Esclavos sexuales

Socrates Campos Lemus

Nadie sabe y nadie supo… es lo que nos dicen cuando se habla del asesinato de Luis Donaldo Colosio.

La costumbre en el poder y a veces ni eso… por devolver el jersey que se robó, como fardera, Mauricio Ortega, ex director del periódico La Prensa, no irá a la cárcel, ya que se acogió a la figura de “acuerdo reparatorio”, y zas, lo perdonan…

Me pregunto, cómo podrán hacerle aquellos que se robaron una gallina o pan para comer, ¿cómo lograrán devolver lo “robado” cuando ya se lo comieron?

Con el mismo esquema de “acuerdo reparatorio”, algunos funcionarios achichincles del ratero Javier Duarte, en Veracruz, se salvaron de ir a la cárcel al “devolver” 420 millones de pesos que habían desviado… Así que todo tiene solución cuando te cachan, ya que en el país no se castiga el delito, se castiga el escándalo…

A nivel nacional e internacional se habla de que la trata, explotación y esclavismo sexual de mujeres y de hombres, es un “negocio” que deja tanto dinero como el narcotráfico. Se escuchan las historias de horror y de terror de niñas y de jovencitos que han sido sometidos por la fuerza a esa explotación sexual y se conoce y sabe que muchos de los “padrotes y madrotas” que ejercen la explotación y el cuidado de las víctimas se encuentran en Tlaxcala y Puebla, como origen; y en el Distrito Federal y en la zona fronteriza del norte se controla por medio de los grupos de la delincuencia organizada. Sin embargo, ni los policías ni los agentes del ministerio público hacen nada por combatir en su origen este “negocio” porque, al final de cuentas, todos están metidos o reciben dinero del tráfico sexual.

La esclavitud sexual, delito en el que intervienen con su complicidad altos funcionarios y políticos de los tres niveles de gobierno.
La esclavitud sexual, delito en el que intervienen con su complicidad altos funcionarios y políticos de los tres niveles de gobierno.

Claro que esto no solamente se realiza en el país, se envían a los Estados Unidos a cientos de víctimas que provienen fundamentalmente de Oaxaca, Chiapas, Veracruz, Distrito Federal, Puebla, Michoacán, Guerrero, Jalisco, Sinaloa, Sonora, Hidalgo y Tlaxcala; y cuando se hacen las denuncias, sobre todo en los municipios de Tlaxcala donde están las bases de esta operación, en Tlaxcala, San Pablo del Monte, Apizaco y Tenancingo, las autoridades en vez de recibir las denuncias amenazan a los denunciantes, en un intento real por proteger a los dirigentes de ese brutal y jugoso negocio de la explotación sexual.

En muchos casos, las violaciones no solamente quedan en eso, sino que llegan al homicidio, porque son comprados, como esclavos sexuales, por verdaderos degenerados, y es por esos motivos que en el mismo sentido estos delitos van aunados con la inducción al consumo de drogas, y después, teniendo la dependencia de las víctimas, se les sigue ocupando como reclutadores o agentes de vigilancia y control, o como sicarios, para mantener el manejo y el poder del negocio.

Cuando se conocen las brutalidades y el terror que viven las víctimas, y lo que sufren las familias, se puede dar cuenta de que el asunto está rebasando las líneas de control en el país, y es extraño que las autoridades y los grupos civiles solamente se concentren en las víctimas del narcotráfico o reciban importantes donativos oficiales para mantener los esquemas publicitarios sobre los secuestros, y dejen a un lado este problema, que es mucho mayor, como es la trata y el esclavismo que sufren cientos de mujeres y hombres por parte de los grupos de la delincuencia organizada en este sector, que operan hasta a nivel internacional.

En general, accionan con los grupos de clase media que cuentan con los recursos para pagar por esos “servicios”; pero también, cuando las víctimas tienen condiciones de belleza o de edad que son de mayor valor para esos tratantes esclavistas, las víctimas son enviadas a los grupos de altos ingresos que, como en el caso de muchos escándalos, sabemos, son destinadas a hombres acaudalados y políticos, o bien a millonarios extranjeros que vienen al país a desfogar sus instintos asesinos, y este “turismo sexual” se observa en los centros turísticos controlados por mujeres y hombres que cuentan con la protección y la impunidad de policías y funcionarios, ya que ellos son los que proporcionan a estos la “carne” cuando tienen festejos o necesidad de “agasajar” a algún superior… esta red de complicidades que controla a los esclavos sexuales que no son trata sino esclavos, es lo que se oculta a la población y debe ser denunciado en todos los niveles en el país.

Por las instituciones de “justicia” circulan miles de familiares de esos “desaparecidos” que han sido secuestrados o asesinados en este esquema, y es por esa razón que, por ejemplo, el gobernador de Oaxaca,  Alejandro Murat Hinojosa, en su primera audiencia pública, conociendo de viva voz la tragedia planteada por varias madres que hablaron de la falta de atención y desviación de la ley contra los asesinos de sus hijas, ordenó la inmediata investigación de estos ilícitos graves por medio de la Secretaria de la Mujer y del ministerio público encargado, que no había realizado su labor durante más de cinco años, protegiendo a muchos “recomendados” o a muchos que pagaron por desviar la ley para que no les alcanzara la justicia. El mal es mucho mayor y se tendría que hacer una indagatoria para encontrar las líneas que revelen el tejido de corrupción y complicidades en este “negocio” de políticos, policías, empresarios y malandrines.