Los pintores rupestres de España y Francia
De la redacción de raza cero.
Pintar no es una tarea fácil, ni siquiera para los creadores de la historia moderna que contaron, y cuentan, con técnicas complejas y avanzadas e instrumentos que facilitan su labor. Pero ellos lo hicieron hace 20 y 30 mil años antes de Cristo, en las oscuras cuevas del norte de España y el sur de Francia.
Fue en 1879 cuando Marcelino Sanz de Sautuola, aficionado a la paleontología, visitó las cuevas de Altamira, ubicadas en el municipio español llamado Santillana del Mar, en la provincia de Cantabria. Marcelino Sanz iba acompañado de su pequeña hija, María Faustina Sanz Rivarola, de alrededor de 8 años de edad, quien, mientras su padre buscaba huesos en la entrada de la cueva, se adentró hacia una de las vertientes y, al mirar al techo de la cavidad, descubrió las pinturas rupestres que habían estado ocultas a los ojos de la humanidad durante por lo menos 20 mil años. Se trataba de una de las obras maestras que sería conocida como “La Capilla Sixtina de la Prehistoria”.
A partir de este momento, Marcelino Sanz y varios antropólogos y arqueólogos libraron una batalla absurda para tratar de convencer a la comunidad científica de que las pinturas halladas en las cuevas de Altamira eran auténticas. Y no sería hasta muchos años después, con la técnica de datación del carbono 14, que los especialistas definirían la antigüedad de las pinturas situándolas en el período paleolítico, entre 17 mil y 20 mil años antes de Cristo.
Tendría que pasar más de un siglo para que el 18 de diciembre de 1994 los espeleólogos franceses Éliette Brunel-Deschamps, Christian Hillaire y Jean-Marie Chauvet hicieran otro descubrimiento asombroso en el departamento de Ardêche, al sur de Francia, en unas cuevas que llevarían el apellido de uno de estos investigadores, Cuevas de Chauvet. En este sitio también habían permanecido sin ser vistas numerosas obras de arte rupestre mucho más antiguas que las de Altamira, España, pues según los estudios hechos con la técnica de datación por radiocarbono, estas obras majestuosas se realizaron entre hace 30 y 33 mil años antes de Cristo.
Las pinturas de Altamira, España y Chauvet, Francia, fueron elaboradas con carbón vegetal y pigmentos minerales de óxido de hierro de colores rojo y ocre que han perdurado hasta nuestros días, y se desconoce la manera como aplicaron estos materiales, si directamente con los dedos o con utensilios como huesos o madera con piel de animal, a manera de pincel.
En las pinturas, sobre todo en las de la Cueva de Chauvet, se aprecian animales extintos.
Estos son los antecedentes más antiguos del arte en la historia de la humanidad.