AMLO, el menos peor
Aescasos días de que los electores y la partidocracia decidan quiénes nos van a gobernar en la presidencia de la República, algunas gubernaturas, congresos locales y el Congreso de la Unión, parece ser que la tendencia a favor del santón “izquierdista” Andrés Manuel López Obrador ya es irreversible.
Con una ventaja constante de más del 50% en la preferencia del voto ciudadano, el tabasqueño desde el inicio de la campaña se mantuvo a la cabeza de las encuestas, esas encuestas que la mayoría de las veces fallan, pero en esta ocasión, por los resultados abrumadores, no se ve que ninguna circunstancia ni siquiera extraordinaria las pueda revertir.
De origen priísta, López Obrador y su corriente “izquierdista” con el paso de los años se fueron rasgando hasta terminar en un manojo de harapos malolientes y colores deslavados, que es lo que ahora refleja su “gran” proyecto político llamado Morena, ese partido frankensteniano compuesto en buena parte por los desechos de la partidocracia tradicional, salvándose algunas excepciones muy contadas a nivel nacional.
Así, desde que fue jefe de gobierno en el Distrito Federal, en el año 2000 a la fecha, López Obrador por más que haya querido cruzar el pantano sin manchar su plumaje no lo ha logrado, pues si bien nunca lo han relacionado directamente en asuntos de corrupción, sí ha sido evidenciado por las inconsistencias que presenta en el origen de su patrimonio y por el cacicazgo familiar que ejerce en su partido Morena, un partido que tan solo este año 2018 recibió por parte del Instituto Nacional Electoral la friolera de 650 millones de pesos; también, buena parte de sus colaboradores cercanos y personeros han sido exhibidos, investigados y encarcelados por delitos relacionados con saqueos al erario y actividades con dinero de procedencia ilícita.
El caso reciente más sonado es el de uno de los integrantes de su primer círculo de operadores políticos, el ex delegado de Tláhuac, Rigoberto Salgado Vázquez, separado de su cargo a raíz de la muerte del narcotraficante Felipe de Jesús Pérez Luna, “El Ojos”, abatido por elementos de la Marina a mediados de julio de 2017.
Luego de estos hechos, investigaciones periodísticas y de diputados integrantes de la Asamblea Legislativa de la Ciudad de México pudieron determinar que más de una docena de familiares de Felipe de Jesús Pérez Luna, “El Ojos”, se encontraban en la nómina de la delegación Tláhuac ocupando cargos de relevancia.
Rigoberto Salgado fue separado de su cargo y hasta este momento las investigaciones en su contra se encuentran congeladas, tanto en la Procuraduría General de la República como en la Asamblea Legislativa de la Ciudad de México, dándonos el mensaje a la ciudadanía de que en este caso estas instancias han estado negociando la impunidad del ex delegado tlahuaquense ante el inminente triunfo del santón “izquierdista”.
Hoy, aliado con mucho de lo más fétido de la política y la oligarquía nacional, López Obrador, contradictorio y enlodado, se acerca a la presidencia de la República pactando lo mismo con la ultraderecha que con empresarios voraces, y prometiendo al pueblo de México, de manera temeraria, muchas cosas que definitivamente no estará en sus manos cumplir.
Como quiera que sea, López Obrador en este momento representa la opción menos peor a diferencia de los candidatos de derecha, José Antonio Meade, del PRI, y Ricardo Anaya, del PAN, pertenecientes a los grupos políticos y oligárquicos más corruptos y depredadores que han existido en la historia moderna de nuestro país.
En contraste con los regímenes socialistas que ha habido en algunos países de América Latina en los que ha habido cambios esenciales y hasta radicales, con el santón “izquierdista” no se espera eso pues éste ni remotamente es socialista ni mucho menos tiene similitud alguna con el venezolano Hugo Chávez, el ecuatoriano Rafael Correa, el boliviano Evo Morales o el uruguayo José Mujica. Sin embargo, habrá algunas áreas en las que López Obrador deberá hacer mejoras sustanciales obligatoriamente, a reserva de que de no hacerlo se presenten graves conflictos y hasta estallamientos sociales, como son los rubros de desarrollo social, seguridad nacional, salud y educación. Por lo demás, la oligarquía seguirá haciendo sus negocios pingües con la “nueva” clase política lopezobradorista, y quizá roben menos, pero seguirán metiéndonos las manos en los bolsillos a los contribuyentes.
A escasos días de las elecciones del 1 de julio, la balanza ciudadana se ha inclinado totalmente hacia el lado de López Obrador, no tanto porque este sea el gran estadista que estábamos esperando sino por el hartazgo y el repudio que el pueblo de México tiene hacia los gobiernos del PRI y del PAN que nos han dejado ensangrentados, maltrechos, empobrecidos y despedazados como país.
En este contexto, se espera también que los gobiernos estatales sean presionados para que respeten las leyes y disposiciones en materia de protección a periodistas pues, aparte de los asesinatos infames que ha habido en este sexenio de casi medio centenar de comunicadores, es inadmisible que algunos gobernantes corruptos en su afán de reprimir las tareas de los periodistas abusen de su poder demandando infundadamente por supuestos “daños morales” a quienes les exhiben sus fechorías y saqueos, como es el caso de la alcaldesa de Gómez Palacio, Juana Leticia Herrera Ale, quien desde mayo de 2016 ha emprendido una campaña de hostigamiento constante hacia el periodista lagunense Juan Monrreal López, director del portal noticioso Demócrata Norte de México, ante la indiferencia insultante del Congreso local de esta entidad norteña y del gobierno estatal de Durango, instancia que ha desatendido la solicitud que desde hace más de un año le hizo la Comisión Nacional de los Derechos Humanos para que garantizara la seguridad de Juan Monrreal López.
Mientras esto sucede, en el municipio de Durango impera la inseguridad con asaltos y robos a casas habitación a la alza, de acuerdo con el Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública; esto, por la incompetencia de un jefe policíaco que está más ocupado en remitir el mayor número de ciudadanos ebrios y rijosos al Juzgado Administrativo, en donde su hermano es coordinador operativo, en vez de cumplir eficazmente con sus funciones, haciendo de estas dependencias municipales un verdadero negocio familiar.
Así las cosas, desde los grandes problemas hasta este tipo de “detalles” indignantes son los que tendremos que cambiar como sociedad a partir del próximo 1 de julio.