Acá entre nos, Sabor y Esmero

Este restaurante está en uno de los bulevares más transitados de la ciudad, se ubica en el Blvd. Enrique Carrola Antuna (antes Canelas) Núm. 705.

La puerta de la entrada es muy pequeña y está un poco escondida, tal vez por eso pasa algo desapercibido el lugar. Para mayor exactitud se encuentra a un lado de la Clínica Sta. Elena.

El personal es muy joven y su vestimenta es como su vida diaria, con esto me refiero a que no portan uniforme, logotipo o algún color distintivo en su ropa.

Es un negocio chico, con una iluminación amena. Su ambientación corre a cargo de música pop en inglés.

El mobiliario es de madera, sus sillas y mesas son de color café oscuro y están acomodadas en los laterales de las instalaciones, pegadas a la pared. Son muy poco cómodos los muebles, más bien no están nada confortables, por lo que este sitio es para que “llegues, desayunes y te vayas”. La instalación de luz es con tubos PVC que van sobre la pared y el techo, tal vez eso sea lo más atractivo del lugar. 

Los baños están bastante limpios y con lo necesario para el servicio de WC.

La atención es nula, te llevan el menú y los alimentos y nadie más se vuelve a acercar a tu mesa.

Salta a la vista que en cada mesa está un acrílico con las indicaciones para evitar el coronavirus, pero al momento de que te sientas y te llevan la carta no le dan limpieza a tu mesa, y a ninguna, como me pude percatar en el tiempo que estuve ahí.

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Deberían de tener cuidado también con los cubiertos, ya que los ponen en una cubeta junto con las servilletas, y están expuestos a que los estén agarrando varias personas.

Nadie del personal cuenta con las más mínimas precauciones ante la emergencia sanitaria que estamos viviendo; no llevan cubrebocas, mucho menos guantes.

Otra cosa de la que me percaté es que el joven que atiende las mesas es el mismo que va y hace las entregas a domicilio, y antes de retirarse pasa a tu mesa a preguntarte si vas a pagar con tarjeta, esto es porque se lleva la terminal.

De la variedad de platillos que ofrecen me decidí por uno que se me hizo interesante: Huevos y Fruta. Me dio curiosidad el nombre del platillo, pero todo lo que estás pensando que pudiera ser, no es así. El platillo consiste en una cantidad suficiente de fruta: melón, papaya y piña. Pedí que no me pusieran melón, las dos frutas restantes estaban muy frescas, así que no hubo necesidad de pedir miel o limón.

Uno de los errores es que te llevan el segundo platillo mucho antes de que termines el primero, por lo que en ese tiempo los alimentos se enfrían. No sé si lo hagan generalmente o solo porque el mesero se tenía que ir a dejar los pedidos.

El café de olla te lo sirven en una taza de peltre, a una temperatura agradable, ya que como bien sabes ese material se calienta bastante y puede complicar tomarte tu bebida. El sabor del café es demasiado amargo, por lo que no es nada sabroso. Y no hay refill, solo es una taza.

Los blanquillos están bien cocidos y van acompañados por un ingrediente a elegir; yo me decidí por tocino (si quieres otro el costo va desde 10 pesos hasta 20 pesos extra, dependiendo del guiso), y de guarnición van los frijoles con su clásico queso encima, muy bien cocidos, junto a papas que van guisadas con chorizo (a las que les faltó un poco más de cocción, ya que al momento de morder se sentían un poco duras).

Como mencioné líneas arriba, al momento de pasar a comer mi platillo ya estaba prácticamente frío.

Su publicidad es muy buena en redes sociales, pero deja mucho qué desear la atención que le brindan a sus comensales y las instalaciones, por lo que en esta ocasión le daré solo dos tenedores.

De preferencia hay que consumir en negocios locales a través del pedido a domicilio. Te recuerdo que si se puede nos sigamos quedando en casa. ¡Cuídate y así nos cuidas a todos!