Opinión: Pagamos la comunicación
Jaime Rodríguez Calderón, El Bronco, gobernador electo de Nuevo León, obligado a fincarle responsabilidad penal al gobernador saqueador saliente, Rodrigo Medina.
En el caso de Nuevo León se dejaron notar mucho más los enormes intereses de los grupos en la comunicación; por un lado, los grupos comprometidos con las “igualas” y compra de publicidad oficial se tuvieron que plegar a los intereses que trataban de minimizar las denuncias en contra de la gran corrupción de Rodrigo Medina y su padre Humberto, y digan lo que digan o dijeron, de pronto afloró en la conciencia pública la realidad y entendieron que en verdad los venían robando y engañando. Finalmente, los habitantes de Nuevo León han entendido que los fondos y recursos públicos se han utilizado para hacer los grandes negocios privados, y que de los presupuestos de todos se paga y se mantiene a un importante grupo de “empresarios de la comunicación” que siempre se pliegan a los intereses de los hombres del poder o de los que canalizan los fondos públicos para sostener sus inmensos ingresos, pero ingresos que no van a mejorar la comunicación social ni el nivel de vida de los trabajadores de los medios de comunicación sino que van a engrosar los bolsillos y cuentas bancarias de los dueños de estos medios. Por esta razón, cuando “El Jefe” Diego Fernández de Cevallos sostiene que atrás del triunfo de “El Bronco” existe un grupo de empresarios descontentos, es claro que se diera este enfrentamiento porque un grupo como Reforma y el Norte también tienen enormes intereses en la comunicación y en las relaciones con el poder, y es por ello que, cuando se vieron desplazados de los gozos de los fondos públicos, se sirvieron de las denuncias y las hicieron del conocimiento público, lo que les ha dado un enorme resultado porque la gente considera que son “medios independientes”, cuando en realidad son medios que, entendiendo la oportunidad de ser canales para la denuncia pública, se permitieron consolidar su credibilidad y, con ello, sostener sus enormes intereses comerciales y las relaciones entre los grupos de poder, porque entonces pueden utilizar su “prestigio” para vender cara la publicidad sin tener mayores compromisos con los hombres del poder. Es un buen negocio el decir la verdad, no hay duda.
Hemos explicado en los últimos libros escritos con José García: “EL 68, VISTO A LOS 68; LA DICTADURA DE LA MEMORIA: EL PODER DE LOS INDIGNADOS, y 68: LA TRACIÓN SE VOLVIÓ GOBIERNO” de cómo en ocasiones el mismo poder, para dar credibilidad a algunas cuestiones o utilizando a ese sector de la prensa considerado independiente, usa el canal para filtrar denuncias o informaciones de tal suerte que, así, eliminan a sus “enemigos políticos” o mandan los mensajes para que sus cuadros entiendan lo que se debe hacer y se mantengan en la disciplina y lealtad que necesita el grupo en el poder. Sin duda, a todos gusta y alegra el que se castigue con la repulsa social a los corruptos como Rodrigo, pero si todo eso queda ahí, los que en verdad ganan son los empresarios y delincuentes de cuello blanco que han sido sus socios y cómplices en el saqueo de los recursos públicos en la entidad y en el manejo y lavado de recursos financieros venidos de las actividades delictivas que se realizaron en ese gobierno. Si la famosa denuncia y filtración de datos se dio con ese fin y para evitar mayores investigaciones, dando por satisfecho el cambio y triunfo con El Bronco, se controla la indignación popular y se impide que broten movimientos de descontento que pongan en peligro la paz y la estabilidad en la entidad y en el país.
Era necesario hacer la denuncia para quemar en el proceso a la candidata escogida, Ivonne Álvarez, y evitar que demostrara que existe el respeto a la “democracia” y que se puede derrotar al mismo partido en el poder; con ello, los bonos y engaños a los observadores extranjeros se dan bien; así pues, si no hay investigaciones y consignaciones de los corruptos, todo habrá sido un gran montaje para distraernos y continuar en la manipulación. Para esto sirven las filtraciones y la llamada “prensa independiente”, que sigue cobrando facturas en el poder…