Faltan más…

Norberto Serrano.

Elba Esther cayó, y esta vez ni las vísceras de león recién sacrificado que solían untarle en todo el cuerpo los brujos que visitaba en el continente africano para alejar de ella las malas vibras pudieron salvarla.

La detención de la líder vitalicia del SNTE, Elba Esther Gordillo Morales, el pasado 26 de febrero, por el gobierno federal, acusada de operaciones con recursos de procedencia ilícita (lavado de dinero) y violaciones a la Ley Federal Contra la Delincuencia Organizada (desvío de recursos de las cuentas del SNTE) ascendiente a más de 2 mil millones de pesos, no deja de tener una fuerte carga política que huele más a venganza que a justicia, toda vez que es más que conocida la enemistad que esta lideresa voraz mantiene con el secretario de Educación Pública, Emilio Chuaiffet Chemor, amén de haber sido una de las protagonistas principales para que Felipe Calderón llegara a la presidencia de la República a través del fraude electoral perpetrado en las elecciones de julio de 2006. Por lo demás, queda evidencia también de la resistencia de Elba Esther Gordillo a la reforma educativa que ya puso en marcha el gobierno peñista, reforma que le quitaría las facultades políticas que siempre tuvo y le acotaría buena parte de su poder al interior de la SEP y del SNTE, y que ya se aprestaba a combatir frontalmente.

Esta maniobra del gobierno peñista parece ser un distractor o circo romano para llamar la atención de las diferentes fuerzas políticas y la opinión pública con la finalidad quizá de que los poderes Ejecutivo y Legislativo implementen las reformas necesarias para la posible privatización de PEMEX y los aumentos a los impuestos en medicinas y alimentos con cierta tranquilidad y sin resistencia de quienes ostentan cierta representación sectorial y popular. Pero también este golpe espectacular podría revertírsele.

Políticamente, el pueblo de México podrá aplaudirle a Peña Nieto la aprehensión de la líder vitalicia del SNTE, que conlleva marcadas intenciones de legitimarse por la manera nada transparente en que llegó al poder, pero socialmente el mismo pueblo deberá exigir al primer mandatario que con esta misma diligencia se encarcele de inmediato a otros tantos líderes sindicales venales que siempre han estado al servicio del PRI y que igualmente se han enriquecido ilícitamente con dinero proveniente de las cuotas sindicales de los obreros. Los casos más notables son los del sindicato petrolero, en donde Carlos Romero Deschamps y su familia han depredado las arcas sindicales a la vista de todo el país, y sin empacho han exhibido sus riquezas ilegales públicamente, en las redes sociales de internet.

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Otro caso sumamente relevante y que parece ya olvidado es el del sindicato ferrocarrilero que desde hace casi veinte años sufre el caciquismo gangsteril de la mafia encabezada por su nefasto líder, también vitalicio, Víctor Flores Morales, sujeto que llegó a la dirigencia de este sindicato a sangre y fuego si recordamos que su antecesor, Praxedis Fraustro Esquivel, fue arteramente asesinado el 17 de julio de 1993, homicidio en el que según testimonios de ferrocarrileros en la averiguación previa 7/3949/93-07 de la Procuraduría General de Justicia del D.F., estuvo involucrado este líder sindical saqueador que, al igual que Elba Esther Gordillo, difícilmente podría justificar las cuentas bancarias millonarias  a nombre de testaferros y las propiedades faraónicas que posee.

Joel Ayala, el eterno líder de la Federación de Sindicatos de Trabajadores al Servicio del Estado, es otro personaje incómodo de la historia sindical contemporánea del país, que se ha enriquecido ilegalmente a manos llenas.

Si realmente se trata de hacer justicia y satisfacer al pueblo de México, y no de un burdo ajuste de cuentas, Enrique Peña Nieto deberá de proceder también en contra de estos líderes nocivos que tanto daño le han hecho no solo a sus compañeros de gremios sino a la sociedad entera. De ser así, Carlos Romero Deschamps, Víctor Flores Morales y Joel Ayala, serían los próximos encarcelados… y si no es así, no estaremos siendo más que espectadores de un vulgar pleito personal entre Emilio Chuayffet y Elba Esther Gordillo por el botín que les representa la educación en nuestro país. Al tiempo.

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