Los viejos: penosa realidad
“Si crees que te están timando, ¡lo más probable es que tengas razón!”. Chin-Ning Chu
Sócrates Campos Lemus.
Sin duda, cuando hablamos de los viejos, no nos hagamos tontos con eso de la “tercera edad”, los viejos somos viejos con una acumulación de años, algunos con experiencias, y otros con vidas aburridas y brutales, sin color ni sabor, simplemente pasaron el tiempo y esperaron a que, por alguna razón, llegaran los milagros y la jubilación… para darse cuenta que cuando les llega, el dinero que tendrán solamente les alcanzará para unos chicles o para hacerse como el Tío Lolo: pentontos solos.
Hoy, la realidad es que los viejos en el país suman más de 13 millones mayores de sesenta años, cerca del 10% de la población total. No somos abuelitos aburridos que ya no podemos hacer nada, al contrario, muchos estamos en lo mejor de nuestro desarrollo pero sin posibilidades de hacer tareas productivas o de brindar la experiencia a los que más la necesitan.
Según las consideraciones actuales, un país se considera “envejecido” precisamente cuando su población de viejos llega al 10% del total, y es claro que esto lo alcanzaremos para dentro de cuatro años. En general, los hombres viejos duran aproximadamente 67.7 años y las mujeres viejas 66.4, es decir, aguantamos más o a lo mejor las señoras prefieren la muerte a estar al lado de viejos cascarrabias que todo el día se quejan o nos quejamos, y de los que les duele la reuma o despotricamos contra todo, alegando que en “nuestros tiempos” todo era mejor, cuando jamás tuvimos oportunidad de vivir “nuestros tiempos” por estar ocupados en sobrevivir. Lo curioso es que los viudos suman 12.8 por ciento y las viudas 34.2 por ciento. La razón por la que existen más viudas que viudos es que a lo mejor los hombres no son capaces de ser independientes y siempre han tenido que sobrevivir al lado de una mujer que nos “atienda” o cuando menos sea la receptora de nuestros achaques (los hombres viudos nos volvemos a casar y las mujeres por lo general suelen mantenerse fieles a sus difuntos esposos).
Si hablamos de años de estudio, las cosas también son desiguales, con lo que demostramos que la sociedad machista ha impuesto sus bases de tal forma que las mujeres siempre han sido desplazadas de los centros de educación y marginadas socialmente. Por ejemplo, entre los viejos, el 33.8% reporta siete o más años de estudio. El estudio brinda espacios y oportunidades que a los que no tienen se les niegan, por esa razón, debemos entender que si queremos que nuestra sociedad avance debemos dar empleo y educación. Y en vez de mantener a los maestros vigilados por policías y amenazados por la desocupación, se deberían acercar a ellos porque son los factores para el cambio.
Con relación al empleo, es brutal lo que nos marcan las cifras del mismo gobierno. Por ejemplo, el 52.3% de los hombres tenía un empleo, y en cambio las mujeres en el 61% solamente se ocupaban de “labores del hogar”, es decir, barrer, limpiar, planchar, hacer la comida y tener la vida más aburrida del mundo, sin el apoyo de los viejos que con el cuento de que son viejos llegan “cansados” y no tienen fuerza para apoyar en las labores de la casa ni paciencia para alentar a las mujeres a desarrollarse en otras ocupaciones.
En los temas de salud los líos son mayores, ya que la mayoría son atendidos por el Seguro Social, el ISSSTE o el Seguro Popular, y aparentemente son atendidos o somos atendidos en cuestiones de salud, pero cuando se recibe la atención médica lo más probable es que los mismos médicos recomienden ir a comprar los medicamentos porque no hay en existencia, ocultando que no los hay por el alto nivel de corrupción que existe en la compra de medicamentos, que es un espacio reservado para los negocios de los socios y cómplices de los gobernadores o del presidente, y solamente sus cuates y socios son los que brindan medicamentos chafas de vez en cuando, embolsándose millonadas por ese concepto.
Y si bien la vejez significa pobreza, es claro cuando vemos que solamente el 23.1% de hombres y 7.4% de mujeres cuentan con una pensión, por tal motivo dependemos de la caridad pública o de los familiares a los que en las condiciones actuales representamos una carga y no una emoción para atender y brindar algo de apoyo a los viejos que generaron, de alguna forma, su propio desarrollo.
Lo más terrible es que muchos viejos se ocupan en sitios de la economía informal para mantener y apoyar aún a la familia, algunos son indispensables de tal suerte que son los pilares para su mantenimiento mientras que los hijos o parientes dependientes encuentran empleo. Es mucho más sencillo que ellos lo encuentren que los viejos que llegaron a los cuarenta años y son boqueados en las actividades productivas. El 90% de los viejos de más de 60 años contribuyen al bienestar de las familias, así 4.5 millones de ancianos forman parte de los ocupados, casi todos en la economía informal. Anteriormente eran los que cuidaban a los nietos, ahora son vitales para mantener a la familia. Estas cifras deberían dar pena, no alegría, y dejar en claro que los políticos y empresarios siguen ocupando los recursos y fondos públicos para hacer sus negocios privados, no para mejorar las condiciones de vida de la población… solo nos utilizan para votar y ellos joderse puestos y presupuestos.