Reclutamiento Forzado: Pablo envió una señal de auxilio tras caer en manos del crimen

Pablo Joaquín Gómez Orozco, un joven de 17 años, desapareció en Tepic mientras buscaba empleo temporal para Semana Santa. Se comunicó con su madre para pedir auxilio y a pesar de pedir su búsqueda a las autoridades, seis meses después, no hay respuesta y su hijo se convirtió en parte de los casos de reclutamiento que ha emprendido la delincuencia organizada en el país.

Por Karina Cancino.

El 7 de abril, el emoji de una manita apareció en el mensajero de Facebook de Alejandrina Orozco. Abrió el mensaje completo, copió el número telefónico y marcó. “Tengo mucho miedo y me dijeron que si yo los traicionaba me iban a matar a mí o a ustedes. Está muy solo, tengo mucho miedo. Ven por mí, por favor. Me dejaron en una plaza con droga de ellos“, le dijo su hijo Pablo, quien desapareció el 30 de marzo de 2023 en Tepic. Llevaba un pantalón de mezclilla azul, unos tenis Nike negros, una camisa negra de cuello redondo y manga corta.

Le dijo que solo podía marcar cuando pusiera el ícono. Esa era la señal de vida. Por eso le marcó y alcanzó a saber que se encontraba en El Obraje, Zacatecas, un pueblo con apenas 2,108 habitantes que conserva su aire de ruralidad aunque las avenidas principales están pavimentadas.

Pablo Joaquín Gómez Orozco, de 17 años de edad, interesado en cursos de liderazgo y programación informática, decidió buscar un trabajo por temporada vacacional de Semana Santa. La mañana del 30 de marzo pidió a su mamá ayuda para llenar una solicitud de empleo y salió de su casa en Tepic para probar suerte. Una persona dijo que lo vio por última vez en el centro de la ciudad, después nadie supo de él, aunque estuvo en contacto con su madre para pedirle auxilio y que lo recogiera en Zacatecas. Hasta hoy, ninguna autoridad ha realizado su búsqueda.

El chico dejó solicitudes de empleo en tiendas de conveniencia y comercios del centro de Tepic. No volvió por la tarde y sus amigos no sabían nada de él. Por la noche, su mamá, Alejandrina Orozco, fue a la Fiscalía General del Estado para levantar una denuncia. Le dijeron que no la harían hasta que pasaran 72 horas, aunque la ley en la materia dispone que la búsqueda debe ser inmediata para menores de 18 años de edad.

“Yo por eso regresé hasta el 2 de abril a levantar la denuncia y el MP de ahí me dijo que si estaba segura porque a lo mejor se había ido con los amigos, le dije que por favor levantara la denuncia, y me dijeron que iban a investigar y que ellos me iban a hablar”, relató Alejandrina, a quien no le llamaron ni le dieron información en los siguientes días, hasta que llegaron los mensajes, la manita y la voz de su hijo.

Dijo que el lugar era una plaza y que no había camiones, pero le dije que no huyera porque iban a pensar que se quería llevar lo que le dieron y le podían hacer daño. Pero le dije, hijo, tienes Alerta Amber, levantamos una denuncia por tu desaparición”. Alejandrina piensa que no debió decirle eso, a pesar de que Pablo ya le había contado que “el comandante” les preguntó si tenían denuncia o alerta.

“El comandante” aparentemente era un colombiano que estaba a cargo del grupo, al que Pablo accedió por medio de otro hombre, para decirle que su mamá quería hablar con él sobre el trabajo y las condiciones.“Me dijo que te dijera que estoy bien, que estoy trabajando, que me van a bajar”, recuerda Alejandrina sobre la conversación.

El 9 de abril sonó el teléfono para pedirle a la familia de Pablo, 250,000 pesos con tal de liberarlo, sólo reunieron 100,000 y el joven tampoco volvió. Su madre regresó a la Fiscalía General del Estado de Nayarit para denunciar esto e insistir en su búsqueda en vida. “Les pido que por favor me hagan una sábana de llamadas desde el número que se comunicó mi hijo, al principio no quisieron hacer nada”. Se manifestó en la Ciudad de México en la Secretaría de Gobernación y tras una llamada vía Zoom con representantes de las fiscalías de Zacatecas y Nayarit, se comprometieron a buscar.

Las sábanas de llamadas revelaban ubicaciones en Jalisco, Zacatecas y Aguascalientes. En Jalisco, las llamadas salían desde Lagos de Moreno y otros puntos de la zona serrana, lo mismo en Zacatecas, en El Obraje, desde donde llamó Pablo. La fiscalía nayarita solicitó colaboración con sus homólogas de Zacatecas y Jalisco, pero según Alejandrina, ésta última no contestó antes, ni ahora.

