De chile y de dulce

Y luego no quieren que la gente esté enojada, enojadísima, ante la pobreza y la mala distribución de la riqueza, con datos del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (CONEVAL) de 2016, el estado con menor ingreso corriente mensual por persona es Chiapas, con mil 794 pesos, Oaxaca con 2 mil 48 pesos y Guerrero con 2 mil 746 pesos. Los de mayor ingreso son: Nuevo León con 8 mil 238 pesos, Ciudad de México con 6 mil 83 pesos, Baja California con 5 mil 335 pesos, Baja California Sur con cinco mil 182 pesos, Sonora con cinco mil 99 pesos y Quinta Roo con 4 mil 844 pesos. Y bueno, ahora nos explicamos las preferencia electorales, o ya ni con esos datos porque al parecer pobres y clase media están enojados y molestos con todos los partidos políticos y con los políticos.

Campañas electorales van y vienen, pero la pobreza en México lejos de disminuir aumenta mientras la élite política realiza saqueos millonarios al erario.

Dawid Bartelt, director de la fundación Henrich Böll, dijo hace unos días en el Senado que es “inaceptable que un país donde no hay guerra tenga 35 mil desaparecidos”, y cierto, es inaceptable, pero estos señores que tanto se alarman no quieren aceptar la realidad de que en México sí estamos en guerra, una guerra decretada por Felipe Calderón por instrucciones de los norteamericanos, que como ya sabemos les encantan las guerras para vender armas y equipos para beneficiar a su poderosa industria militar, y si, por si no lo saben, ¡estamos en guerra!

Desde su gobierno Felipe Calderón se comprometió a ser “el primer presidente del empleo”, para terminar, efectivamente, dando empleo a funerarias, sicarios, malandrines, enterradores y policías que por cierto no sirven para un carajo, según lo acepta el mismo Meade, el niño Canalla, AMLO, El Bronco (que necesita carniceros para cortar manos) y doña Margarita, la que no sabe explicar ni siquiera las transas de sus familiares en el incendio de la guardería ABC en Sonora, cuyas familias siguen llorando a sus niños quemados gracias a las corruptelas que hacían sus primas en el negocio y que gozan de impunidad.

Y ya que hablamos de impunidad, basta recordar que cuando llegó al gobierno Alejandro Murat Hinojosa, declaró que se encontraba un estado en crisis y colapsado en lo económico, político y social. Para que no se les olvide a nuestros funcionarios, les recordamos que deben aplicar la ley y recuperar el dinero que robaron a los oaxaqueños el equipo de Gabino Cué y su sicario financiero, Jorge “El Coco” Castillo, con algunos de sus compadres y muchos empresarios sin empresa -desfalcos que llegaron a los 30 mil millones de pesos-, pues al parecer seguimos en la luna o en el horror y el terror, porque con esos recursos, inmensos recursos, esos políticos que gozan de impunidad en el saqueo y robo, pues hacen política con varios de sus aliados y testaferros, convirtiendo a Oaxaca en un estado donde se vivía tranquilo a un estado del cual se exportan sicarios, como la banda de “Los Oaxacos” que opera en la Central de Abasto de la Ciudad de México y que ahora regresan a su tierra, total, parece que no tenemos policía y si la hay, pos sabe.

Hoy, algunos candidatos de Morena alegan que AMLO se equivocó al apoyar a Gabino y pues a lo mejor por eso llegó a solicitar recursos con Carlos Ahumada, ¿ya se los pagaría? Es pregunta pues.

Y para aquellos que creen que las revoluciones no se convierten en Roboluciones, deben hacer alguna visita a Nicaragua, donde miles y miles de jóvenes ahora gritan en las calles: “¡Que se vayan, que se vayan!”, gritos en contra de Ortega y Murillo, quienes viven como magnates mientras el pueblo vive jodidote. No nos vayamos a salar y los cambios sean después para tener pretexto para salir a las calles a gritar: “que se vayan”, porque sin duda no todos, pero algunos, pueden fallar.

A lo mejor algunos intelectuales que esperan hueso en la secretaría de Educación (de donde ya los corrieron), dicen que en el 68 muchos esperábamos solamente la lucha democrática y no la lucha revolucionaria, y los que nos defendimos en las escuelas de las agresiones de policías y granaderos, éramos pues, infiltrados y actuábamos en favor de las policías, olvidando que el conflicto estudiantil se inicia precisamente porque los granaderos llegaron a agredir a los estudiantes en sus escuelas, al igual que a los maestros, y esos granaderos enviados desde el Departamento del Distrito Federal por instrucciones del general y licenciado Corona del Rosal fueron los que iniciaron el movimiento con su brutalidad, y ahora dicen que el gobierno no actuó con violencia, sino que proponía el diálogo, olvidando que el diálogo lo propusieron los estudiantes en asamblea, en el Zócalo, así que no nos vengan con pendejadas, cuando todo lo que quieren es ganar un nuevo hueso, donde no los corran y sabrá dios qué más.