Delito en silencio

Nada ni nadie detiene la masacre del pueblo palestino por parte del ejército israelí.
Nada ni nadie detiene la masacre del pueblo palestino por parte del ejército israelí.

 

Monserrat Ponsa.
(Escritora y periodista española).

Debemos exigir que las Naciones Unidas se remodelen. Que encuentren, porque los hay, ciudadanos libres para conducir dicho estamento, importante para el futuro de la Humanidad, tristemente en peligro de extinción.

El tiempo de Silencio ha tocado la Sinfonía final. La vida es para disfrutarla, TODOS.

Cuando era una niña, hace ya muchos años, me preocupaba un pecado que nos describían como muy importante. Decían que existían diferentes categorías -de pecados-: de pensamiento, palabra, obra, pero el más terrible era el de omisión.

Aquél que me costaba asimilar, el peor, con el paso de los años he descubierto que sí, es el peor. Es, el Delito de Silencio.

El Silencio mata sin hacer ruido. Es fruto del miedo, virus maligno que desde siempre nos inocularon, en tiempos fascistas, cuando hablar comportaba lo peor, muerte incluida: cautiverio, no tener acceso a la escuela, a la Cartilla de Racionamiento, a un Puesto de trabajo, a la Universidad -era preciso ser miembro del Movimiento, tener un Carnet que lo acreditaba-.

Pero el miedo ha perdurado después, cuando querían convencernos de que disfrutábamos de Democracia.

Democracia, ¿qué es?

A mi modo de entender es un TODO: forma de vida, de comportamiento. Que la voz del pueblo sea soberana, escuchada, atendida. Que juntos construyamos una sociedad justa, equitativa, donde todos podamos desplegar nuestras capacidades, modelar la colectividad, el futuro de los pueblos, qué y cómo los queremos, en tanto que ciudadanos libres.

Democracia es sinónimo de DIGNIDAD. Conlleva: Educación, Salud, Vivienda, Trabajo, Cultura. Y, todo, es el resultante de la PALABRA, que ha de servir para dibujar primero, construir después, esta empresa-pueblo donde todos vivamos en paz, sin los insomnios que hoy, en pleno siglo XXI, nos laceran: miseria, guerras, muerte, corrupción, violencia, menosprecio, olvido.

No deben ser siempre los más débiles quienes paguen las consecuencias, a menudo, por el maldito miedo a reclamar. Si protesto dejaran sin trabajo a mi hijo, a mi mujer… Porque los de “arriba”, no tienen necesidad de protestar, disfrutan siempre de prioridades-prebendas, no importa si roban…

Delito de Silencio es pues el que promovemos cuando no denunciamos lo constrictivo y corrosivo que nos rodea: abusos de toda índole, corrupción, de quienes tienen en sus manos toda clase de poder político, bancario, de los grandes medios de comunicación -información, TV, vergonzantes, que matan ideas, que obnubilan-.

Delito de Silencio cuando la muerte se extiende sobre los palestinos en este momento y NO actuamos con urgencia.

No basta con salir un día a la calle. Adoptemos actitudes severas. NO tengamos miedo de reclamar cuando nos quieren engañar, estafar, con mentiras y patrañas. NO nos avergoncemos de actuar de celadores, de lo que está sucediendo a nuestro alrededor. Cual mancha de aceite, nuestra actitud puede mover montañas. Instemos a vivir en la esperanza, demostrando, si es preciso, que delante de la TV no aprenderemos nada que pueda ayudarnos. La TV oscurece nuestra mente, nos contamina con pensamientos que difieren de nuestra razón de ser, ciudadanos libres que queremos vivir felices junto a los nuestros.

El tiempo de Silencio ha tocado la Sinfonía final. La vida es para disfrutarla, TODOS.

 

(cubaendefensadelahumanidad.blogspot.mx).