2020: cumplimiento de promesas o incertidumbre

Para México y el gobierno de Andrés Manuel López Obrador, durante 2020 no queda más que una opción: cumplir varias promesas de campaña y comenzar a prefigurar el cambio para luego consolidarlo. De lo contrario, este año se tornará como el año de la incertidumbre con contextos altamente complejos dentro y fuera de nuestras fronteras. Desmadejemos la bola de estambre:

A lo largo del año pasado la 4T abrió muchos frentes de batalla, queriendo dar la impresión que la urgencia nacional, luego de gobiernos priistas y panistas, colocaba contra la pared a la administración entrante, por lo que era imperiosa la necesidad de comenzar a trabajar lo antes posible y desde varias trincheras. No podemos negar la urgencia nacional en la que vivimos, y que la exigencia de los ciudadanos para que el nuevo gobierno trabajara desde el primer día era demasiada, pero tampoco podemos aceptar que abrir al mismo tiempo varios frentes fuese la mejor idea, pues ya hemos visto que en muy pocas trincheras el gobierno ha salido airoso; por el contrario, todo parece indicar que las luchas iniciadas para solucionar las problemáticas nacionales se han quedado en el banderazo de salida o en una mala estrategia de acción que genera magros resultados.

En este marco las batallas se siguen librando, y el terreno de la lucha política es tierra fértil para el enfrentamiento, lo cual no es razón para que en el 2020 el gobierno lopezobradorista no logre echar mejores raíces para levantar su proyecto de República transformada.

Una cosa es que los escenarios nacional e internacional se han tornado harto complejos, y otra que el gobierno enfrente la crisis multidimensional que vivimos con ocurrencias sacadas de la chistera. Por ello, se impone que desde la presidencia se tracen rutas con mayor certeza para solucionar los problemas, pero por vía de mientras, eso no parece ser la regla de la 4T.

El presidente Andrés Manuel López Obrador, a más de un año de haber llegado al poder son más los resultados negativos que los avances positivos que él y sus huestes cuatroteras le han entregado a la nación, y en sus conferencias mañaneras continúa evadiendo su responsabilidad y atacando a la prensa crítica.

La promesa de la Guardia Nacional (GN) como remedio infalible para enfrentar al crimen organizado y pacificar la República, se encuentra muy lejos de cumplirse. Mantener a los militares en las calles se ha vuelto más una estrategia de comunicación que una adecuada política de seguridad. Más aún, las labores de la GN se han extendido sobre dinámicas sociales y económicas que nada tienen que ver con la delincuencia, como es el hecho de convertirse en el muro que Donald Trump prometió que edificaríamos para detener la migración de personas centroamericanas rumbo a Estados Unidos, a través de México.

2019 fue el año más violento de las últimas tres décadas, aumentando con ello el número de víctimas mortales cuyos asesinatos no se relacionaron con el crimen organizado. Uno de los aspectos de mayor violencia sigue siendo el alto número de feminicidios en el país. Cada día son asesinadas diez mujeres por el hecho de ser mujeres, y esta situación nos ha colocado como uno de los países donde las condiciones de seguridad, desarrollo humano y crecimiento económico para las mujeres se tornan más difíciles. Ante ello, ni las estrategias policiacas, ni el andamiaje jurídico, ni las acciones políticas han funcionado. En las conferencias mañaneras de López Obrador se insiste, cuando el tema sale a relucir, que se está trabajando en atender el flagelo de la violencia de género, pero sin dar resultado alguno. Y luego del feminicidio de Ingrid Escamilla, ni las autoridades de la Ciudad de México, ni el gobierno federal han sabido cómo responder a las múltiples demandas de miles de mujeres que exigen vivir en un país seguro.

