Gobierno infame, candil de la calle…
Una vez más México se encuentra en la mira internacional, y no por un asunto menor, sino por el tema del espionaje a periodistas y defensores de los Derechos Humanos, algo que aparte de ilegal nos cuesta millones de pesos a los contribuyentes, que sí bien los informes reportan que no es un tema nuevo por parte del gobierno federal, sí se agudizó, o al menos se ventiló más, en este sexenio, y como era obvio el presidente Enrique Peña Nieto salió a desmentir e incluso a amenazar a comunicadores por levantar “falsos” señalamientos contra el gobierno que encabeza, para luego “aclarar” que no está detrás de la situación y que se debe investigar el hecho.
Cabe mencionar que para que un gobierno legítimamente constituido pueda hacer uso de un equipo de espionaje debe ser autorizado por el Congreso de su país de acuerdo a las leyes que este haya emitido, y solo debe usarse en casos donde la seguridad nacional esté en riesgo, para espiar a terroristas o miembros del crimen organizado, pero entonces surge la pregunta: ¿periodistas y activistas son considerados enemigos del Estado mexicano?
El mismo gobierno que se jacta de respaldar la libre expresión (en crisis) por un lado, por el otro espía, miente, desaparece y asesina. Lo curioso es que en temas de seguridad nunca se llega a la verdad de los hechos y jamás se encuentra a los responsables de actos ilícitos, y ahí están como ejemplos casos tan vergonzosos como el de los normalistas de Ayotzinapa, o robos, asaltos, levantones y homicidios de periodistas y activistas que las cámaras de seguridad “no ven” porque quienes las manejan están “distraídos” o las tienen en otro ángulo cuando sucede algo.
Durango es uno de los estados señalados como una de las entidades que adquirió un equipo de espionaje, mismo que no ha aparecido a pesar de que se denunció con pruebas documentales en muchos medios de comunicación nacionales que fue adquirido en el sexenio pasado por el corrupto gobierno priísta, y por el cual pagó una fuerte suma de dinero; sin embargo, recientemente el actual gobierno del cambio aseguró que esta administración no cuenta con ese equipo, no sabe su paradero y desconoce si está activo.
Pero eso del espionaje no es lo único por lo que el país se encuentra en la mira de organismos internacionales, quienes parecen estar más preocupados que el propio gobierno por los problemas que padece la ciudadanía mexicana, derivados de la corrupción e impunidad, como impune quiere el gobierno federal que permanezca la muerte del periodista michoacano Salvador Adame, quien luego de estar desaparecido fue encontrado calcinado, muerte que ya le adjudicaron a un delincuente común, “El Chano” Peña, supuestamente por “problemas personales”.
Sinaloa, Guerrero, Tamaulipas, Oaxaca y Michoacán son territorios invadidos por la violencia, al igual que Durango, en donde las ejecuciones van en aumento, pero el gobierno estatal manifiesta olímpicamente que se trata de “hechos aislados”, entonces no hay por qué preocuparse.
Mientras Peña Nieto no ve o se hace de la vista gorda por lo que sucede en el país, realiza señalamientos a otros; critica, lamenta muertes y condena hechos en el extranjero, lo que provoca más problemas a México porque se generan fricciones con otros gobiernos de países hermanos, como está sucediendo con Venezuela en el marco de la OEA, en donde el canciller Luis Videgaray se ha entrometido en la política interna de este país provocando fuertes respuestas tanto de su presidente Nicolás Maduro y de su canciller, Delcy Rodríguez, como de varios países latinoamericanos, quienes han señalado la grave crisis por la que atraviesa nuestro país calificando al territorio mexicano como “Estado fallido”, invadido por la violencia, la desigualdad y el narcotráfico, y al servicio de Estados Unidos. Este enfrentamiento internacional ha dejado muy mal parado y en ridículo al gobierno mexicano, y más cuando la canciller venezolana Delcy Rodríguez retó a Luis Videgaray a un debate público para que aclare los lamentables hechos sin atender que suceden en México, como el genocidio de los normalistas de Ayotzinapa, en Iguala, Guerrero.
Pero Peña Nieto no es el único que toma malas decisiones y se rodea de mediocres o elije mal a su equipo de trabajo, lo que está sucediendo con el partido Morena a nivel nacional, lejos de ayudar a López Obrador en su proyecto de ganar la presidencia de la República en 2018, le está restando la poca credibilidad que pudiera tener entre la población. Lo anterior quedó de manifiesto en su visita a Durango el pasado 24 de junio en donde firmó su “Acuerdo de Unidad por la Prosperidad del Pueblo y el Renacimiento de México” en la Plaza del IV Centenario con personajes nefastos de la política duranguense, como la ex panista y ex candidata a la gubernatura por el Partido Encuentro Social, Nancy Vázquez Luna, penosamente abucheada por los asistentes, al igual que otra ex panista, Sandra Amaya, quien junto a Alfredo Martínez Nuñez, ex diputado del PVEM, también presente, estuvieron al servicio de la dictadura priísta que tanto daño le hizo (y le sigue haciendo) al pueblo de Durango.
Otros personajes duranguenses ex priístas, repudiados por la sociedad y que ahora ya son flamantes morenistas bajo la bendición del santón “izquierdista” tabasqueño, son el ex subsecretario de la SEDESOE, Karol Wojtyla Martínez, vergonzosamente destituido en marzo de 2015 por publicar una foto sexista y vulgar en la red social de Facebook; Salvador Quintero, ex regidor priísta que desviaba programas sociales para su partido, y otros más de antecedentes inconfesables con los que Andrés Manuel López Obrador pretende ganarse adeptos para llegar a la presidencia.
Este es el panorama de espionaje, violencia sin freno y descomposición partidista al que se está enfrentando la ciudadanía hacia el 2018, con la amenaza de la posible candidata panista a la presidencia, Margarita Zavala, quien ha declarado que de llegar a la Primera Magistratura del país continuará la “guerra contra el narcotráfico” que su corrupto esposo Felipe Calderón llevó a cabo durante su sanguinario sexenio.
Urge ya que los mexicanos busquemos otras opciones y elijamos a gobernantes realmente genuinos y comprometidos con la ciudadanía, no con grupos de poder, partidos putrefactos o santones hipócritas.