Senadores y diputados, en la mira de la ciudadanía para las próximas elecciones
Clamor popular, ni un voto más para los legisladores vendepatrias.
Finalmente, las tropas del ejército estadounidense no tuvieron necesidad de invadir México para apoderarse del petróleo, como lo han hecho en otras naciones del mundo en las que han encontrado resistencia heroica por parte de sus ciudadanos y gobiernos que no están dispuestos a dejarse despojar de sus riquezas naturales. Aquí, fueron nuestros mismos gobernantes los que arreglaron las cosas para que de manera “legal” y pacífica se adueñaran de el.
La fecha nos quedará bien grabada a millones de mexicanos: 11 de diciembre de 2013, día en que en el Senado de la República la mayoría de los integrantes de esta cámara, compuesta por los senadores del PRI, PAN y Verde Ecologista, aprobaron la iniciativa presidencial de la reforma energética que prácticamente pone en manos de las transnacionales extranjeras nuestro petróleo.
Así, conculcando la Constitución, se deformaron los artículos 25, 27 y 28 que permiten al gobierno federal realizar contratos de servicios, de utilidad y producción compartida y de licencia con empresas nacionales y extranjeras en materia energética, principalmente en los sectores petrolero y de electricidad. Es decir, todas las ganancias que obtiene PEMEX y la CFE ahora se van a compartir con intereses particulares.
Cuando a partir de 1938, año en que se nacionalizó la industria petrolera, México creció hasta el grado de convertirse en uno de los cinco principales países exportadores de petróleo del mundo, ahora resulta que necesitábamos ayuda de capitales foráneos privados para “sacar adelante a PEMEX”.
Lo cierto es que ningún gobierno priísta ni panista tuvo la decisión de erradicar la corrupción a ultranza que se practica en la paraestatal y en su sindicato que, a pesar de ser tan recalcitrante, no pudo destruir a PEMEX.
Ahora, lo que no hicieron los anteriores gobiernos depredadores lo está haciendo la mafia que encabeza Enrique Peña Nieto apoyado por el cartel panista: dejar fuera del Consejo de Administración de PEMEX al sindicato petrolero que tenía derecho de voto para aprobar o no los proyectos estratégicos de la paraestatal. Esto, seguramente para que las empresas nacionales y extranjeras no tengan ninguna clase de contratiempos para realizar el saqueo que ya se ve inminente, pues al otorgar contratos de exploración y extracción de petróleo a las grandes transnacionales estadounidenses ¿quién va a garantizarnos que estas empresas voraces realmente nos rindan cuentas verídicas de la cantidad de petróleo que extraigan de nuestros yacimientos?
Aunque es cierto que la presencia o no del sindicato petrolero en el Consejo de Administración a los ciudadanos no nos beneficia en nada pues es bien sabido el alto grado de corrupción que practican los líderes de este gremio, especialmente su jerarca máximo, Carlos Romero Deschamps, de quien su propia familia ha exhibido con descaro su enriquecimiento ilícito en las redes sociales. Y ni qué decir de los altos funcionarios de PEMEX, cuyos ex directores ya se aprestan o ya ocupan cargos en las empresas extranjeras que saquearán nuestro petróleo.
Parafraseando a nuestro amigo y colaborador Sócrates Campos Lemus, esta es la peor de las felonías que por desgracia cometen cotidianamente nuestros gobernantes, la de hacer negocios privados con recursos públicos y obtener fortunas insultantes en un país en el que cada año aumenta la pobreza.
El atraco a la nación ya está hecho, comenzó en el Senado de la República el 11 de diciembre de 2013, y de inmediato la Cámara de Diputados y congresos locales estatales hicieron lo propio avalando este pillaje, haciendo evidente la derrama financiera deleznable que hubo alrededor de este proceso.
¿Cuántos miles de millones de pesos del erario se habrán repartido entre nuestros nefastos representantes “populares” para que levantaran el dedo aprobando este robo?
Quienes recibieron su cuota lo tendrán en su conciencia, y quienes lo hicieron gratuitamente… también.
Y serán estos mismos sátrapas quienes en breve tendrán el cinismo de volver a pedirnos el voto para aspirar a otro cargo. Ojalá que la ciudadanía no olvide esta traición y les niegue el voto por los daños graves que nos han ocasionado. Ojalá entendamos que estos carteles delictivos llamados partidos políticos no son la opción que necesitamos para salir adelante. Ojalá reflexionemos que la única alternativa seria que tenemos somos nosotros mismos, las mejores mujeres y los mejores hombres ajenos a estos institutos mafiosos. No hay otro camino para recuperar en un futuro lo que nos han robado.