¿Por qué le creo al cura Solalinde mucho más que al Papa Francisco?

Pedro Echeverría V.

  1.  Padre Alejandro Solalinde. Su misión, absolutamente congruente con la doctrina de Jesucristo.
    Padre Alejandro Solalinde. Su misión, absolutamente congruente con la doctrina de Jesucristo.

    El Papa es un personaje mundial con mil y un compromisos con la clase dominante de los países del mundo. Alejandro Solalinde es un simple cura de Oaxaca cuyo compromiso único asistencial ha sido con los migrantes de Guatemala, El Salvador, Honduras y demás países no solo pobres sino miserables y con hambre. La distancia y la diferencia entre esos religiosos son extremas. Mientras el Papa en sus discursos aconseja que los ricos no sean tan egoístas y de vez en cuando se acuerden de los pobres, Solalinde da comida y albergue a miles de migrantes, pero también al mismo tiempo los exhorta a organizarse y a luchar por sus derechos humanos. No es que no quiera al Papa o lo odie, pero tengo conciencia de lo que puede hacer, de que el sistema capitalista lo tiene atado, de que cuando realiza giras tiene que negociar con los gobiernos y, sobre todo, de que es el jefe de un Estado Vaticano que domina en el mundo.

  2. ¿Y quién es el cura Solalinde? Un simple sacerdote, ser humano, que junto con otros curas (llámense Méndez Arceo, Samuel Ruiz, Raúl Vera, Arturo Lona, Gustavo Gutiérrez, Camilo Torres, Leonardo Boff, Jon Sobrino, Frei Beto, Arnulfo Romero, y muchos más), han luchado dentro de la Iglesia para cambiar su estructura, sus métodos y, sobre todo, su misión, para ponerse de manera real al servicio de los pobres. Esta corriente, que se conoce como Teología de la Liberación -que nació en los años sesenta con el Concilio Vaticano II organizado por los Papas Juan XXIII y Paulo Sexto–, ha sufrido represiones, castigos, desconocimientos y expulsiones de parte del alto clero y del mismo papado. Por ello, a muchos de los curas que han adoptado esta rebeldía frente al poder clerical no los han dejado hablar, sufriendo, por el contrario, amenazas y aislamiento. De aquí las declaraciones del cura Solalinde:
  3. “Si el Papa hubiera criticado abiertamente a Marcial Maciel y la pederastia, si hubiera hablado de Ayotzinapa, habría lesionado intereses, ya que la Congregación de los Legionarios de Cristo es la más rica que existe y la que maneja las finanzas en el Vaticano. Estamos hablando de miles de millones de euros, miles de millones nada más de Regnum Christi. ¿Y qué pasaría si el papa Francisco pronunciara el nombre Ayotzinapa? El gobierno, obviamente, se sentiría muy agraviado, lo consideraría una traición a los acuerdos tomados. No hay que olvidar que la canciller Claudia Ruiz Massieu estuvo en el Vaticano, y puedo imaginarme que rogó a toda la curia romana: ‘Sus excelencias, en México todos los gobernantes somos católicos, usted lo va a ver, somos creyentes católicos, y aunque tenemos problemas estamos haciendo un gran esfuerzo. Se ha desprestigiado mucho a México, nuestro peso está caído, el petróleo igual, el dólar por las nubes. Se lo digo para que por favor tenga comprensión de nosotros’”.
  4. Los padres de los 43 estudiantes desaparecidos de Ayotzinapa, desde que se enteraron del viaje del Papa a México comenzaron a solicitar una entrevista, es decir, mucho antes que cualquiera. Pero eso para el gobierno de Peña era una afrenta, un reto que por ningún motivo podía permitir. El Papa, que conoce todo lo que sucede en México y en el mundo, sabe que en las relaciones políticas entre Estados se deben respetar las relaciones diplomáticas. Por ello Felipe de la Cruz, el dirigente de los padres, insistió en ya no preocuparse por algo que era imposible, dadas las relaciones políticas entre Estados. Ya en los ocho artículos que escribí durante la visita busqué demostrar que el Papa estaba “atado de pies, manos y cerebro” y que como buen político sólo hablaría de cuestiones muy generales que no hicieran ningún mal a la clase dominante y menos que sonaran a rebelar a los de abajo.
  5. Cuando Méndez Arceo celebraba sus misas en domingo en Cuernavaca y Cuautla y lanzaba sus sermones en apoyo a los obreros y contra los líderes de la CTM, a mí me tocó estar en algunas de ellas; lo mismo debo decir de algunos actos de Samuel Ruiz en la catedral de San Cristóbal, Chiapas, a raíz del levantamiento indígena del EZLN en 1994. Luego en las caravanas organizadas por Javier Sicilia he estado con Solalinde, Raúl Vera y otros curas que lo acompañaron. A pesar de que no se les puede calificar de marxistas y apoyadores de las luchas revolucionarias radicales, tampoco se puede negar que ellos realizan acciones de solidaridad con los pobres que muchos de los que nos decimos marxistas no realizamos. Un ejemplo ha sido siempre el del colombiano Camilo Torres, que dejó hace exactamente 50 años la sotana por el uniforme de guerrillero, para combatir junto a los campesinos, y murió en esa lucha.
  6. Tengo la convicción de que si hubiera una rebelión importante de los trabajadores en México contra el sistema injusto, tendríamos el apoyo de más de mil curas que han estado ligados y haciendo trabajo con el pueblo. No lo hacen de manera abierta porque son muy vigilados y castigados, pero en una coyuntura importante los veríamos apoyando las luchas del pueblo. Conozco a muchos –quizá la mayoría- que han escogido la vida cómoda, burocrática, burguesa, de acercarse a quienes tienen poder y dinero. Pero también a curas jóvenes que se han dado cuenta que su iglesia es igual de corrupta que el resto de la sociedad y que están haciendo muchas cosas para transformarla. Por ello la Teología de la Liberación, muy extendida en el mundo, ha sido el centro de aglutinamiento de los curas pensadores, más honestos, y que hacen trabajo junto al pueblo. ¡Viva Solalinde, Vera y demás luchadores sociales!