontera para ser uno de los más grandes íconos de la música popular latinoamericana.

Con la grabación de su primera canción, “Pobre mi madre querida”, en 1954, haciendo dúo con Fresia Saavedra, su nombre comenzó a ser conocido. A ésta le siguió el pasillo “Esposa”, en dúo con Carlos Rubira Infante, pero el salto a la fama lo da en 1955, a los veinte años de edad, grabando el vals “Fatalidad”, del compositor peruano Laureano Martínez Smart, que fue difundido por todas las estaciones de radio de Ecuador y por las principales emisoras de otros países. La aceptación de esta melodía marcó el inicio de su carrera formal y de su reconocimiento como cantante excepcional, contribuyendo en esto el célebre guitarrista y arreglista, Rosalino Quintero. Su consagración internacional llegó dos años después, en 1957, con el bolero “Nuestro juramento”, del compositor puertorriqueño Benito de Jesús, tema que lo llevó a realizar giras por toda América Latina.

La llegada de Julio Jaramillo a México, programada para el 29 de abril de 1959, se suspendió cuando al regresar de una gira fue detenido por las Fuerzas Armadas de Ecuador para que cumpliera con su servicio militar, pues éste se encontraba en calidad de remiso, por lo que su debut en México se pospuso hasta el 6 de octubre de 1960, día en que abarrotó el legendario Teatro Blanquita, en la Ciudad de México.

A la par de su éxito, los escándalos de su turbulenta vida también aumentaban y eran con frecuencia noticia. Varias veces fue apresado, casi siempre por problemas con mujeres o por incumplimiento con el Tribunal de Menores.

Además de haberse casado cinco veces, tuvo hijos con otras mujeres, que llegaron a sumar un total de 28. Se mostraba generoso, despilfarraba su dinero con sus amigos y representaba el prototipo del machismo porteño.

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Radicado en Venezuela desde 1968, Julio Jaramillo regresa a Ecuador en 1975, luego de haber recibido infinidad de reconocimientos y varios Discos de Oro en México. Cansado y envejecido prematuramente por la cirrosis, fue abucheado en una actuación en su ciudad natal, Guayaquil, porque su voz, debido a sus excesos con el alcohol, ya no era la de antes. En sus últimos años, Jaramillo tuvo un programa en Radio Cristal, titulado “La hora de J. J.”, de cuya propaganda a duras penas obtenía dinero para sobrevivir.

“El Ruiseñor de América” se apagaba física y económicamente por su vida disipada, pero su enorme e invaluable legado musical estaba más vivo que nunca pues Jaramillo, al terminar su contrato con su primera disquera, Ónix, decidió no tener exclusividad con ninguna empresa discográfica y grabó infinidad de canciones a precio fijo para diferentes sellos y para empresarios particulares. Por ello, su discografía no puede ser cuantificada con exactitud. En 2017, sus biógrafos, de acuerdo a un estudio con coleccionistas, determinaron que Julio Jaramillo había grabado un promedio de 750 LPs y otro tanto de discos de 45 rpm (revoluciones por minuto), dejando también entre 2,100 y 2,200 grabaciones de estudio.

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El 9 de febrero de 1978, Julio Jaramillo, asistido por su última esposa, la ecuatoriana Nancy Arroyo, ingresó a la clínica Domínguez, de Guayaquil, por un problema de cálculos en la vesícula, falleciendo de un paro cardíaco, aunque la causa principal de su muerte fue la cirrosis, provocada por la intensa vida bohemia que llevó. A su funeral acudieron más de 250 mil personas para darle la despedida. Julio Jaramillo contaba con 43 años de edad. Inmediatamente, todas las estaciones de radio de Latinoamérica programaron sus canciones, las mismas que en las décadas de los años 60 y 70 se escucharon en todos los hogares, fondas y cantinas del continente.

“Fatalidad”, “Nuestro juramento”, “De cigarro en cigarro”, “Alma mía”, “Te odio y te quiero”, “Rondando tu esquina”, “Ódiame”, “El divorcio” y muchas otras de sus grandes interpretaciones aún se escuchan en los medios electrónicos de habla hispana.

Julio Jaramillo es y será por siempre “El Ruiseñor de América”.