Una muestra muy clara de los errores en la operación de las políticas públicas ha sido la puesta en marcha del INSABI. Sin duda, estamos seguros que la propuesta del acceso universal a la salud no debe estar a discusión y que todos los habitantes de la República debemos estar de ese lado, pero otra cosa muy diferente es aceptar a pie juntillas lo que el gobierno dice en cuanto a la efectividad del instituto. Queda claro, a dos meses de iniciado el proyecto, que el año pasado los encargados de diseñar la política de salud hicieron todo, menos su trabajo. Incluso, el mismo gobierno ha reconoció que no están claras las reglas de operación del INSABI y que tardarán algunos meses más en terminar su diseño y ponerlo en marcha adecuadamente. Y de repente, el gobierno federal genera en cascada acusaciones a los fabricantes de medicinas y a las compañías distribuidoras de fármacos, porque dice que son ellos quienes están lucrando con la salud de la población y provocan la escasez de medicamentos. Probablemente algunos empresarios del ramo farmacéutico recurran a esas prácticas, pero hay muchos otros que laboran con honradez; por lo tanto, habría que buscar respuestas a las escasez de medicinas también en la mala gestión del gobierno para atender las necesidades de la población. Traer medicamentos de China no parece ser la mejor opción. Para saberlo, tendremos que esperar.

Otra muestra muy clara de algunas improvisaciones en el gobierno son las estrategias burdas para deshacerse del avión presidencial. Las opciones han ido desde su venta, renta, desmantelamiento o intercambio por equipo médico, hasta la rifa y el pase de charola con las doscientas empresarias y empresarios la semana pasada. Sin duda alguna, la cena en la que los dueños del dinero se mostraron condescendientes ante la “petición” de López Obrador de comprar “varios” cachitos de la rifa del avión, hasta por 200 millones de pesos, no fue precisamente la escena que nos hubiésemos imaginado en épocas electorales. Finalmente, fueron setenta y cinco empresarios (no se revelaron sus nombres) quienes se comprometieron a comprar 3 millones de boletos para la rifa del valor del avión presidencial, equivalentes a mil 500 millones de pesos, la mitad de lo que se prevé recaudar en el sorteo del 15 de septiembre “para comprar medicinas y equipo médico para los hospitales del país”. El resto del dinero provendría de la venta abierta de boletos. Las mujeres y hombres del dinero decidirán qué hacer con los cachitos que adquieran: venderlos en sus negocios, entregarlos a sus trabajadores, utilizarlos para promover sus productos o distribuirlos con otras empresas. Podríamos decir que AMLO nos enseñó en un cachito su poderoso “músculo politico” coercitivo (con Santiago Nieto a un lado), sin que eso se refleje, necesariamente, en un bien para la población.

Por si fuera poco, frente a las críticas y señalamientos de la prensa, la respuesta de la 4T sigue siendo el enfrentamiento, la descalificación y el ataque a los periodistas y a los medios de comunicación

El escenario nacional sin duda se verá trastocado por el proceso electoral en Estados Unidos. De cara a ello, lo mejor que le puede suceder al gobierno de López Obrador, además del triunfo de Donald Trump, con quien sería más fácil navegar los siguientes cuatro años que comenzar desde abajo una relación con otro presidente, sería que el jefe de la Casa Blanca llegue al mes de septiembre con una considerable ventaja sobre su oponente, lo cual no complicaría en nada los decires y apoyos lanzados desde Palacio Nacional en favor del republicano. Si sucediera que la carrera presidencial se cierra y las encuestas marcan poca diferencia entre el presidente y el candidato demócrata, eso complicaría el panorama para López Obrador por hacer públicas las filias y fobias.

Así las cosas, si el 2019 fue complejo por las malas decisiones y ocurrencias gubernamentales, así como por los enfrentamientos con algunos gobiernos estatales, de persistir el presidente López Obrador y su 4T en seguir aplicando estas políticas erróneas, el escenario para este año 2020 será más complicado.

Ojalá que dejemos la incertidumbre y pasemos a concretar las bases para el crecimiento y desarrollo de una nueva República.