Del Castillo
No dejes para mañana lo que
puedes comerte hoy
Hace algunos años se llamaba “El Fundador” y está ubicado en la Av. 20 de Noviembre Núm. 705, esquina con la calle Bruno Martínez. Ahí tuve la oportunidad de trabajar como jefe de personal, y desde aquél entonces no entraba a ese lugar por tanto cambio de giro: que si comida corrida, que si comida a la carta, que si comida mexicana… y total que ninguno ha permanecido. Hoy que pasé por ahí me di cuenta que ahora se llama “Del Castillo” y me llamó la atención su decoración, todo en blanco: paredes, mesas y sillas, una decoración minimalista que contrasta con lo verde de las hojas que tiene como centro de mesa. Total que entré y me atendió un joven que por su postura y forma de hablar se nota que es la primera vez que trabaja como mesero; eso sí, muy amable y servicial, pero tristemente sin ningún oficio ni siquiera en lo más básico en el servicio de alimentos y bebidas, y así se lo hice saber.
Su carta, para ser un lugar que apenas inicia, esta muy completa: carnes, desayunos, bebidas, pescados y el menú que ofrecen a diario, el cual era: crema de zanahoria, arroz, lechuga y tomate, y pechuga de pollo en salsa chipotle, y Acá entre Nos y que yo me acuerde el lugar constaba de baños para hombres y para mujeres, pero hoy solo cuenta con uno, eso sí, muy limpio, jabón y papel, aunque el espejo un poco sucio, pero nada que no se pueda arreglar pasando un periódico mojado tal y como los limpiábamos antes ¿recuerda?
Para ser un restaurante les falta mucho por aprender y mejorar, ya que el tiempo para llevar lo que uno pide es tardado, el lugar es pequeño y no había mucha gente. En lo que le llevan su pedido no llevan nada a su mesa, ni la bebida, ni algo para llevarse a la boca para entretener “la tripa”, como totopos, salsa o simplemente pan. Vuelvo a mencionar al mesero ya que a las mesas, por estar cerca de la puerta y esta mantenerla abierta, debería de darles una limpiadita para quitar el exceso de polvo; los cubiertos los lleva en la mano, sin siquiera enrollarlos con una servilleta, y no sabe de qué lado se ponen. Al momento de llevarme el pedido fue todo en un mismo plato (tal y como lo ven en la imagen), con poca cantidad de crema de zanahoria y de arroz, que aunque muy bien cocido carecía de algún sabor; la ensalada estaba muy seca y una mini mitad de rebanada de tomate, que para el tiempo que se tardó los alimentos estaban fríos.
Cuando se acerca el mesero a preguntarme qué me parecían los alimentos, le comenté lo escrito líneas arriba ¿y qué cree? Para compensar me llevó ahora sí tal y como está en la imagen un buen plato de crema de zanahoria caliente, y lo mejor: ¡fue regalo de la casa! Excelente detalle porque lamentablemente en algunos lugares hacen caso omiso de los comentarios o las quejas del comensal, y hasta se molestan porque uno les hace ver el error. El vaso de agua de pepino fresca y sabrosa, aunque no hay “refil”. Los costos son accesibles para su ubicación. Espero que el lugar tenga una muy buena aceptación, porque a como están las cosas el emprender un negocio en pleno centro de la ciudad es muy arriesgado, y muchas veces por la mala administración esos lugares no sobreviven. Es mi mejor deseo que este restaurante “Del Castillo” pronto se acredite y sea un referente para turistas y para quienes vivimos aquí.
Aspectos importantes para el nombre de un restaurante
Respondo por este medio a quienes amablemente me han preguntado sobre este trabajo que realizo comentando mi experiencia en los establecimientos de comida, y soy lo que se le conoce como “Mistery shopper”, que somos personas que vamos a revisar el servicio, la ubicación, la variedad de la carta, la limpieza y la comida en los restaurantes, desde que llegamos hasta que nos vamos; esto sin que lo sepa, claro, el personal que labora en esos lugares.
Por si me ven… ¡No digan a que voy!