Buba y Canela: yo pensé que sólo las iba a golpear
Las perritas fueron asesinadas a tiros por David Melgoza, alcalde Tangancícuaro. Sus dueños, Natalia y Roberto, cuentan aquí los hechos.
Tangancícuaro, Michoacán.- Una cuadra y media de distancia separa la ubicación del domicilio del alcalde Tangancícuaro, David Melgoza, de la de los dueños de Buba y Canela, las perritas a las que disparó.
Según la versión del presidente municipal, lo hizo en defensa propia, porque se metieron a su casa y atacaron a su mascota.
Los dueños de las perras, Natalia y Roberto, y las manchas de sangre en el pavimento, cuentan otra historia.
Fue hasta que las perras estaban llegando al encuentro con sus dueños que les disparó, de acuerdo con su versión, frente a sus propios ojos, mientras ellos le pedían que no lo hiciera.
“Yo pensé que sólo las iba a golpear”, platica Natalia, entre lágrimas.
David Melgoza reconoció en rueda de prensa que no las mató en su casa, ya que se dirigía a buscar al dueño para reclamarle que las hubiera dejado sueltas, pero que en eso ellas lo atacaron y tuvo que defenderse, a lo que el dueño respondió que “estaba bien”.
“Le dijimos que estaba bien porque tenía una pistola en la mano”, responde Natalia y asegura que sus perras nunca mostraron comportamiento agresivo, que jugaban con otros perros y niños de la colonia Santa Anita.
”Espérate, no les hagas nada”
Natalia y Roberto narraron a Primera Plana Mx como pasadas las 19:00 horas, Roberto abrió la puerta de su cochera para meter su moto y en eso las perritas salieron disparadas a la calle.
A Buba la rescataron hace un año, era mezcla de labrador, y hace unos meses adoptaron a Canela, pastor belga, de ocho meses, refieren que su personalidad era como la del perrito de la película de Coco.
Él llamó a Natalia para que salieran a buscarlas y salieron.
“Al llegar a la esquina vi a tres hombres y a Canela agachada, como se ven los perros cuando están asustados”, recuerda Natalia.
Al correr hacia donde estaba el animal, se percató de la presencia del alcalde y en ese momento pensó que sólo la golpearía, pero entonces vio el arma.
“Le disparó en el cuello y ella se fue a esconder abajo de un carro. Cuando se asustaba de los cuetes, se escondía abajo de los carros”.
En su trayecto, Canela dejó un rastro de sangre tras de sí, que al día siguiente, cuando llegó personal de la FGE, todavía manchaba el pavimento. Entonces David Melgoza se aproximó a Buba, mientras sus dueños suplicaban que esperara, que no le hiciera nada y fue ahí, en la puerta de su casa, donde le disparó en el pecho.
Buba fue la primera en morir, en los brazos de Natalia, mientras ella le pedía a Roberto que buscaba a Canela.
“Yo no quería que murieran solitas”.
Cuando Roberto encontró a Canela, le salía sangre por el hocico. La cargó y la llevó a su casa, pero ya nada se podía hacer.
“Le preguntamos por qué lo había hecho y nos respondió con la pistola en la mano que porque se habían metido en su casa”.
”No queremos que Buba y Canela se vayan sin que haga justicia”
Después comenzaron las diligencias, llamaron a la Policía Municipal pero nunca llegó, los cuerpos fueron llevados al Servicio Médico Forense, se interpusieron denuncias ante la FGR y la Comisión Estatal de Derechos Humanos.
Natalia y Roberto fueron a casa del alcalde para saber cómo estaba su perro y correr con los gastos médicos, si era necesario. Nadie respondió.
Al otro día, hubo una manifestación en Tangancícuaro, uno de los niños que jugaba basquetbol con las perras, que según ellos fue testigo de los sucedido, acudió a la marcha.
Según la versión del alcalde, no había niños en la calle cuando se dieron los hechos.
“Esperamos que se haga justicia y que esto nunca vuelva a suceder. No le desearía jamás que a alguien le pase esto”, nos dicen.
Al ver la solidaridad de los vecinos e incluso de desconocidos, que han alzado la voz tanto en Tangancícuaro como fuera del municipio -en Morelia se llevará a cabo una marcha este domingo-, se dicen sorprendidos y agradecidos:
“No creo que fuéramos capaces de llegar a tanto y agradezco de todo corazón que se unan a nuestros corazones y nos estén apoyando”.
Natalia reconoce que tienen temor a una represalia, pero que eso no hará que se detengan:
“No nos vamos a quedar callados, no vamos a dejar que Buba y Canela se vayan sin que haya justicia para ellas”.