¿Cual fue la primer película con sonido?
Desde sus inicios, el cine ha evolucionado de manera vertiginosa. Las tecnologías que hoy disfrutamos en las salas, con las que están confeccionadas las películas, son resultado de una escalada de avances tecnológicos con resultados sorprendentes.
Lo cierto es que, y tal como a menudo sucede con los avances revolucionarios, las evoluciones tecnológicas no siempre son acogidas con los brazos abiertos sino con gran resistencia a los cambios que proponen. Esto fue lo que sucedió en un principio con el cine sonoro.
Para 1927 cuando fue estrenada “The Jazz Singer” la carrera por conseguir que las imágenes y el sonido estuvieran sincronizados y diseñados para reproducirlos en las salas de cine se encontraba a todo vapor. De hecho, no fue sino años más tarde que la industria del cine en Hollywood decidió estandarizar las tecnologías de las películas sonoras, más que nada por los grandes esfuerzos que se tenían que hacer para proyectar las películas en su destino final: las salas cinematográficas.
El cine sonoro tuvo sus grandes opositores pero únicamente muy al principio pues solo dos años más tarde del estreno de “The Jazz Singer”, al menos 350 películas ya eran sonoras; bien se puede decir que el resto es historia.
En la actualidad, las tecnologías de sonido, tanto las que se utilizan en la producción como en la reproducción, son sorprendentes. Además, se desarrolló toda una industria alrededor del sonido en el cine: los efectos sonoros, esas mentiras que escuchas en el cine, son creados por verdaderos profesionales en el área. Tal es su relevancia, que el sonido y la edición del mismo tienen su propia categoría en los premios más importantes de la industria cinematográfica.
Vitaphone o Vitáfono, en español, es el nombre del sistema de cine sonoro que se utilizó en “The Jazz Singer”. Dicho sistema fue desarrollado por Bell Telephone Laboratories y Western Electric alrededor de 1926. Fue comprado por Warner Bros. con la intención de utilizarlo en sus producciones; pero, tal como comentábamos al principio, la evolución de la tecnología en el cine es implacable, y ya para 1930, Warner Bros. había descartado el Vitaphone como su sistema de sonido de cabecera para dar paso a tecnologías mucho más sencillas de utilizar, tanto para grabar como para reproducir en las salas.
Así pues, esta película considerada como el primer largometraje del cine sonoro fue dirigida por Alan Crosland y protagonizada por el artista Al Jolson. En el reparto también figuraron Warner Oland y May McAvoy. La película fue inicialmente una obra musical para teatro del autor estadounidense Samson Raphaelson, en Broadway era interpretada por George Jessel.
La historia va de Jakie Rabinowitz, un joven perteneciente a una familia judía ultra ortodoxa que se rehúsa a ser la quinta generación de rabinos de la misma. Su pasión por la música lo hacen declinarse por esta carrera y es donde se convierte en Jack Robin, el cantante de jazz. El drama con su familia y, sobre todo, su estricto padre, así como la evolución de su carrera son los hilos que podemos disfrutar en esta cinta sonora que abriría para siempre el camino del sonido en el cine.