Amparo Ochoa

De la redacción de razacero.

María Amparo Ochoa Castaños, mejor conocida como Amparo Ochoa, fue una cantante mexicana perteneciente a esa generación de la década de los años sesenta que formó el movimiento musical de la Nueva Canción de América Latina.

Amparo Ochoa nació el 29 de septiembre de 1946 en Culiacán, Sinaloa, México.

Desde niña se destacó por su gusto por el canto, actividad que realizó junto a su padre Don Chano y en los actos escolares.

En 1965 participó y ganó un concurso en su ciudad natal con la canción llamada “Hermosísimo Lucero”. Esta excepcional intérprete se inclinó por la docencia y fue maestra rural en La Palma, Villa Ángel Flores y Tierra Blanca, en su estado natal. En un escrito emitido por el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación, titulado “Díez para los Maestros”, se hace alusión a su labor como docente, pues se menciona que en algunas ocasiones impartía sus clases cantando. Sin embargo, su hermana la convence de dedicarse a la canción y decide trasladarse a la ciudad de México en 1969. Ese mismo año ganó el primer lugar en el Concurso de Aficionados de la XEW. Poco después, Amparo Ochoa se inscribe en la Escuela Nacional de Música de la UNAM. Desde entonces, a través de la música Amparo Ochoa comenzó a defender causas sociales, tanto mexicanas como del resto de Latinoamérica, interpretando canciones que trataban sobre la vida, las problemáticas de los obreros y los estudiantes, y la necesidad de acabar con las diferencias sociales. Amparo cantaba en los teatros y auditorios de la UNAM, en la legendaria Casa del Lago, ubicada en el Bosque de Chapultepec, en los bares, en las cafeterías y en las primeras peñas que en aquella época abrieron sus puertas en la Ciudad de México.

Alcanzada la popularidad, recorrió todo México y Latinoamérica, Estados Unidos, Europa y el Caribe llevando su mensaje y convirtiéndose así en “La voz de México”.

En 1971 grabó su primer LP, “De la mano del viento”, con RCA, y en 1974 grabó un disco en solidaridad con el pueblo chileno tras el Golpe de Estado en 1973, que derrocó al régimen socialista de Salvador Allende.

En su repertorio, Amparo Ochoa relata la fuerza de las conquistas sociales del pueblo mexicano, así como sus penurias y luchas para conservar esos logros.

En 1975 interpreta “La maldición de Malinche”, una canción del compositor guanajuatense Gabino Palomares, con la que Amparo Ochoa define su estilo muy particular de interpretar el folclore. Posteriormente, a principios de la década de los años ochenta, “La Voz de México” graba otra de sus canciones más características, “Mujer, se va la vida compañera”, haciendo famoso en todas las peñas de la Ciudad de México el estribillo de este tema compuesto por el genial cantautor urbano León Chávez Texeiro: “Se va la vida, se va al agujero, como la mugre en el lavadero…”, un lamento sobre la rutina, el cansancio y la frustración que padecen las mujeres en amplios sectores de la sociedad,

Amparo Ochoa tuvo dos hijos: Isaac y María Inés, quien decidió, como su madre, dedicarse al canto.

Esta excelente cantante sinaloense alternó con grandes exponentes de la música latinoamericana como “Los Folkloristas”, Óscar Chávez, los hermanos nicaragüenses Carlos y Luis Enrique Mejía Godoy y la argentina Mercedes Sosa. Durante su carrera ofreció conciertos en Cuba, Argentina, Perú, Chile y algunos países de Europa como España, Holanda y la ex Alemania Oriental.

“Yo pienso mi pueblo”, “La chilindrina”, “El barzón”, “Tierra húmeda”, “Canciones de la Revolución mexicana”, “Canción de cuna para despertar a un negrito”, del poeta cubano Nicolás Guillén, y “Te quiero”, del escritor uruguayo Mario Benedetti, son algunas de las melodías que le dieron popularidad.

Su carrera musical está compuesta por más de 20 discos y tres álbumes colectivos.

Amparo Ochoa falleció el 8 de febrero de 1994, a los 47 años de edad, víctima de cáncer en el estómago. Su legado perdura hasta hoy, gracias a los homenajes que su hija María Inés y sus amigos de la música hacen cada año en su memoria.