El trágico éxito de la política del engaño
Cuántas veces hemos escuchado decir a los políticos que, si votamos por ellos, las cosas serán completamente diferentes y que nos irá mucho mejor? ¿Por qué les creemos a pesar de saber que la mayoría son sumamente mentirosos?
Largo es el camino empedrado de falsedades que estos personajes aberrantes han construido a lo largo de nuestra historia para impedirnos progresar como nación. ¿Por qué seguimos eligiéndolos y tolerando sus abusos de poder y marrullerías? ¿Por qué les pagamos para que nos agredan?
No necesitamos ser politólogos o sociólogos para hacer un recuento de los últimos 50 años y darnos cuenta de que la nefasta clase política que nos ha gobernado simple y llanamente nos ha estafado. Que se ha robado el erario descaradamente, que ha hecho negocios sucios, ilegales, para enriquecerse y enriquecer a las camarillas empresariales corruptas con las que se ha coludido, y ha entregado nuestras riquezas nacionales a los oligarcas depredadores internacionales con los que siempre ha estado asociada.
Hoy, gracias a las redes sociales y a los reportajes de investigación de brillantes periodistas sabemos las formas en que estas mafias nos meten las manos en los bolsillos.
Ahora, ya para nadie es un secreto que muchas de las cientos de empresas paraestatales que eran de nuestra propiedad fueron a parar a las manos de estos pillos, como por ejemplo Ferronales, que luego de ser vendida a empresarios extranjeros durante el sexenio del presidente Ernesto Zedillo supimos que este de inmediato se hizo socio de una de las cuatro empresas privadas en las que se dividió esta paraestatal. Y lo mismo está sucediendo con PEMEX en donde las empresas estadounidenses que ya están interviniendo en la extracción de nuestro petróleo tienen como socios a ex directores de esta institución.
¿Y cuántas veces escuchamos decir a estos políticos deleznables que estas empresas ya no eran rentables? Quizá debieron pensar en su perversidad que para el pueblo de México ya no eran rentables, pero para ellos sí, y por eso las privatizaron y se hicieron socios de los nuevos propietarios. Más cinismo no puede haber.
Y así han actuado nuestros “representantes”, tanto de “izquierda” como de derecha, desde tiempos inmemoriales hasta la fecha, diciéndonos que la reforma energética hará que bajen los precios de la electricidad y de los combustibles, como la gasolina, y anunciando que en este año 2016 no habría aumentos, pero haciendo todo lo contrario y culpando de su ineptitud a factores externos. Así, cuando la electricidad y la gasolina aumentan de precio también aumentan los costos de los insumos y servicios, por lo que las primeras y más perjudicadas con estos aumentos son las clases sociales más desprotegidas, a las que cada día les cuesta más trabajo llevar comida a las mesas de sus casas,
Nos dijeron también que la reforma educativa mejoraría la educación de nuestros hijos, pero en los hechos nos dimos cuenta que se trataba de una mera reforma laboral para despedir al mayor número de profesores y adelgazar este sector para beneficiar a mediano y largo plazo a los grandes emporios educativos privados. A menor acceso a la educación más mano de obra barata, más explotación y más riqueza para los dueños de los grandes medios de producción.
Las reformas hacendaria y financiera supuestamente beneficiarían a las mayorías, pero mientras a los grandes monopolios televisivos y a las empresas con capitales provenientes del crimen organizado hasta les condonan el pago de impuestos, a los ciudadanos comunes nos exigen sin piedad el depósito puntual de nuestras contribuciones, al grado de que los requerimientos del Servicio de Administración Tributaria nos son enviados con las cifras exactas del dinero que tenemos en nuestras modestas cuentas bancarias, como diciéndonos: “Hey, sabemos cuánto dinero tienes en tu cuentita bancaria, así es que debes de pagarnos los 5 mil pesos que nos debes de impuestos”. ¿Con esta misma agresividad el secretario de Hacienda, Luis Videgaray, le cobrará impuestos al dueño de Televisa, Emilio Azcárraga Jean, o al archimillonario Carlos Slim? Por supuesto que no, por el contrario, a estos magnates les perdonan el pago de miles de millones de pesos.
¿Con esta misma efectividad con que nos investigan son investigados el presidente de la República, Enrique Peña Nieto, los integrantes de su gabinete y gobernadores por los saqueos que han cometido?
Las mentiras de los políticos, de todos los partidos, no son simples mentiras, son mentiras que nos afectan gravemente, que nos lesionan y nos empobrecen pues ya de todos es sabido las grandes cantidades de dinero del erario que los gobiernos federal y estatales se gastan para promocionar esos logros que no existen y presentarnos un país ideal que desconocemos, o para satanizar y criminalizar en los medios masivos de comunicación a quienes luchan por una causa justa.
Después de todo, para realizar estas canalladas nuestros políticos disponen de miles de millones de pesos que no son suyos sino nuestros.
Pero todo cae por su propio peso, y hoy, gracias a los medios de comunicación alternativos como las redes sociales de internet, muchos políticos corruptos están cayendo y otros permanecen en sus cargos de manera excepcional, pero repudiados y vilipendiados tanto por la sociedad mexicana como por la comunidad internacional, como el vergonzante caso de nuestro presidente, Enrique Peña Nieto.
Durante muchos años la política del engaño practicada por nuestros políticos ha tenido un trágico éxito en nuestro país, lo mismo minimizando los fuertes descalabros financieros que por su inexperiencia hemos sufrido que ocultando los verdaderos fines de la entrega de nuestras riquezas nacionales a los intereses extranjeros, o machacándonos en los medios masivos de comunicación que las “reformas estructurales” se han tenido que llevar a cabo “para que nos vaya mejor”.
Por fortuna, este trágico éxito de la política del engaño parece irse extinguiendo poco a poco por el activismo social que se ha incrementado en varias regiones de la nación, debido a los excesos de quienes malamente ejercen el poder.
Es necesario que esta clase política infame entienda de una vez por todas que la sociedad mexicana ha dejado de creer en sus mentiras y ya decidió actuar para recuperar su país, y es deseable que en este proceso no se sigan perdiendo más vidas de ciudadanos valiosos asesinados por las fuerzas represivas del Estado fallido que padecemos, vidas que necesitamos que estén con nosotros para lograr los grandes cambios que queremos para el beneficio de las mayorías.