2 de octubre no se olvida y Luis Echeverría menos

Las Salitas del alacrán

Dr. Salvador Salas Ceniceros.

El miércoles 2 de octubre de 1968, a las 6-7 de la tarde, mientras Luis Echeverría degustaba un café con el pintor David Alfaro Siqueiros, cita que don Luis propició para que le sirviera de coartada, quien esto escribe se encontraba en las oficinas de “Cultura y Ciencias Políticas A.C.”, comandada por el Profr. Oscar Flores Tapia, secretario de don Luis.

Al llegar a saludar al estimado maestro, un grupo de 6 guaruras vestidos de negro, con radios en las manos, en actitud que me pareció de una gran tensión, me cercaron, inspeccionaron mi cuerpo, me interrogaron, y como no se encontraba el maestro me sentaron en un rincón del recibidor, sin desprender la mirada de mí.

En ése momento llegó el profesor muy agitado, sudoroso y tenso (era muy chaparrito y gordo), y después de dialogar con ellos uno me apuntó como diciéndole al maestro que yo lo estaba esperando. Era el preciso instante del fatídico 2 de Octubre, ¿cómo olvidarlo?

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Con un cambio radical de actitud me saludó con un abrazo muy efusivo, “¿cómo estás chavalo?”. Afectuosamente me preguntó: “¿en qué puedo servirte?. “La actitud de los encargados de su seguridad era francamente intimidatoria. Flores Tapia les dijo: “Lleven a mi amigo el Dr. Salas a mi oficina, que me espere ahí un momento”. El jefe del grupo le lanzó la pregunta: “¿¡A su oficina Sr.!?”. El tono del guardia era de gran tensión, pero Flores Tapia le dijo: “Si, a mi oficina, el doctor es amigo mío”. El privado del maestro estaba en un segundo piso al que uno de los guardias me condujo. Yo había terminado mi carrera y todavía daba el tipo de estudiante.

De pasada pude ver que en un cuarto estaban trabajando maquinas offset imprimiendo posters con la cara de Luis Echeverría que posteriormente fueron utilizados en su campaña cuando ya fue “destapado”. No hay que olvidar que en éste momento el Lic. Echeverría era secretario de Gobernación y que la tradición monolítica del PRI era que pasara a la presidencia  de la República. Luis Echeverría había rebasado al presidente Díaz Ordaz en su aspiración a la presidencia y ya se había auto destapado.

Cuando el guardia me dejó solo me percaté que en el escritorio había una batería de 10 teléfonos, uno de ellos de color rojo, y varios periódicos del día, en el lado izquierdo del mueble se encontraba una pila de fotografías tamaño carta como de 35 cm de altura. Me levanté de mi silla con el fin de ver algún periódico, en ése momento vi la foto de arriba en la que se veía un tanque invadiendo a una multitud aterrorizada, entre mujeres, niños y adultos, muchos de ellos ya en el suelo.

La curiosidad me hizo ver la siguiente foto, impresionantemente profesional y oportuna,  donde un soldado le está dando un culatazo en la cara a un chamaco de unos 13-14 años, en su caída el niño ya lleva el rictus de la muerte.

En la siguiente, una especie de panorámica de La Plaza de las Tres Culturas, pude ver un incontable número de muertos sobre charcos de sangre (afortunadamente las fotos fueron tomadas en blanco y negro, eso sí, por un verdadero maestro de la fotografía). En éste momento, y con una sensación de nausea que no se me ha quitado después de 40 años, dejé de ver esos documentos a los que se refirió Carrillo Prieto, fiscal especial para éste caso, cuando en una de las preguntas por escrito a don Luis le inquiere: ¿es verdad que usted ordenó tomar fotos de los eventos del 2 de Octubre para ser analizadas por usted posteriormente? Desde luego el después presidente lo negó.

Oscar Flores Tapia era no solo íntimo amigo de don Luis sino su brazo derecho, y a  veces el izquierdo en la toma de decisiones, por eso no tuvo ninguna dificultad para llegar a la gubernatura de su estado, Coahuila, como premio a su lealtad.

En la tercera foto, y víctima de un gran temor por escuchar los pasos del maestro, me senté, traté de fingir no haberlas visto y me puse a ver un periódico.

Flores Tapia, completamente tranquilo, inició una plática conmigo preguntándome por mis hermanos que eran realmente sus amigos, preguntándome sobre la situación de Durango, etc., mientras cogía uno de los periódicos y distraídamente lo ponía sobre las fotografías, con toda seguridad pensando: “ojalá que el chavalo no las haya visto”, mientras yo meditaba: “ojala que no piense que yo las vi”.

Creo que salimos tablas en este momento tan crucial, no para nuestras vidas sino para la historia de la democracia de nuestro país.

Frente a la casa de “La Tigresa” Irma Serrano vivía un maestro mío durante mi residencia en México para realizar mi especialidad en Ginecoobstetricia. Él me platicaba de la presencia del presidente Díaz Ordaz antes y después de su mandato, como usted sabe, trascendió a los medios la conversación que La Tigresa tuvo con el presidente Díaz Ordaz el día 3 de octubre por la noche, ya que como se sabe el día 2 se encontraba en Guadalajara. Relata La Tigresa que Díaz Ordaz le preguntó: “¿Sabes quién ordenó la masacre de Tlatelolco?” No, le dijo La Tigresa, “¿de veras no sabes?”. No. “Pues para que lo sepas: fue Luis”. En esas declaraciones incluyó aquello de “todo mi dinero lo he hecho bajo las sabanas del PRI”.

Pepe Revueltas y Heberto Castillo, entre otros, fueron encarcelados como “lideres” del movimiento estudiantil.

Luis Echeverría en 1971 sacó de la cárcel a los citados. Algunos meses antes del fatídico Jueves de Corpus mi maestro y amigo Arturo Bodensted Revueltas, de tan grata memoria, me presentó telefónicamente a su tío José, de tal manera que yo fui a visitarlo; poco después de mi se presentó don Heberto y después varios estudiantes a discutir sobre la autogestión universitaria.

Pepe nos contó que había ido Rodolfo Landa (Echeverría), actor y dirigente del Banco Cinematográfico, a proponerle de parte del presidente que volviera al cine con algún guión que le pareciera importante. “¿Qué te parece si adapto mi texto ‘Los  errores’?” Le preguntó a don Heberto, y él le dijo: “No porque te lo van a desvirtuar, no lo van a entender”. “Bueno ¿y qué tal El Apando?” “Pues todavía ese, pero debes de supervisarlos”. Finalmente esta película se realizó.

El fin de semana de la semana del Jueves de Corpus nuevamente me habló el Dr. Arturo Bodensted: su tío y el ingeniero Heberto andaban nuevamente perseguidos y literalmente a salto de mata, aparentemente se trataba de usarlos nuevamente de chivos expiatorios por los sucesos de la nueva masacre realizada por la misma mano que la del 2 de Octubre. Yo le aconsejé que escondiera a don Pepe en la casa de su madre, la gran artista Rosaura Revueltas. Pasaron unas semanas y posteriormente Arturo me contó que prefirieron mandarlo a Alemania con sus familiares.

A don Heberto no lo volví a ver, pero a Pepe y a sus hermanas los volvimos a tratar en Durango, durante los festivales culturales de octubre que llevan su nombre.

Como decía Pepe Revueltas: “Todos sabemos quién es el Tlacatecuhtli sexenal que ata los vientos y desata las tempestades. Pero ¿podrá detener el tiempo de la historia?”.

(drsalas_22@hotmail.com).

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