Del gobierno “del cambio” al gobierno del engaño
Fernando Miranda Servín.
A casi dos años de distancia, muy decepcionante ha resultado el papel que ha desempeñado el gobierno municipal de Durango. Llegado al poder con la bandera “del cambio” y prometiéndole a la ciudadanía castigar a los saqueadores priístas que “administraron” esta alcaldía durante el trienio pasado, ni una ni otra cosa ha cumplido; por el contrario, la Contralora municipal, C.P. Rocío Marrufo Ortiz, continúa ocultando las auditorías realizadas a quienes ocuparon altos cargos en el período 2013-2016.
Así, en una abierta complicidad que a estas alturas ya es motivo de sanciones administrativas y hasta penales, esta servidora pública le está negando a la ciudadanía duranguense conocer las dimensiones de los desvíos y robos al erario perpetrados por no pocos directivos que estuvieron bajo las órdenes del ex alcalde priísta Esteban Villegas Villarreal.
Esta omisión grave, por supuesto, conlleva la certeza de que desde el proceso de entrega-recepción, llevado a cabo después de las elecciones de julio de 2016 y que supuestamente fue declarado nulo por las irregularidades encontradas en todas las dependencias, hubo acuerdos sucios entre las administraciones entrante y la saliente pues a pesar de ese hecho no se procedió penalmente en contra de ninguno de los ex directivos priístas que dejaron sus cargos, especialmente el ex alcalde Esteban Villegas Villarreal, hoy flamante diputado plurinominal electo y virtual dirigente de la bancada priísta en la próxima legislatura del Congreso local.
¿A qué acuerdos llegaron? ¿En qué consistieron esas negociaciones turbias? Son las interrogantes que seguramente se han hecho infinidad de ciudadanos duranguenses, que aunque no sepan los detalles de lo que sucedió sí intuyen que hubo un pacto de impunidad a cambio de beneficios inimaginables.
Con la salida del ex alcalde de este municipio, José Ramón Enríquez Herrera, para contender por la senaduría en el pasado proceso electoral, curul que obtuvo por el principio de Primera Minoría, las cosas no cambiaron absolutamente nada pues con la llegada de su suplente improvisado, Alfredo Herrera Duenweg, se mantuvo la misma estructura directiva que, en los hechos, poco o nada ha contribuido para que los ciudadanos de la capital de este estado resuelvan sus problemas, sobre todo los más necesitados.
El Instituto Municipal de la Vivienda, por ejemplo, no ha entregado un solo pie de casa a ciudadanos de escasos recursos, aun cuando su titular, el panista Juan César Quiñones Sadek, declaró hace un año que en 53 mil viviendas sus habitantes padecían hacinamiento, y la dirección de Desarrollo Social, a cargo del ex panista y ahora emecista, Luis Galindo Ramírez, ha brillado por su ausencia en cuanto a la implementación de auténticos programas sociales que saquen de la pobreza a los ciudadanos que ocupan las zonas urbanas y rurales más precarias de esta ciudad. Repartir esporádicamente bultos de cemento, tabiques y una que otra estufa ecológica es la “política social” paliativa que practican estos funcionarios, así como el reparto de raquíticas cantidades de dinero a algunas organizaciones sociales a las que a cambio de esas miserables dádivas les exigen apoyo de carácter cien por ciento político.
Las grandes inversiones extranjeras anunciadas al principio del trienio no han llegado, quizá por el clima de inseguridad que se vive en la capital duranguense, en donde el titular de la Dirección Municipal de Seguridad Pública, el supuesto licenciado Óscar Galván Villarreal, al no ser capaz de abatir los altos índices delictivos opta por la fabricación de chivos expiatorios, como quedó demostrado públicamente en el caso de la histórica escultura de bronce La Dama del Cántaro, robada hace más de un mes del interior del parque Guadiana, hecho que desató una auténtica cacería de brujas por parte del director de la DMSP que, violando los derechos humanos de dos ciudadanos (Humberto “N”, de 28 años, y Elías Daniel “N” de 22 años), los presentó con bombo y platillos ante los medios de comunicación locales como los ladrones de la preciada obra de arte. Menos de una semana después de este linchamiento mediático orquestado por este jefe policiaco de marras, Humberto y Elías Daniel fueron liberados por la Fiscalía General de Durango al no encontrar elementos para consignarlos ante un juez. Este es el “profesionalismo” con el que se combate a la delincuencia en el municipio de Durango.
Esta misma opacidad se presenta en el Juzgado Administrativo, en donde el director operativo, Lic. Erick Galván Villarreal, que “coincidentemente” es hermano del titular de la Dirección Municipal de Seguridad Pública, Óscar Galván Villarreal, en contubernio con elementos de la DMSP no transparenta el ingreso real por concepto de multas administrativas que imponen a los ciudadanos que son remitidos a las cuatro delegaciones de este municipio.
En cuanto a obras públicas, lo más notorio que ha realizado esta administración con su titular del ramo, Arq. Humberto Rosales Badillo, es la costosa repavimentación de algunas céntricas arterias, que en opinión de la ciudadanía no necesitaban tal servicio, dejando para después o para nunca esas calles de las colonias populares que desde su fundación permanecen en las mismas lastimosas condiciones.
En el municipio de Durango, no son pocos los proveedores de servicios que ya están a punto de quebrar pues desde el pasado mes de marzo no reciben sus pagos por parte del director de Finanzas, Felipe de Jesús Pereda Aguilar, razón por la que en las redes sociales se conjetura el destino que se le dio a esos millonarios recursos financieros.
Por desgracia, a estas alturas del trienio “del cambio”, en el municipio de Durango son más los resultados negativos que los logros obtenidos, hecho que innegablemente repercutirá en el próximo proceso electoral de 2019, año en que los partidos políticos se disputarán las 39 alcaldías de este estado. Y aunque ya no se dará “el efecto AMLO” por la ausencia del santón “izquierdista” en las boletas electorales, la negatividad de estos gobiernos municipales “del cambio”, de tendencia panista-perredista, ha sido más que percibida por la ciudadanía duranguense, que cada día es más crítica y participativa, y sabe muy bien que con su voto puede enviar inmediatamente a sus casas a políticos advenedizos, aventureros e improvisados.