¡El hambre de poder no se les quita!

La Reflexiva

Esperábamos campañas innovadoras, acordes a los tiempos difíciles que estamos viviendo, modernas al ser las primeras que su principal plataforma de difusión son las redes sociales, de propuestas sensibles, de respeto a un pueblo que atraviesa una etapa de carestía y dificultades y nos dieron puras marranadas, más de los mismos, campañas a la vieja usanza: reparto de despensas, pleitos entre brigadas, denuncias que nunca procederán, porque acabando la contienda tan amigos como siempre. Propuestas cínicas porque varios de los candidatos, cuando han tenido la oportunidad, en vez de apoyar a los campesinos, emprendedores y ciudadanos en general, utilizan su cercanía al poder para beneficiarse ellos; y si, los que perdemos somos nosotros, porque varios aunque pierdan van a ser diputados puesto que están en la lista plurinominal y nosotros  acabamos en medio de esta contienda payasa y ridícula que solo evidenció el gran vacío de liderazgos, valores, principios y de verdadera vocación política.

Esta campaña dejó al descubierto que el hambre de poder no se les quita nunca: mismos candidatos o sus retoños, sus esposas o nuevos candidatos que ponen a hijos de suplentes y a hermanos de candidatos. En México la política es un negocio muy lucrativo, pero en las manos de unos pocos.

El cinismo de los panistas dándose golpes de pecho y señalando todas las acciones de la 4T, atiborrando el WhatsApp con cadenas llenas de insultos, sembrando terror y desesperanza en un país que no necesita esa saturación de pesimismo y negatividad, y de paso dándole un golpe bajo a sus aliados al pedir el voto para el PAN porque los números los favorecen. Al menos en este estado tienen toda la maquinaria del gobierno operando a su favor pero con el lastre contundente de la pésima gestión del gobierno panista de la capital, de los gobiernos priístas en varios municipios y la nula obra pública del gobierno estatal. Un sexenio sin avances de ningún tipo y una capital gris, abandonada en su totalidad, jardines secos, parques sucios y camellones desiertos. La imagen fiel de sus gobernantes. 

El PRI repartido, dividido y apostándole todo a sus eternos candidatos, envueltos en su propio mundo de privilegios al que no dejan acceder a nadie más, solo basta ver la modesta casa de Enrique Benítez en Villas Campestre o la soberbia fuera de campaña de Gaby Hernández, que para las contiendas se pone su disfraz de sencillita y carismática al grado de resultar desagradable con sus pilas que nos hace recordar a la famosa Flor Amargo, cantante que fastidia de tanto entusiasmo mal actuado. Un PRI jodido por decisión de Ismael Hernández que privilegia su gente sobre los pocos liderazgos reales que aún hay por ahí perdidos en algunos municipios y sectores.  

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Gabriela Hernández López, carismática en campañas electorales, pero alejada de la ciudadanía cuando obtiene lo que quiere. Hizo un pésimo papel en el Congreso de Durango como diputada por el distrito XV. Ahora quiere ser de nuevo diputada por el distrito IV.

Momentos que marcan la historia de los pueblos, donde se pudo haber hecho algo distinto y se perdió la oportunidad al poner puro refrito y cartuchos quemados. Pudieron barrer con MORENA pero ofrecieron a la ciudadanía pura basura de candidatos de la alianza PRI-PAN-PRD.

Javier Castrellón (PAN), Rocío Rebollo (PRI), Luly Martínez (PRD), Gina Campuzano (PAN), Alejandro Mojica (PAN), Ricardo Pacheco (PRI), Gaby Hernández (PRI), Paty Jiménez (PAN), Ricardo López Pescador (PRI), Joel Corral (PAN), Gerardo Galaviz (PAN), Anaí Regis (PAN), Claudia Galán (PAN), Lupita Hermosillo (PRI), Manuel Ramos (PAN), Susy Torrecillas (PRI), David Ramos (PRD), Sandra Luz Reyes (PRI). 

MORENA, que va en coalición con el Partido del Trabajo (PT), tampoco la tiene fácil, pues su mayor activo, el presidente de la Republica, no les está ayudando en tanto que las decisiones de su gobierno son sumamente cuestionadas y la mala gestión de la tragedia del Metro han hecho que su aprobación disminuya dramáticamente, además de sus candidatos, los vividores eternos del PT, y otros sin capacidad ni pizca de oficio político, con Rigoberto Quiñonez y Omar Castañeda a la cabeza que irán por los distritos 4 y 2, respectivamente. Y buscarán la reelección de las diputadas improductivas Martha Olivia García Vidaña, por el Distrito 1, y Maribel Aguilera, por el Distrito 3.

Los candidatos a diputados locales son: Juan Cruz Martínez, del Distrito 1; Primitivo Ríos Vázquez por el Distrito 2; Joel Díaz Bueno por el Distrito 3; Martha Alicia Aragón Barrios por el Distrito 4; Daniel Hernández Vel,a por el Distrito 5; Karen Fernanda Pérez Herrera, por el Distrito 7; Aarón Silvestre, por el Distrito 8; Alejandra del Valle, por el Distrito 1;0 y Leslie Sujey, por el Distrito 13.

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Juan Cruz Martínez, un fósil de la “izquierda” corrupta duranguense, quiere ser diputado por el distrito I.

¿A cuál de todos ellos les dejaría las llaves de su casa? Así está el panorama.

¿Por qué razón solo mencioné estas dos alianzas? Porque son las que tienen mayores posibilidades de triunfo. Que puede haber sorpresas, espero que así sea, habrá que ver también el cierre de Hugo Rosales que ya mostró su “fuerte presencia” con su irresponsable apertura de campaña y con una marcha batucada por la Avenida 20 de Noviembre. Ya se verá si su campaña de confrontación y lenguaje soez le redituó. 

Hugo Rosales Badillo
Hugo Rosales Badillo, realizó una campaña vulgar, basada en declaraciones prepotentes y ostentosidad de su riqueza personal.

También habrá que seguir la pista de Martin Vivanco, candidato fresa al que le han apostado personajes de la alta política nacional para abrirle un espacio y presencia en esta entidad.

Los ciudadanos en Durango tenemos varias opciones y de las principales fuerzas políticas es de donde la lógica nos dice que debemos elegir porque simplemente los que controlan la política nacional a eso le apuestan, al divide y vencerás, y no es por dejar de lado a los partidos de reciente creación, pero ¿qué oportunidad real tienen? 

Siempre recordaremos estas campañas porque los partidos privilegiaron sus cuotas de poder, los beneficios, sus personajes de siempre y menospreciaron las necesidades reales de un país lastimado por la pandemia, devastado en su economía, donde los grandes asesores y profesionales del marketing político le apostaron a las campañas huecas a los bailes ridículos, a los discursos simplones, a las groserías, en unas campañas donde no respetaron la inteligencia del electorado.