La debacle panista en Durango y los infiltrados en la campaña del Dr. Enríquez
Fernando Miranda Servín.
Patético y grotesco está resultando el escándalo postelectoral que están dando los panistas de Durango en los medios de comunicación locales. El principal de ellos, ese personaje aborrecible y dirigente estatal de este partido, Rómulo Campuzano González, se ha dedicado a cargarle la responsabilidad de su derrota a “el efecto AMLO”, a sus adversarios de partido, a sus enemigos personales y a todo aquél que se le ponga enfrente, sin aceptar que fue su ineficiencia y tozudez las que en muy buena parte ocasionaron que la mayoría de los candidatos panistas que participaron en el recién finalizado proceso electoral fueran vergonzosamente degradados por la ciudadanía, que canalizó el descontento que tiene hacia tipos golpeadores de ancianos como él y hacia los gobiernos “del cambio” estatal y municipales votando por los candidatos del partido Morena.
Hoy, da pena ajena escuchar y leer en los medios las acusaciones mutuas que los panistas se hacen entre sí y las exigencias de expulsiones de este instituto político que los integrantes de uno y otro bando se lanzan a la cara. Así, en el hipotético caso de que estas expulsiones se dieran, la sede de este partido quedaría totalmente desierta.
En este contexto, y aunque su participación fue a nivel federal, uno de los candidatos más perjudicados por “el efecto Rómulo” fue el ex alcalde de Durango, Dr. José Ramón Enríquez Herrera, quien a pesar de haber obtenido la senaduría por la vía de la primera minoría, políticamente no salió tan bien librado pues en los hechos fue derrotado nada menos que por el candidato de la coalición Morena-PT, Alejandro González Yáñez o Gonzalo Yáñez, ese político que todo Durango sabe que se ha enriquecido ilícitamente y se vende al mejor postor.
Otro de los factores que influyeron en la derrota del Dr. Enríquez y que hasta ahora se está ventilando en los corrillos duranguenses, fue el trabajo soterrado que hicieron algunos infiltrados en su equipo de campaña que constantemente rendían informes de lo que el oftalmólogo hacía o dejaba de hacer a los principales jerarcas del partido lopezobradorista, cuya franquicia en esta entidad, como se sabe, fue comprada por un par de exgobernadores priístas. Uno de los principales receptores de esos informes era el ex diputado federal priísta y hoy virtual diputado local plurinominal morenista Otniel García Navarro.
Las fuentes revelan que los infiltrados durante la campaña electoral proporcionaban información inclusive de las actividades y actitudes de la familia del ex alcalde Enríquez Herrera.
Después de todo, en la política y en la vida no siempre es conveniente practicar la máxima que reza: “Mantén a tus amigos cerca y a tus enemigos aún más cerca”.