Recientemente, en una entrevista en Aristegui en Vivo, Rafael Prieto Curiel, investigador postdoctoral en el Complexity Science Hub de Viena, expuso que en México, en los últimos 10 años, los cárteles en su conjunto suman 175,000 miembros, con entre 150 a 370 personas reclutadas a la semana, convirtiendo al crimen organizado en el quinto “empleador” más grande del país.

“Ese es el secreto, reclutan a tantas personas que por eso cuando les arrestan a un miembro lo reemplazan. Cada vez más violencia porque reclutan más que lo que están perdiendo”.

Sin búsqueda a pesar del rastro

“Le dije, usted busca cuerpos, usted no busca personas en vida, le estoy pidiendo que busque a mi hijo, la comisionada nada más se quedó callada y me dice, es que nosotros no podemos entrar a esa zona porque es muy susceptible, de mucho peligro. O sea, como mi hijo sí puede estar en esa zona, y me dicen que no la puede hacer porque no hay los elementos para hacerla”. También buscó ayuda en la Comisión Nacional de Búsqueda, pero le contestaron que no tenían atribuciones para ordenarla.

Alejandrina interpuso quejas y denuncias por abuso de autoridad contra la Comisión de Búsqueda del estado. “Ya van como cuatro o cinco quejas que levanto en Derechos Humanos y en Fiscalía porque han hecho caso omiso a la búsqueda de mi hijo. En Zacatecas le pedí al al fiscal de desaparecidos, el licenciado Rodrigo que por favor, viera en la investigación, los números que se habían comunicado con mi hijo y su respuesta fue ‘señora, ya se fue a preguntar y nos dijeron que no lo conocían’”.

A pesar de tener ubicaciones, teléfonos y datos, no ha conseguido que las autoridades definan acciones de búsqueda. “Esto es una doble desaparición, porque el Estado también lo está desapareciendo”. La única vez que le llamaron para una jornada dedicada a su hijo en Zacatecas, lo hicieron a horas de que iniciara. No tenía tiempo para viajar desde Tepic. Tampoco dinero, además la Comisión de Atención a Víctimas del Estado de Nayarit no proporciona ayudas sin previa gestión, dijo la mujer.

“Hasta la fecha es lo que estoy pidiendo la búsqueda de mi hijo, han pasado seis meses, los tiempos cruciales, o sea, yo no sé en estos momentos si mi hijo tenga vida, porque cuando yo pedí la búsqueda tenía la certeza de que mi hijo está vivo y estaba en Zacatecas, pero ahora no lo sé”.

Rosa María Jara Montes, vocera del colectivo de búsqueda de personas desaparecidas “Por Nuestros Corazones”, dice que hace 10 días rescataron con vida a otro joven de 17 años. “Sabemos que lo citaron a trabajar en Guadalajara pero que se fuera a Guayabitos, allá lo rescatamos, dice que hay más jóvenes, que los contactan desde Tepic, que son menores de edad, les mandan dinero para que se vayan”. Incluso mencionó el caso de otros dos que viajaron a la Ciudad de México pero uno de ellos se arrepintió y llamó a su familia, por lo que las fiscalías se coordinaron para rescatarlos.

Los empleadores

Alejandrina recuerda que Pablo le dijo que el teléfono del que llamaba lo habían comprado sus captores en un Oxxo y se lo dieron para tenerlo monitoreado. “En una oportunidad descargó Facebook y Messenger y fue como se logró comunicar conmigo porque no se sabía mi teléfono”. El día 9 de abril, a las 7 de la noche, ella se comunicó con el hombre de acento colombiano.

Mira, nosotros somos una empresa que traemos muchos albañiles y nos los traemos a trabajar, ahorita, no estoy en el lugar, me dijo, pero déjame preguntar”.

Marcó dos horas después y la voz del otro lado gritó fuerte para preguntar por Pablo. “Se escuchaban muchas personas, pero me dijo que no había llegado, que se había ido con un arquitecto. Escuché una voz que decía, ‘tápale la boca’”. Al otro día llamó y le dijeron que ya se habían ido de ahí. Le pidieron no volver a marcar, así lo hizo.

“Tuve miedo, dije, bueno, si tienen a mi hijo, a lo mejor lo pueden lastimar, me voy a Fiscalía pido otra vez otra sábana de llamadas y el teléfono ya no estaba activo, la última vez que estuvo activo el teléfono fue el 10 de abril, el día que yo me comunique”.

El 13 de abril apareció en redes sociales y en distintos sitios, la ficha de búsqueda Alerta Ámber de Pablo, 14 días después de su desaparición, aunque el día de hoy su madre, Alejandrina no tiene certeza ni siquiera que haya investigación o que haya servido de algo la denuncia, mucho menos, dice, cuando se enteró que el gobierno de Andrés Manuel López Obrador quiere disminuir el registro de personas desaparecidas en México. Mientras tanto, tiene la esperanza de que el emoji de “la manita” vuelva a aparecer.

(Aristegui Noticias)