Nueve cosas sobre sexo que solo las mujeres casadas entienden

Solemos pensar que los matrimonios no tienen sexo y un montón de mitos más sobre estas parejas. Aquí te contamos lo comprensivas que son ellas en muchos sentidos.

Las personas casadas siguen haciendo el amor. Es un hecho. Aunque hay de todo, los hombres y las mujeres que decidieron unirse en matrimonio para toda la vida también tienen necesidades sexuales que satisfacer (casi siempre) en la calidez de su hogar. Son la confianza y la intimidad dos factores que ayudan en las relaciones de pareja. Es evidente que cada una sea diferente al resto, pero hay algunas cosas comunes que solo las mujeres que han contraído matrimonio conocen de sus maridos.

“Las parejas suelen sentirse mal cuando aparecen problemas en su vida sexual. Puede ser aburrimiento o cansancio, pero es importante recordar que estas dificultades son normales y que la mayoría pasa por ellas. La buena noticia es que ser honesto y estar dispuesto a reavivar la llama te ayudará a encontrar soluciones”, asegura Lauren Zander, coach de parejas, a ‘Men’s Health’, tras detallar los desafíos habituales a los que se enfrentan las parejas en el dormitorio.

Buen sexo

Saben que a veces tienen sexo no muy satisfactorio, pero no se quejan porque hay un millón de oportunidades más para hacerlo bien. Ya sabes que a veces ponerse de acuerdo en los temas sexuales es un problema, pero hablarlo tranquilamente y llegar a una postura en común está en nuestras manos. No te obsesiones, porque en la realidad sabes que no es un problema grave. Además, la próxima vez seguro será mejor y conseguirás que sea un orgasmo increíble hasta el momento.

Oral

Si te gusta dar y recibir sexo oral pero tu pareja no comparte esta práctica, puede ser un problema difícil de solucionar. Los expertos recomiendan hacer que al otro le empiece a apetecer realizar esta práctica poniéndole las cosas fáciles. Es decir, si le molesta el olor que desprende la zona genital, date una ducha antes o prueba con geles o lubricantes que lo disimulen, o experimenta con los alimentos, puede también ayudar. Algo que jamás debes hacer es empujar su cabeza hacia abajo, es una práctica que no les gusta nada, y sentirse obligadas a hacerlo no mejorará la situación, a no ser que quieras que eso acabe peor que un capítulo de alguna serie de abogados.

Tú primero

Se supone que el hombre tiene ganas siempre de tener relaciones y será él el que inicie los primeros pasos para tener sexo. Pero lo que ellos quieren realmente es que sean las mujeres las que lo digan en primer lugar y así no parecer que son unos obsesos. Las mujeres tienen las mismas ganas y disfrutan (o deben hacerlo) del sexo igual que los hombres, por lo que tomar la iniciativa mejorará cualquier relación, ya sea matrimonial o no.

Anal

Por mucho que los hombres ansíen más practicar sexo y hablen abiertamente de lo que les gusta y lo que desearían probar, cuando hablamos de innovar en la cama y probar cosas nuevas, en realidad son ellas quienes llevan la voz cantante. Según una investigación realizada en 1992, el 16% de las mujeres entre 18 y 24 años aseguraron que habían intentado practicar sexo anal. Hoy en día, según un estudio de la Universidad de Indiana, el 20% de las féminas de 18 a 19 años lo practican, y para las que tienen entre 20 y 24 años este porcentaje aumenta hasta el 40%. Ellas saben que él quiere hacerlo o probarlo, pero no lo dicen por no hacerlas sentirse obligadas, y esto hace que de alguna manera ellas se sientan más relajadas para intentarlo. Así son de misteriosas.

El tamaño importa

El tamaño es uno de los aspectos más controvertidos de la sexualidad masculina, y seguimos guiándonos por nociones desfasadas o que tan sólo son ciertas a medias. No debemos olvidar que en algunos casos un gran pene puede influir de forma positiva en el disfrute sexual, pero la realidad es que un pene de unos 15 centímetros puede cumplir dicha función de la misma manera que uno de mayor tamaño, dejando aparte el efecto erótico que la visión del miembro pueda causar. No obstante, si el miembro del marido es pequeño, ellas saben que no deben hablar de ello porque a él le afectaría. El respeto es lo importante y seguro que él tiene otras virtudes.

Cuidado con los testículos

No son un juguete y tampoco un blandiblú para desestresarse. Hay que tratarlos con cariño y muy despacito. Son una parte delicada y cualquier movimiento brusco puede ser el inicio de un buen dolor. Ellas son conscientes y lo comprenden perfectamente, pero hay de ti como te divorcies y tengas que volver a explicarlo. ¡Mucha suerte!

Posiciones

Las mujeres y los hombres no suelen ponerse de acuerdo. Una premisa que se extiende a la cama es la siguiente: tenemos diferentes anatomías y gustos, y lo que es agradable para tu pareja no significa que lo sea para ti, y viceversa. Una vez llegados al matrimonio ya pueden decir las que no les gustan y son demasiado “duras” y decirse a la cara que el 68 o el 42 no son de su agrado. Hay que recordar que solo lograrás tu objetivo (disfrutar y que ella alcance el clímax) si antes dedicas unos minutos a los preliminares. Sin juego previo no habrá lubricación, y sin comunicación no habrá satisfacción.

Frecuencia

Una investigación publicada por la ‘Society for Personality and Social Pschology’ y que contradice la popular idea de que las relaciones que mejor funcionan son aquellas que más tiempo pasan en la cama, sugiere que una mayor frecuencia sexual no garantiza necesariamente la felicidad ni la salud de la relación de pareja. En realidad, aunque la conexión física es necesaria, basta con hacer el amor una vez a la semana para que la vida en pareja funcione. Aumentar la frecuencia no causa ningún efecto significativo, esto es una conclusión que relativiza la importancia del aspecto sexual en las relaciones. Y aunque muchos piensen que cuando llegas al matrimonio las relaciones se estacan y aparecen las telarañas, es un concepto que dista mucho de la realidad.

No odian hacerlo

Existe la tendencia a pensar que las mujeres casadas no quieren practicar relaciones sexuales. Falso. Puede haber momentos en los que se está emocional o físicamente cansada para tener relaciones sexuales. Pero para la mayoría de la gente, el agotamiento es a menudo una tapadera para la pereza. Si hay tiempo para ver una serie, también lo hay para tener sexo. Zander aconseja sentarse y pactar la frecuencia semanal para mantener sexo, y hacer la promesa de que ambas partes cumplirán.

(elconfidencial.com).