UJED: La falsa autonomía

Fernando Miranda Servín.

Mal empezó el llamado proceso de “recuperación de la autonomía de la UJED”, no tanto por la toma irregular del edificio central de esta institución educativa, llevada a cabo el pasado 26 de abril, y de alguna u otra manera solapada por el gobierno estatal, sino por la presencia de algunos personajes que durante el sexenio pasado mucho contribuyeron a la violación de la autonomía de la UJED siendo personeros de la mafia que gobernó esta entidad y ahora se presentan como sus salvadores y, más aún, como aspirantes a ocupar la titularidad de la rectoría.

Mucho llamó la atención que en las redes sociales de internet uno de los principales actores de la toma del edificio central de la UJED, el Lic. Ernesto Aguilar García, aspirante a rector y muy cercano al régimen aispurista, enalteciera sobremanera al director de la Facultad de Matemáticas (o Ciencias Exactas), Profr. Alfredo Gallegos Villarreal, ex dirigente del Sindicato de Trabajadores Académicos de la UJED (STAUJED), diciendo: “a mi me dio un gran gusto luchar a un lado de los maestros Rubén Solís y Alfredo Gallegos”, “es un honor luchar de la mano de tan grandes universitarios como Palmira Maldonado, Rubén Solís y Alfredo Gallegos”, al mismo tiempo que anunciaba que la toma de la UJED había sido exitosa por los acuerdos a los que habían llegado, es decir, “la recuperación gradual de la autonomía” con las próximas renuncias del rector Oscar Erasmo Navar y los principales cargos directivos.

Los catedráticos Ernesto Aguilar, Alfredo Gallegos, Palmira Maldonado y Rubén Solís, los principales artífices de la “recuperación de la autonomía de la UJED”. El revanchismo político sin exponer un proyecto viable que saque a la máxima casa de estudios duranguense del atraso educativo en el que se encuentra.
Los catedráticos Ernesto Aguilar, Alfredo Gallegos, Palmira Maldonado y Rubén Solís, los principales artífices de la “recuperación de la autonomía de la UJED”. El revanchismo político sin exponer un proyecto viable que saque a la máxima casa de estudios duranguense del atraso educativo en el que se encuentra.

Lo que quizá haya olvidado o no se enteró el Lic. Ernesto Aguilar García es que el 25 de enero de 2012 el Profr. Miguel Ángel Ortiz, quien en ese momento era director de la Escuela de Matemáticas, puso a disponibilidad al Profr. Alfredo Gallegos Villarreal porque con mucha frecuencia faltaba a impartir su cátedra, o  sea que era “aviador”. Este hecho desató la ira del gobierno estatal priísta y, dos meses después, en represalia, el Profr. Miguel Ángel Ortiz fue obligado a renunciar… y en su lugar impusieron ni más ni menos que al catedrático faltista, Alfredo Gallegos Villarreal, protegido por los mismos hampones que violaron la autonomía de la UJED. Hasta la fecha, el Profr. Alfredo Gallegos Villarreal sigue siendo director de la Escuela de Matemáticas (o Ciencias Exactas) y, más aún, también aspira a ser rector de la UJED diciendo a propios y extraños que él es el ungido del gobernador José Rosas Aispuro Torres.

Otra protagonista de esta toma del edificio central fue la actual dirigente del STAUJED, MVZ. Palmira Maldonado Serrano, también integrante del llamado Frente Unido en Defensa de la Autonomía de la UJED (FUDAUJED), organización que si bien se mantuvo activa protestando e impugnando la violación de la autonomía a lo largo de todo el sexenio pasado, nunca logró tener un poder de convocatoria amplio entre la comunidad universitaria. Palmira Maldonado manifestó durante la toma del edificio central de la UJED que no entregarían las instalaciones hasta que Erasmo (el rector) se fuera, y aseguró que únicamente estarían dispuestos a negociar con el gobernador José Rosas Aispuro Torres, dejando a un lado de golpe y porrazo tanto a la comunidad universitaria como al Congreso del Estado de Durango; después de todo, en septiembre de 2010 fue en el Congreso local de esta entidad en donde se violó la autonomía de la UJED y, por ende, debe ser en este mismo Congreso en donde se le restituya, y no buscando el cobijo del gobierno local en turno.

Hoy, en un universo bastante amplio de catedráticos con reconocida trayectoria dentro de la UJED, solamente son cuatro los que encabezan el movimiento de “recuperación de la autonomía de la UJED”: los profesores Palmira Maldonado Serrano, Rubén Solís, Ernesto Aguilar García y Alfredo Gallegos Villarreal, estos tres últimos aspirantes a rector.

