“Derecha” voraz e “izquierda” tibia, el pueblo pierde

Muy penoso ha sido el papel que han desempeñado los ex presidentes panistas Vicente Fox Quezada y Felipe Calderón Hinojosa entrometiéndose en la política internacional establecida por el gobierno lopezobradorista respecto al conflicto en Venezuela, exigiéndole a éste que deje la Doctrina Estrada a un lado y desconozca al presidente Nicolás Maduro. Como se sabe, esta doctrina diplomática impone el respeto absoluto a la libre autodeterminación de los pueblos y la no injerencia en los asuntos internos de otros países, y desde que la redactó y publicó su creador, Genaro Estrada, el 27 de septiembre de 1930, dio prestigio internacional a México… hasta que llegaron al poder precisamente Vicente Fox y Felipe Calderón, que no solo hicieron añicos este planteamiento sino actuaron ante los gobiernos estadounidenses como vergonzosa servidumbre.

Todavía recordamos aquella frase artera, “comes y te vas”, con la que el analfabeta político Vicente Fox conminó al presidente cubano Fidel Castro para que abandonara la Cumbre de la ONU, celebrada en Monterrey en el año 2002, y el presidente norteamericano George W. Bush no pasara el desaguisado de encontrarlo ahí.

De Felipe Calderón se sabe que permitió abiertamente la incursión de agentes de la DEA en nuestro territorio para realizar la sucia Operación Rápido y Furioso, mediante la cual miles de armas de alto poder llegaron a las manos del crimen organizado provocando uno de los genocidios más dantescos en la historia de México, que arrojó más de cien mil muertes.

Lo que sucede en Venezuela es el episodio repetido que se ha dado en los países de Latinoamérica y el mundo que tienen riquezas naturales (como por ejemplo petróleo) susceptibles de ser saqueadas por esas poderosas oligarquías (especialmente la estadounidense) que utilizan a los políticos y partidos de “derecha” para lograr esos fines. Por eso, cualquier gobierno que intente hacer un reparto justo del patrimonio de su nación es atacado por estas élites.

Los intereses de la oligarquía internacional, detrás del “presidente” de facto de Venezuela, Juan Guaidó. La razón principal: Este país tiene una de las reservas petroleras más grandes del mundo.

Ahora, en los últimos días, estos ex mandatarios blanquiazules, junto con el sátrapa priísta Enrique Peña Nieto, han sido exhibidos por el mismo gobierno lopezobradorista que ha señalado a sus administraciones como cómplices y facilitadoras del enorme robo de gasolina que durante sus sexenios se llevó a cabo, representando cientos de miles de millones de pesos en pérdidas para la empresa paraestatal PEMEX y para el pueblo de México.

Se espera que el combate al huachicoleo emprendido por el gobierno lopezobradorista realmente elimine esta práctica; de lo contrario, las penurias que está pasando el pueblo de México por la escasez de combustible habrán sido en vano.

Sin embargo, el santón “izquierdista” Andrés Manuel López Obrador con una actitud tibia insiste en “perdonar” a estas mafias de huachicoleros de cuello blanco para, según él, restablecer la paz en nuestro país.

Hoy, evidenciados los alcances y los daños que los ladrones de gasolina provocaron a nuestro país al grado de saquear hidrocarburos de las plataformas marítimas con buques, es obvio que los castigos a esta clase de delincuentes no deben omitirse.

En este aspecto, la participación de la ciudadanía para exigir la aplicación de las leyes debe ser crucial pues abandonar este terreno y dejarlo al libre albedrío de nuestros gobernantes sería a todas luces contraproducente. Este tipo de ejemplos se han dado, guardando las proporciones, en las administraciones panistas “del cambio”, en el estado de Durango, en el que los principales gobiernos estatal y municipal de la capital se han caracterizado por negociar la impunidad de sus antecesores obteniendo beneficios personales, y ahora esta modalidad ha sido adoptada por el mismo Congreso local, cuya mayoría de diputados (ex priístas y panistas) pertenecen al “izquierdista” partido Morena y, por acción u omisión, han dejado pasar en las Cuentas Públicas de los municipios y del gobierno estatal infinidad de atracos a los bolsillos de los ciudadanos perpetrados por servidores públicos inescrupulosos. Esto, sin lugar a dudas, tarde o temprano les acarreará sendas demandas judiciales que pondrán en entredicho la honorabilidad de esta legislatura.

Mientras esto sucede, las principales fuerzas políticas de esta entidad continúan en la puja para seleccionar a sus candidatos a alcaldes que contenderán en este proceso electoral, especialmente en la capital, Durango, destacando por el partido Morena los nombres de los ex priístas Héctor Vela Valenzuela y el impopular diputado Otniel García Navarro, así como el ex independiente Ignacio Aguado, la diputada Sandra Amaya y el único militante morenista Carlos Medina Alemán; del PRI, desde el Comité Ejecutivo Nacional se maneja la posibilidad de que su abanderado pudiera ser Jesús Díez Flores; el PAN, dividido y fracturado por sus pugnas internas, tiene dos cartas: el perseverante Jorge Salum del Palacio y José Antonio Ochoa, y por el partido Movimiento Ciudadano buscaría la reelección el desprestigiado alcalde José Ramón Enríquez Herrera.

Los diputados de la LXVIII Legislatura del Congreso del estado de Durango, por acción u omisión han permitido infinidad de atracos millonarios en las revisiones de las Cuentas Públicas de los 39 municipios, organismos autónomos y el gobierno estatal.

Desafortunadamente, no se ven en el horizonte político de la capital duranguense nuevas caras que le den frescura a la contienda que se avecina. Por lo demás, al electorado de este municipio y del estado de Durango ya no se le engaña fácilmente, y los candidatos agraciados deberán tomar en cuenta que las despensas, las promesas, las encuestas y las campañas mediáticas lejos de ser un recurso para ganar elecciones se han convertido en ofensas para la ciudadanía, por lo que con mucho detenimiento deberán pensar en exponer algo más que las simples propuestas de siempre.