Casa Blanca
De todos los cafés del mundo, ¡ella entra al mío! El mundo se desintegra y nosotros nos enamoramos. Bésame. ¡Bésame como si fuera la última vez!
Este es uno de los diálogos de la película más valorada de la cinematografía estadounidense: “Casa Blanca”, ganadora de varios premios Oscar y protagonizada por Humphrey Bogar e Ingrid Bergman, allá por el año 1942.
Quise empezar con ese diálogo porque la película esta basada en la obra teatral “Everbody comes to Ricks” (Todos vienen al café de Rick), y no hay mejor lugar para disfrutar de un exquisito café y alimentos como es el hotel Casa Blanca, edificio de estilo neoclásico ubicado en la arteria principal de nuestra ciudad capital, Durango, que es la Avenida 20 de Noviembre, Núm. 811 de la Zona Centro.
Dentro de sus instalaciones se encuentra su Restaurante-Bar, y es el lugar típico para ir a degustar una gran variedad de platillos, que van desde sus clásicas y tradicionales enchiladas verdes hasta el delicioso caldillo durangueño, sin olvidar su café.
En este lugar se respira cordialidad y amabilidad, así como también un buen servicio de todo su personal, que desde que llegas te recibe con una sonrisa haciéndote sentir como en casa.
Mención aparte, déjame decirte que por algún tiempo fue el sitio donde acostumbraba ir a hacer mis pendientes cuando tuve a mi cargo un programa de tv matutino, y me la pasaba cómodamente tomando café, ya que el servicio y el trato siempre ha sido digno, y algo que ha caracterizado por muchos años a este lugar.
Sus instalaciones y áreas comunes siempre limpias, su musicalización es muy agradable pues el volumen deja platicar sin necesidad de alzar la voz.
Su mobiliario es bastante cómodo e invita a seguir disfrutando la estancia, el servicio y, por supuesto, los alimentos.
El restaurante cuenta con salón para convenciones o ruedas de prensa, y sus paredes sirven para colocar exposiciones de fotografía y/o pintura de grandes artistas locales, nacionales y extranjeros, así que mientras esperas y disfrutas de tus alimentos o de una rica taza de café puedes conocer y apreciar la exposición que esté en turno.
Y bueno, mientras observaba todo eso y recordaba otras cosas me decidí por un delicioso desayuno de tamales, que están muy bien cocidos y te hacen recordar al probarlos por su salsa roja y su carne de puerco la casa de la abuela en épocas navideñas; estos van acompañados por una porción pequeña de frijoles muy bien refritos y decorados con dos totopos de tortilla muy suave. El jugo de zanahoria está muy fresco al igual que la fruta con miel que pedí antes del platillo principal, sin dejar de lado su clásico y muy buscado café. La atención es muy buena ya que el mesero está muy al pendiente de tu mesa.
Sus costos son accesibles, tomando en cuenta su ubicación y el tipo de servicio que se le conoce como emplatado o americano. Por lo tanto, es muy recomendable para ir y disfrutar de este lugar. Le doy cuatro tenedores.