Como se sabe, Palmira Maldonado Serrano, Rubén Solís y Ernesto Aguilar García son personajes bastante cercanos al “gobierno del cambio”, y pertenecen a los grupos de Los Calderones, Rubén Calderón Luján, secretario de Educación estatal, y Esteban Calderón Rosas, presidente del Tribunal Superior de Justicia local.

A esta tercia, por razones extrañas, se sumó Alfredo Gallegos Villarreal, quien fue impuesto como director de la Escuela de Matemáticas por quienes durante todo el sexenio pasado ejercieron el control fáctico de la UJED. Ahora, a estos cuatro catedráticos se les ve con frecuencia juntos, de la mano, concediendo entrevistas en los principales medios de comunicación duranguenses.

En política la forma es fondo, y esta alianza muy sui géneris nos manda el mensaje de que esta búsqueda de la “recuperación de la autonomía de la UJED”, aunque digan que no, será el clásico “quítate tú para ponerme yo”.

Lo deseable sería que en este proceso surgieran aspirantes a la rectoría ajenos a cualquier grupo de poder, y que los cambios en beneficio de la UJED se dieran de cara a la ciudadanía y apegados a la normatividad, y no a base de golpes mediáticos, como el perpetrado el 26 de abril con la toma del edificio central de la máxima casa de estudios duranguense, que si bien logró el acuerdo (a puerta cerrada) del pronto retiro del actual rector y demás directivos, ignoró por completo al Congreso local que es quien debería (y deberá) conformar una comisión mixta reguladora del proceso de reforma de la Ley Orgánica de la UJED para, en principio de cuentas, restituir esa autonomía que le fue violada en septiembre de 2010, e inmediatamente proponer lineamientos para que este proceso se lleve a cabo de manera equilibrada y transparente, sin que los dados estén cargados a favor de determinados grupos o personajes ligados al actual gobierno estatal o al anterior gobierno priísta corrupto; de otra manera, se estará cayendo en los mismos vicios y abusos de poder que se llevaron a cabo el sexenio pasado.

No son pocos los grupos de poder al interior de la UJED para los que este proceso de “recuperación de la autonomía” representa la mera obtención de un botín económico, político y hasta religioso. En lo económico siempre ha significado el manejo discrecional de cientos de millones de pesos para beneficiar a causas muy específicas de élites y personas bien identificadas, lo mismo en el rectorado de Rubén Calderón Luján que en los rectorados que le sucedieron en el sexenio negro de la UJED; en lo político, la UJED siempre ha sido un bastión electoral y, para desgracia del pueblo duranguense, semillero de políticos nefastos que lo han saqueado; y en el aspecto religioso fue lamentable ver la pérdida del laicismo con la inverosímil autorización de eventos religiosos y hasta misas, específicamente de la iglesia católica, realizados en los recintos de la UJED durante el pasado sexenio priísta. ¿Seguirá sucediendo lo mismo en esta administración de tendencia panista?

Ya se van los usurpadores... y ahora varios grupos de poder cercanos al nuevo gobierno estatal se disputarán el jugoso botín que representa la UJED, a reserva de que la comunidad universitaria y la ciudadanía participen para conseguir una auténtica autonomía.
Ya se van los usurpadores… y ahora varios grupos de poder cercanos al nuevo gobierno estatal se disputarán el jugoso botín que representa la UJED, a reserva de que la comunidad universitaria y la ciudadanía participen para conseguir una auténtica autonomía.

Es mucho el camino que la comunidad universitaria juarista deberá de recorrer, primero para recuperar auténticamente su autonomía y luego para abandonar los últimos lugares que ocupa a nivel nacional y el último en Latinoamérica en cuanto a calidad y desarrollo educativo se refiere, y es innegable que en este proceso tanto la comunidad universitaria como la ciudadanía deberán participar, vigilar muy de cerca y revisar exhaustivamente los antecedentes morales y políticos de cualquiera que se ostente como poseedor de la verdad absoluta para sacar a la UJED de la larga noche que ha padecido.

Esperemos que este inminente “quítate tú para ponerme yo” se transforme sobre la marcha en un auténtico ejercicio democrático que concluya con la elección de las mejores mujeres y mejores hombres para que ocupen los cargos que estarán en juego, tanto en la rectoría como en el Consejo Universitario y en la Junta Directiva, y sean estos quienes por fin coloquen a la UJED en el lugar que verdaderamente se merece en el contexto nacional e internacional.