Los Equipales

No se puede pensar bien, amar bien, o dormir bien si no se ha cenado.

Todos y cada uno de nosotros hemos disfrutado de uno de los antojitos típicos de nuestro país, como son los tradicionales “taquitos,” que en otros estados de la República son mejor conocidos como “flautas”; los hay dorados, de canasta, que son llenados con diferentes guisos de acuerdo al gusto del comensal, sin dejar atrás los clásicos de carne asada y al pastor (se le está haciendo agua la boca ¿verdad? pues así se me hizo a mí al pensar a dónde iría a comer esta vez). Y me decidí por llegar a una de las sucursales de las taquerías llamadas: “Los Equipales”, ubicada en el Corredor Constitución.

Dicen que donde menos se espera “salta la liebre”, lo digo porque la calidad y la calidez del servicio la verdad no en cualquier lugar se encuentran; por lo tanto, me llevé una muy agradable sorpresa, que influyó para que mi estadía en ese lugar fuera por demás excelente.

Desde que entras te reciben dándote las buenas tardes con una sonrisa, acompañándote hasta el lugar de tu elección, y al preguntar si tienen enchufes para conectar tus aparatos electrónicos, ya sea tableta, celular, etc., te indican en dónde están, aunque por el momento y por problemas ajenos al establecimiento no cuentan con internet. 

En el área en la que me senté me atendió un joven llamado Ángel, quien muy amablemente me llevó la carta, dándome tiempo suficiente para ordenarle, en ese lapso me llevó unos totopos con tres salsas, y déjame decirte que la salsa roja, que es de árbol (no soy muy efecto a comer picante), está deliciosa.

Me decidí por “pastor especial”, y el sabor, igual que la carne, están en su punto, tanto que no necesitas poner sal. El platillo no tardan en llevarlo, y para mi más grata sorpresa sirven suficiente, así que si llevas compañía bien lo pueden disfrutar, o si vas solo, como en mi caso, lo que ya no comes lo puedes pedir para llevar; así lo hice y miren que soy de muy buen diente.

Se ve que el gerente lleva una excelente relación con su equipo y siempre está al pendiente de quien llega. Los meseros andan muy ad-hoc con la temporada pues portan su gorro de Santa Claus. En las mesas no dejan mucho tiempo los muertos (loza que está sucia). Tienen un ambiente muy agradable ya que no solo hay “chavos” sino gente de todas las edades, y la música es de muy buen gusto con temas selectos de los años setenta y ochenta, así que me sentía como “pez en el agua”.

Observé que si tienes niños no cuentan con área de juegos, sus baños están muy limpios. Lo que sí me brincó un poco es que las manteletas al momento de limpiar las mesas desocupadas las acomodan en una silla, en vez de dejarlas por un momento en alguna mesa adyacente que esté sola. Total que en verdad es la primera ocasión que me es muy satisfactoria la estancia en un lugar, y esto fue en Los Equipales, razón por la que recomiendo ampliamente este sitio. 

Aunque los costos son un poco elevados, vale la pena darse una vuelta.