
La ‘manada de Campeche’: violación tumultuaria cae en impunidad
Violación en manada en Campeche: la agresión tumultuaria contra “Cielo” enfrenta obstáculos judiciales y vínculos políticos.
Cielo tenía 22 años cuando su vida se vio trastocada la madrugada del 30 de marzo de 2025. Esa noche, después de salir con amigos a un antro local en San Francisco, Campeche, terminó en un departamento donde tres jóvenes —Yeshua N., Jorge N. y Ángel N.— presuntamente la agredieron sexualmente en grupo.
Al día siguiente, con el apoyo de su madre, Luisa Elizabeth Rodríguez Berzunza —mejor conocida como Liz—, Cielo presentó una denuncia formal en el Centro de Justicia para la Mujer de la Fiscalía General del Estado de Campeche (FGECAM). Se abrió la carpeta de investigación CI-2-2025-448, por el delito de violación equiparada tumultuaria.
Para Liz, el proceso ha sido cuesta arriba. Originaria de Playa del Carmen, Quintana Roo, vendió su casa y se mudó a Campeche para acompañar a su hija. “Aprendí que un ’58’ es una violación cuando mi hija fue atendida en el Centro de Justicia. Allí vi a otras mujeres esperando, todas con historias similares”, relató a revista Proceso.
El trauma no ha cesado. Cielo sufre crisis emocionales, insomnio y ataques de pánico. “Nadie más que yo sabe lo que es verla llorar, gritar, no poder dormir. Le cambiaron la vida… pero no se la quitaron”.
Los acusados: impunidad y conexiones políticas
El caso es hoy conocido como La Manada de Campeche. Los tres presuntos agresores —Yeshua N., Jorge N. y Ángel N.— no son desconocidos en la entidad. De ellos, solo Ángel N. fue detenido el 10 de julio, casi cuatro meses después de los hechos. Los otros dos siguen libres, pese a que las órdenes de aprehensión se giraron el 15 de abril.
Lo más preocupante son sus vínculos con el poder. De acuerdo a las declaraciones de Liz, Yeshua N. es hijo de una funcionaria del área de comunicación del gobierno estatal. El resto de la manada de agresores de Campeche habrían trabajado en la campaña de Jamile Moguel, candidata de Morena a presidenta municipal.
Estas conexiones podrían explicar las dilaciones en el caso. Durante la declaración de Cielo, funcionarias del Centro de Justicia cuestionaron la identificación de los agresores. “Una dijo que no creía que fueran ellos”, denuncia Liz.
El patrón es alarmante: otras jóvenes han contactado a la familia para contar que sufrieron agresiones similares por parte de los mismos hombres. Algunas no denunciaron por miedo o vergüenza. Yeshua N., por ejemplo, ya había sido señalado en un “tendedero de denuncias” durante el 8M en la Universidad Autónoma de Campeche (UACampeche).
La Manada de Campeche: entre la omisión y la complicidad
El caso ha expuesto las fallas de las autoridades campechanas. Por una parte, la Fiscalía General del Estado (FGECAM), a cargo de Jackson Villacis, ha mostrado lentitud en las investigaciones, mientras que los abogados de oficio asignados inicialmente fueron renunciados el 4 de abril por falta de confianza.
Liz también ha buscado audiencias con Layda Sansores, gobernadora de Campeche, sin éxito. Llegó a buscar a Martha San Román (sobrina de Sansores y directora de Participación Social) y a Liz Hernández, titular de la Secretaría de Gobierno, pero ninguna ha dado respuestas concretas.
La familia acudió también a la Cámara de diputados para pedir intervención, pero el avance es mínimo. El 20 de mayo, Liz organizó una marcha al Palacio de Gobierno para exigir justicia. Acompañada de familiares y amigos, esperaba ser atendida por la gobernadora, pero no fue recibida.
El caso de Cielo refleja un patrón de impunidad en delitos sexuales en México: solo 1 de cada 10 denuncias por violación llega a sentencia condenatoria, según datos del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública.
En Campeche, la situación es particularmente grave pues no existen protocolos claros para atender violencia de género. A esto se suman los presuntos vínculos entre agresores y funcionarios, al menos en este caso. Y la frecuente revictimización durante los procesos judiciales.
Liz lo resume así: “No es fácil hablar de una violación tumultuaria hacia tu hija, pero no nos vamos a callar”.
A más de 100 días de los hechos, la familia ha enviado cartas a la presidenta Claudia Sheinbaum, buscando intervención federal y mantienen presión en redes sociales y medios para exigir que el resto de los integrantes de la Manada de Campeche, Yeshua N y Jorge N, sean detenidos.
El caso CI-2-2025-448 se ha convertido en un termómetro para medir la eficacia (o ineptitud) del sistema de justicia campechano. Mientras, tanto Cielo intenta reconstruir su vida. Dice su madre: “Mi hija es valiente. Denunció para que esto no le pase a otras”.
(Fd Noticias)