Pedro Infante

De la redacción de raza cero.

 

Pedro Infante Cruz nació el 18 de noviembre de 1917 en Mazatlán Sinaloa, pero desde temprana edad sus padres se trasladaron a Guamúchil, donde en la adolescencia comienza su carrera artística como cantante. Ahí conoce a su primera esposa, María Luisa León, diez años mayor que él, quien lo anima y apoya para viajar a la ciudad de México D.F., a buscar mejores expectativas.

Así, en 1938 Pedro Infante Cruz ya cantaba en la estación de radio WEB y comienza a colaborar como extra e interpretando papeles secundarios en largometrajes de mediana trascendencia.

En 1943, empieza a trabajar con el genial director cinematográfico Ismael Rodríguez Ruelas, filmando la cinta Mexicanos al grito de guerra, y otras películas, hasta que en 1947, bajo la dirección de este mismo cineasta, Pedro Infante alcanza la fama internacional para convertirse en el principal ícono del cine mexicano actuando en Nosotros los pobres.

Interpretando al famoso personaje Pepe El Toro, Pedro Infante y sus compañeros de actuación retrataron fielmente a ese sector de la sociedad que emerge en la década de los años cuarenta del siglo anterior al emigrar del campo a la ciudad, en el inicio de la Segunda Guerra Mundial, para emplearse en la industria manufacturera que a raíz de este conflicto comienza a florecer en nuestro país.

Estos miles de campesinos, que cambian su modo de vida rural al urbano, comienzan a habitar las vecindades (conjuntos de viviendas con un patio común), propiedades de los casatenientes de la época, y a formar los barrios en los que se generaría una nueva cultura popular con el modo de sobrevivir (los campesinos se convierten en obreros), de hablar (el clásico tono cantado, el albur y el caló), de vestirse (los pantalones de pliegues) y de pensar (se buscan expresiones de libertad política, social y sexual a pesar de los gobiernos represores y las Damas de la Vela Perpetua).

Y es en esa trilogía de películas, Nosotros los pobres (1947), Ustedes los ricos (1948) y Pepe El Toro (1952) en donde Pedro Infante se identifica plenamente con el pueblo mexicano, es decir, con las clases baja y media que a pesar de las adversidades buscan la manera de salir adelante.

En 1955, la Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas de México le otorga el premio Ariel, como mejor actor, por su papel interpretado en la película La vida no vale nada, y un año después, en 1956, el jurado del Festival de Cine de Berlín lo distingue con la entrega del Oso de Plata, como mejor actor del mundo, por su actuación en el filme titulado Tizoc, al lado de María Felix.

Este premio ya no podría recibirlo Pedro Infante pues el 15 de abril de 1957 el avión que pilotaba se estrelló en pleno centro de Mérida, Yucatán (era fanático de la aviación con 2989 horas de vuelo). Aquí, en esta entidad sureña, Pedro Infante, desde años atrás, realizaba obras altruistas dándole alimento a cientos de menesterosos y apoyando económicamente a familias de escasos recursos.

Hasta la fecha, cada año miles de mexicanos se dan cita en el Panteón Jardín, de la ciudad de México, donde descansan sus restos, para conmemorar los aniversarios luctuosos de su lamentable fallecimiento. Pedro Infante, quien también dejó un fuerte legado musical, es uno de los grandes ídolos de la cinematografía internacional de todos los tiempos.