VÍCTOR MONTENEGRO

Contrapesos

México ya no cantará en Durango

Durango no será sede de la final del concurso “México Canta”, pese a que la propuesta original nació aquí. Hasta hace unos días, aún se promovía oficialmente, pero algo pasó.

La decisión del Gobierno Federal de trasladar el evento a la Ciudad de México -anunciada por la secretaria de Cultura, Claudia Curiel de Icaza- no es un simple cambio logístico, sino un mensaje político.

A nivel oficial y al tono de lo políticamente correcto, se habla de “problemas presupuestales” debido a la magnitud que el certamen alcanzó, pues tras la convocatoria se rompió cualquier expectativa en cuanto a la participación; no obstante, existen otros elementos que seguramente llegaron a pesar más que los costos de una producción artística, y esos suelen ser los políticos.

Y es que a menos de una semana de que el gobernador de Durango declarara públicamente que no se prohibirán los narcocorridos en la Feria Nacional Villista 2025, haciéndole segunda el director de Ferias y Espectáculos, Lauro Arce, el Gobierno Federal decidió quitarle a Durango la final de un certamen cuyo propósito declarado es promover la paz y desalentar la apología del delito.

El certamen nació como una iniciativa para combatir la violencia desde la cultura, promoviendo mensajes positivos y visibilizando el talento de jóvenes mexicanos y mexicoamericanos. No solo fue aprobado por la presidenta Claudia Sheinbaum, sino que, según sus mismas palabras, fueuna idea del propio Esteban Villegas Villarreal.

El evento pudo ser un escaparate nacional e internacional para Durango. Hoy, sin embargo, es una oportunidad perdida por lo que parece ser falta de tacto político, por lo que no resulta exagerado suponer que las recientes declaraciones del mandatario fueron la gota que derramó el vaso.

Ya lo dice el tan trillado adagio de poder: “en política no hay casualidades…”. El traslado de la sede a la Ciudad de México, específicamente al Teatro Esperanza Iris, uno de los recintos más emblemáticos del país, fue anunciado con entusiasmo y destacando su valor histórico y simbólico. Empero, la cultura, en este contexto, sin duda fue usada como moneda política.

Durango, una entidad con riqueza histórica y talento musical indiscutible, quedó fuera del escenario. Aunque no fue precisamente por el asunto de los narcocorridos, ya que al respecto, la posición de la presidenta Sheinbaum siempre ha sido la no prohibición: “prohibido prohibir”; “orientar en vez de censurar”.

En ese tenor, claramente se entiende aquí que la cultura solamente fue una herramienta diplomática que la Presidenta utilizó, para con ella dejarle muy claro al mandatario duranguense su gran descontento por las palabras con las que presumió haber “operado” en las recientes elecciones municipales de la entidad, autoproclamándose como “El Patrón” de Durango.

EN LA BALANZA.- El dolor de una madre no entiende de límites geográficos. Cuando una madre busca a su hijo desaparecido, no debería encontrar más obstáculos que respuestas. Las historias de los duranguenses desaparecidos en territorio sinaloense: Jesús, Silviano y Jorge, no solo evidencian la crueldad del crimen, sino también la indiferencia institucional.

El que autoridades de Durango y Sinaloa se laven las manos ante el sufrimiento de estas familias deshonra cualquier discurso oficial sobre justicia o derechos humanos. Los gobernadores de ambos estados no pueden ser espectadores; su obligación moral y política es exigir respuestas y coordinación real. Mientras el silencio institucional persista, también lo hará la impunidad.

(El Siglo de Durango)