Los engaños del santón “izquierdista” y la justicia en México

En la historia de nuestro país ha habido muy pocos políticos genuinos que han llegado al poder, tan escasos que no se cuentan con los dedos de una mano. Quizá solo dos: el Benemérito de las Américas, Benito Juárez, y La Esfinge de Jiquilpan, Lázaro Cárdenas, fueron congruentes con sus palabras y sus acciones. El primero murió siendo presidente de la República, y el michoacano supo llevar con mucha dignidad su vida como ex mandatario.

Hasta hoy, los presidentes electos se limitaban a guardar un perfil bajo y a realizar sus actividades de manera soterrada, generalmente en sus casas de campaña, durante ese casi medio año que transcurre entre el triunfo electoral y la toma de posesión. Así, dejaban que sus equipos se encargaran de los trabajos de entrega-recepción de las instituciones públicas sin caer en protagonismos que restaran reflectores al presidente saliente.

Ahora, con Andrés Manuel López Obrador estamos siendo testigos de algo inusitado, que al mismo tiempo que podría parecer positivo por la cobertura transparente que se le está dando a sus actividades, está resultando contraproducente y preocupante por lo que sus mismas declaraciones, actitudes y posturas anuncian. A todo esto se agregan, por supuesto, los escándalos, inconsistencias y corruptelas que no pocos de sus colaboradores cercanos están protagonizando, unos dentro de su virtual gabinete y otros ya ungidos como diputados y senadores.

El santón “izquierdista” Andrés Manuel López Obrador, el padre de la promiscuidad política. En Durango su “Censo para el Bienestar” y sus “Servidores de la Nación” ya están en manos de políticos vivales como el líder “campesino” corporativista y clientelar Gustavo Pedro Cortés.

Estos desaguisados que se están dando semana tras semana son un adelanto inequívoco de lo que será el sexenio lopezobradorista, que por lo que se ve será un sexenio lleno de contradicciones y simulaciones que, salvo algunas medidas que beneficien un poco a algunos sectores vulnerables, no será tan diferente a los que los han antecedido.

La llegada a la presidencia de la República del santón “izquierdista”, aunque legítima no será tan pulcra pues para conseguir su cometido tuvo que hacer alianzas con mucho de lo peor de la política y la oligarquía depredadora nacional, compromisos que irremediablemente chocarán con sus promesas hechas en campaña y con los endebles proyectos sociales que pretende emprender.

Sin muchas argumentaciones, no será la derecha saqueadora la que podría ponerle trabas y zancadillas o descarrilar el “proyecto” lopezobradorista sino el mismo tabasqueño y sus incondicionales los que terminarían de desgastar su ya de por si desaseada estructura.

Un ejemplo aparentemente trivial pero que dio al traste de manera impactante con la imagen de austeridad que siempre ha querido proyectar López Obrador fue la suntuosa boda de su principal colaborador, César Yáñez Centeno, quien el pasado 29 de septiembre contrajo nupcias con la empresaria Dulce María Silva Hernández, en la capital del estado de Puebla. Una boda que inclusive a posteriori fue promocionada en la conocida revista Hola, la misma en la que aparecieron en varias ocasiones Enrique Peña Nieto y su todavía esposa Angélica Rivera.

Ante las críticas generalizadas de la ciudadanía y periodistas por la incongruencia de tal hecho, que inmediatamente fue bautizado como “La boda fifí” en alusión a las burlas que el santón “izquierdista” hacía a la clase política pudiente, el presidente electo respondió: “Yo no me casé”, de la misma forma que ha respondido desde hace 14 años en los que buena parte de su séquito ha sido evidenciado en videos cometiendo actos de corrupción: “Yo no sé”, “Yo no fui”, como si hubiese llegado al poder en la ciudad de México y hoy a la presidencia de la República de manera solitaria, sin un equipo que, quiera o no, refleja buena parte de su personalidad.

Y es precisamente este equipo, de su partido Morena, el que desde las cámaras de diputados y senadores, y en los congresos locales de los estados ya comenzó a hacer de las suyas engañando al pueblo de México incumpliendo las promesas hechas en campaña y, al igual que los priístas y panistas, velando por sus intereses de grupo y muy personales desde el primer minuto que tomaron posesión de sus cargos.

Así las cosas, el estado de Durango es un espejo que refleja fielmente lo que será el proyecto lopezobradorista, que como apuntamos líneas arriba no será tan diferente a los regímenes de derecha que hemos padecido.

En esta entidad norteña, al igual que en todo el país, el “gran proyecto” lopezobradorista del “Censo para el Bienestar”, que ya están llevando a cabo brigadas de “Servidores de la Nación” para registrar a ciudadanos que supuestamente serán beneficiados con programas sociales, en lugar de ser un plan ejecutado por ciudadanos ejemplares ha caído en manos de políticos venales, clientelares y corporativistas que desde hace más de dos décadas su modus vivendi ha sido precisamente el de lucrar con la miseria de los sectores poblacionales precarios y vender movimientos sociales a los gobernantes en turno. Esta réplica tan mala como las aplicadas por los gobiernos panistas y priístas a través de la secretaría de Desarrollo Social, que ahora con el santón “izquierdista” se llamará “Secretaría del Bienestar” no augura mas que corrupción, más pobreza y más fortunas ilegales para esta nueva élite de políticos vivales.

Congreso del estado de Durango, un Congreso fifí en el que sus diputados dicen estar dispuestos a combatir la corrupción, pero voltean hacia otro lado cuando se les exige que den trámite a los juicios políticos demandados por el periodista lagunense Juan Monrreal en contra de la alcaldesa represora de Gómez Palacio, Juana Herrera Ale, por los saqueos que ha cometido en compañía de su gabinete e integrantes de su cabildo.

Mientras esto sucede, el Congreso de Durango, con mayoría de diputados morenistas, ya tiende a convertirse en un Congreso fifí simulador, al que mucho le preocupa y pregona en los medios combatir la corrupción, pero no emprende medidas inmediatas para frenar los saqueos que en este momento se llevan a cabo tanto en el gobierno estatal panista-perredista como en la mayoría de los municipios, especialmente Gómez Palacio, en donde la alcaldesa represora Juana Herrera Ale y su dinastía caciquil abiertamente cometen despojos ante la mirada complaciente de estos “representantes populares”, que se hacen de la vista gorda ante los juicios políticos demandados ante este Congreso por el periodista lagunense Juan Monrreal, con evidencias y pruebas documentales de los actos ilegales que Juana Herrera y los integrantes de su gabinete y cabildo han cometido.

A la par, integrantes prominentes del Poder Judicial de esta misma entidad ponen a esta institución al servicio del mejor postor para reprimir a periodistas críticos y despojar a ciudadanos de sus propiedades. Y a lo que se ve, no será el santón “izquierdista” y sus huestes de senadores y diputados federales y locales morenistas, que apenas hace unos meses pertenecían a la mafia del poder (y siguen perteneciendo), los que nos ayuden a los ciudadanos a cambiar este tipo de situaciones putrefactas. Nuevamente seremos los electores quienes les exijamos que hagan su trabajo correctamente, o de lo contrario, con la fuerza de nuestros votos, los mandaremos a sus casas sin contemplaciones.