Nombre De Dios Tiene Tres Presidentes Municipales Y Un Virrey
Norberto Serrano.
“Cuando el presidente municipal Jesús Roldán Soto está indispuesto o ausente no es el síndico quien toma las decisiones, es la hija del licenciado Roldán quien manda, se llama Norma Roldán, es ella y su esposo Marvin Román Ramírez quienes dan las órdenes”, se quejan los trabajadores del municipio de Nombre de Dios.
Y es que en este ayuntamiento las cosas cada día van de mal en peor por la división interna que existe entre sus funcionarios. “El presidente municipal no tiene autoridad alguna sobre sus colaboradores, solo se dedica a sus ‘negocios’; así, el prepotente y despótico oficial mayor, Ismael Blanco Torres, y el síndico José Luis Irigoyen bloquean el trabajo del director de Desarrollo Rural municipal, Gerardo Flores. No le dan recursos y los que salimos perjudicados somos los ciudadanos que no recibimos los beneficios que antes nos daban a través de esta instancia”, se queja un habitante de esta demarcación.
Nombre de Dios no tiene patrullas pues las pocas que hay están descompuestas y nadie hace nada por repararlas, y la corrupción está en su máximo apogeo desde que tomó posesión la actual administración.
“Norma Ramos, quien era presidenta del DIF municipal y su chofer Jesús Torres fueron sorprendidos en situación muy embarazosa. Al chofer lo despidieron, y a Norma Ramos el presidente municipal la destituyó como presidenta del DIF, pero le inventó un puesto como ‘subdirectora de Desarrollo Rural’, y ese cargo es ilegal pues no existe. ¿De qué se trata?”, reclama indignado un empleado del ayuntamiento.
Así las cosas, los habitantes de este municipio ven cómo cada día la situación se pone más crítica en cuanto a inseguridad y carencia de apoyos efectivos, así como en el trato que les dan sus autoridades. “Con el oficial mayor no se puede tratar pues es un tipo odioso, de esos que se marean cuando se suben a un tabique… se cree el virrey de Nombre de Dios, y pues francamente ya no sabemos quién nos gobierna, si el presidente municipal, su hija o su yerno. Ojalá alguna autoridad superior en el estado pudiera meter orden aquí”, remata el trabajador, que nos pide omitir su nombre por temor a ser despedido.