La mafia sindical en Durango: ¿Quién protege a los trabajadores?

Yohali Reséndiz

¿Quién defiende a los trabajadores de su propio sindicato?

Elsa Liliana Quezada Bañuelos ha sido, desde hace 11 años, una impecable trabajadora del gobierno del estado de Durango, con plaza de auxiliar administrativo al servicio de la Fiscalía General del Estado.

Sin embargo, el pasado viernes, con total prepotencia e impunidad, fue puesta a disposición del sindicato de los Tres Poderes, el cual no protege los derechos de los trabajadores, sino que sirve al poder de unos cuantos.

Al llegar al sindicato, el reloj marcaba las 11:35 horas cuando dos personas, un hombre y una mujer, sin previa identificación, abordaron a Elsa Liliana y le preguntaron sus datos personales. Ella reviró y cuestionó para qué los requerían, y lo siguiente que escuchó fue: “Lamentablemente, somos portadores de malas noticias. Representamos a la Consejería del gobierno del estado de Durango y requerimos su número porque le van a llamar de esa oficina para que se presente con un abogado, ya que fue dada de baja”.

—¿Pero cuál es el motivo? —preguntó.

—Ya le llamarán y le informarán —tal cual una respuesta intimidante.

¿Quién defiende a los trabajadores de su propio sindicato?

¿Cómo negar que el sindicato está confabulado con el gobierno de Durango?

¿Qué responde a esto el gobernador del estado de Durango, Dr. Esteban Villegas Villarreal?

¿Por qué el gobernador Villegas sigue arropando a María del Carmen Villalobos Valenzuela, secretaria general del sindicato, la mujer detrás del maltrato, acoso y hostigamiento a trabajadores y trabajadoras?

Es inadmisible que el gobernador Villegas, conociendo la mafia que opera en este sindicato, permita que las denuncias de los trabajadores sindicalizados, quienes son víctimas de abusos, queden sin respaldo, y prácticamente permita que la “guillotina laboral” los elimine sin causa.

El gobernador Villegas está permitiendo abusos, atracos y amenazas por parte de María del Carmen Villalobos Valenzuela, secretaria general del sindicato. Al no ofrecerles protección, lo único que alienta es prolongar la impunidad sindical.

(Opinión 51)